El «churrazo» de horror: resbalón obligado
Sé que suena un poco o bastante atípico, raro, freak, pero lo primero que hice al iniciar este 2012 (felicidades a todos los que tienen la amabilidad de leerme, por cierto) fue mirarme una película. Así, crudo y deprimido y con los propósitos hechos apenas horas antes ya convertidos, en tiempo récord, enuna ovillo de olvidos. […]
Sé que suena un poco o bastante atípico, raro, freak, pero lo primero que hice al iniciar este 2012 (felicidades a todos los que tienen la amabilidad de leerme, por cierto) fue mirarme una película. Así, crudo y deprimido y con los propósitos hechos apenas horas antes ya convertidos, en tiempo récord, enuna ovillo de olvidos.
Ciertamente tenía un encargo de naturaleza cinematográfica, pero en vez de esperarme hasta el día 2 o 3 de enero apuré cuanto antes la cita que tenía con el señor Michael Caine, cuyo desempeño histriónico admiro más con cada día que pasa. Revisando su filmografía me crucé, en algunas ocasiones por vez segunda o tercera, con cintas obligadas de su trayectoria, entre ellas El americano, la original Italian Job o la curiosa y a la vez espléndida Escape a la victoria. Y fue justo al realizar este ejercicio que me topé con una extrañísima película que protagonizó hacia principio de los ochenta y cuyo título fue La mano. La trama, por demás excéntrica y de dudosa calidad (un dibujante pierde la mano derecha en un accidente y esta última adquiere vida propia, una vida por cierto inclinada hacia el lado oscuro, pues a la mano le da hasta por el asesinato), en resumen, inserta en la categoría del churrazo, fue llevada al formato de guión por un muy joven Oliver Stone, quien además se colocó en la silla de director.
Desde mi muy particular punto de vista es una cinta que hay que ver, más por su casposa estética -que incluye a un Michael Caine con peinado casi tipo afro-, que por las risas involuntarias que provoca. Además, mientras la miré no pude evitar pensar que, después de todo, el ochenta por ciento de los actores más respetables tarde o temprano pasan por el género del horror, como si se tratara de una manda, una tradición o un requisito indispensable. Curiosamente, la mitad de las veces los resultados son verdaderamente desastrosos. El mismo Caine, por ejemplo, no se conformó con participar en el bodriazo de Oliver Stone que hemos mencionado, pues algunos años después, y como si la lección no hubiera sido suficiente, protagonizó la cuarta parte de Tiburón, a la que no podría salvar ni la liga de la justicia.
Además de estos descalabros, me vienen a la mente la Gothika de Halle Berry, The Eye, con Jessica Alba, o la Dark water de Jennifer Connely, que nada tiene que ver con la original japonesa. Al listado, que se me antoja infinito, agregaría, a botepronto, The Seventh Sign, que Demi Moore en la que Demi Moore participaría en los mejores momentos de su irregular carrera, o In dreams, a la que no salva ni la presencia de Robert Downey Jr. Digo, si hasta Robert De Niro tiene su Godsend, churrazaso por donde quiera vérsele.
Mucho, pero mucho agradeceré si a estos títulos ustedes añaden algunos más. Ya saben, tienen que ser películas chafas que protagonicen actrices o actores a los que generalmente se les respeta por su calidad interpretativa.
Y aquí, por no dejar, el trailer de La mano. Dicen que con lo que ganó con este filme, Caine pudo pagar la reconstrucción de su garage… al menos sirvió para algo:
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