El hoyo en la cerca – Crítica de la película

El hoyo en la cerca, segundo largometraje de Joaquín del Paso tras su Maquinaria panamericana (2017), es una película coral sobre un grupo de adolescentes que llega al campamento de verano Los Pinos. Éste es regido con mano dura por un grupo de hombres maduros, algunos de ellos sacerdotes, que cimientan sus formas en un discurso religioso y moral que pondera lo más abyecto de la masculinidad tóxica.

Partiendo de los estereotipos vinculados a los prejuicios de clase, Del Paso hace guiños al cine slasher, a las películas de crecimiento, a la denuncia social, el drama y hasta la tragedia y el melodrama sin decantarse por ningún género. Opta por hacer una exploración que, a la larga, acaba por dar la idea de que El hoyo en la cerca se construyó a partir de una serie de viñetas que encontraron un punto en común para sostenerse como película.

El grupo de actores, chicos que interpretan a jóvenes de familias acomodadas, tiene destellos en una película que con algunas de sus ambientaciones parece hacer una referencia a El señor de las moscas. No obstante, ésta es eclipsada por sus propias pretensiones de hacer una crítica social sobre las desigualdades, el poder, la religiosidad y, sobre todo, los prejuicios.

Sin desarrollar ningún tema, ninguna historia ni ningún personaje, El hoyo en la cerca carece de un anclaje dramático que establezca un vínculo con la audiencia a pesar de algunos destellos y tensiones dramáticas inquietantes. Todas estas logradas en gran medida por el trabajo fotográfico de Alfonso Herrera Salcedo, premiado en Venecia, y la naturalidad del reparto que al mismo tiempo juega en su contra.

Sin embargo, todo se diluye en el desconcierto. El desconcierto que Del Paso imprime a una historia que es a un tiempo sutil y burda, explícita e implícita, que se aleja y se acerca a sus personajes para subrayar el suspenso efectista que no lleva a ninguna parte.

A partir de que en una caminata los chicos y sus mentores encuentran un hoyo en la cerca que rodea el campamento circundado por un pueblo en medio del bosque, del que los rectores del campamento sólo fomentan los prejuicios sociales del pobre que arrebata, el camino hacia la tragedia está abierto.

Con un énfasis en las doctrinas salpicadas de religiosidad que perpetúan el machismo tóxico, los delirios de poder y la discriminación en un país que se agarra como puede a las estructuras de poder establecidas, El hoyo en la cerca apunta a lo obvio. Una visión maniquea de sus personajes que se vuelve al mismo tiempo visión maniquea de lo que el cineasta pretende criticar.

En la secuencia de la delirante noche del clímax hay elementos que si no se hubiesen dejado increíblemente sueltos hubieran dado un cariz de tremebundo a una película que acaba siendo tremendista.

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Javier Pérez Nadie quiere acompañarlo al cine porque come palomitas hasta por los oídos e incluso remoja los dedos en el extraqueso de los nachos. Le emocionan las películas de Stallone y no puede guardar silencio en la sala a oscuras. Si alguien le dice algo, él simplemente replica: "stupid white man".