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Cine

Elle – Crítica de la película

25-01-2017, 12:52:26 PM Por:
Elle – Crítica de la película

Paul Verhoeven, el director de Bajos instintos, vuelve al cine con su obra maestra y con una excelente interpretación de Isabelle Huppert.

Cine PREMIERE: 4.5
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Es un bicho raro, el tal Paul Verhoeven, habría que suponer que con un apellido así no quedaba de otra. En honor de la ópera de Richard Wagner, el citado señor es holandés y errante, inaprensible como una pluma de ave en medio de un tornado. Hace unas décadas sorprendió con Robocop, escandalizó con Bajos instintos y provocó admiración y abucheos de forma simultánea con la indescriptible Showgirls, para luego medio desaparecerse del mapa tras signar la apenas pasable El hombre invisible, de la que quizá precisamente tomaría la idea de desvanecerse. No fuimos pocos los que luego le perdimos el rastro. Supimos que estaba vivo gracias a La lista negra pero luego volvió a difuminarse, a extrañarse del mundo. En fin, que lo anterior sirva para explicar la doble contundencia que posee Elle, la película: no sólo se trata de la obra maestra de Verhoeven, sino llega justo cuando todo dios se lo imaginaba retirado en un rincón de Ámsterdam, sin más ilusiones que rebanar queso Gouda, andar en bicicleta y regar tulipanes, sumido en un semi retiro profesional sin fecha de expiración.

Es así que contra todo pronóstico, el holandés volvió a la vida cruzando por la puerta grande. En un inicio una cinta modesta que había logrado colarse a Cannes, Elle fue creciendo hasta adquirir las dimensiones de ese tsunami del que nadie puede dejar de hablar. Verhoeven debería sentirse por demás orgulloso de que la publicidad de su cinta no se ha debido tanto a la típica campaña de mercadotecnia como al voz a voz de grado epidémico que se propagó entre las audiencias. Y es que puede gustar o no, pero es imposible quedarse indiferente ante Elle, filme que resumiremos como la historia de una mujer que se reivindica a sí misma –y a su feminidad– a partir de la peor de las vejaciones. O pese a ella. O con ella.

El asunto no sólo parece contradictorio, lo es, pero el holandés consigue que la cinta se mueva en las fronteras de varios conceptos que hoy por hoy son políticamente incorrectos o siquiera de corte delicado –machismo; parafilias; violencia gratuita– sin nunca entrar de lleno en ellos, sumergiendo únicamente la punta del pie. Es posible, sin embargo, que la ecuación no hubiese salido tan bien resuelta sin la ayuda de Isabelle Huppert, sin duda la representante más talentosa de cinematografía francesa actual y, muy probable y merecidamente, la cuarta actriz gala en quien recaerá un Oscar.

Elle crítica de la película

Dotada de ese rostro que en un momento puede proyectar la máxima ternura del mundo para después tornarse en la careta de la asesina más despiadada –una que te corta el cuello y te ve a los ojos mientras se bebe tu sangre–, Huppert es la única mujer capaz de llenar los zapatos de Michèle Leblanc. Forjada en la sórdida escuelita de Michael Haneke, Huppert es de lo más creíble como la dueña de una compañía de videojuegos que, tras sufrir un agresivo abuso sexual, cae en una espiral psicológica intrincadísima, donde el deseo, el dolor y la confusión son a veces la misma cosa. Echando mano de esa maestría con la que sabe retratar a personajes femeninos complejos –la personalidad de Catherine Tramell de Bajos instintos no era, digamos, plana– Verhoeven permite que Huppert-Michèle revele su peculiar universo a cuentagotas, si es con actos mediante onanismos silenciosos y asépticos, y si es vía diálogos con apenas dos o tres frases que nos dejan en claro su incapacidad de relacionarse socialmente –se trate de su hijo, su madre, su exesposo o la masoquista de su mejor amiga–. Es cierto que uno como espectador puede sentirse sumamente inquieto al no saber muy bien qué hacer con un personaje como Michèle, pero es justo eso lo que hace de éste un filme único.

Elle crítica de la película

Compasión, rechazo, empatía, excitación… todo ello es capaz de generar esta sobreviviente del horror que ha rechazado una y otra vez el impulso de autocompadecerse, que cada día hace lo necesario por no ceder ni medio milímetro el control –sobre sí misma y sobre los otros– aunque con ello, como es el caso, ponga en riesgo su vida y su cordura. Tales elementos convierten a Elle en una película cien por ciento contemporánea, incapaz de haberse proyectado hace apenas diez años pero de la que se seguirá hablando seguro dentro de 15. O dentro de cinco. Por lo menos, hasta la próxima vez que el holandés errante se digne en volver.

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autor Carlos Jesús (aka Chuy) es escritor y periodista freelance. Desde 2006 radica en Berlín, desde donde colabora para distintos medios. Sus pasiones son su familia, la cerveza, escribir relatos y el cine de los setenta.
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