En guerra – Crítica
En guerra tiene un mensaje consciente y oportuno, llevado en un estilo difícil de lograr, pero abusa demasiado de sus recursos.
El estilo de En guerra (estreno disponible en Casa Caníbal) es admirable, pues no es algo fácil de lograr. Es una cinta que recae casi por completo en diálogos, conversaciones que rápidamente escalan hasta volverse batallas. Lo sorprendente es que en realidad es sólo eso, pues la película no deja de repetir el mismo tipo de escena. Impresiona por el hecho de que funciona, pero también el abuso de sus recursos narrativos puede llegar a volverse cansado.
La cinta retrata una guerra entre un grupo de empleados que quieren proteger sus empleos y los jefes de la empresa que decidieron cerrar la fábrica en la que laboran. La situación de por sí es frustrante, pero el director Stéphane Brizé decide potenciar ese aspecto con escenas llenas de gritos y mala comunicación, en donde el infame 1% hace lo que quiere con la vida de los trabajadores, mientras ellos tratan de expresar sus puntos a oídos sordos. En ese sentido, la postura de la cinta es clara y es transmitida con efectividad.
El diálogo, como ya comentamos, es lo más interesante de la propuesta de Brizé. Su ritmo está muy bien cuidado, lo cual genera un sentimiento de naturalidad y realismo. Las personas atropellan las palabras de los otros, la pasión interrumpe ideas mesuradas, la intensidad sube de un segundo a otro. Estas escenas enganchan porque provocan el mismo morbo que ver una discusión acalorada en la calle; son igual de impredecibles y desordenadas.
Brizé sabe el morbo que sus escenas provocan y decide filmar las discusiones como si nosotros estuviéramos ligeramente fuera de la acción, esquivando cabezas para poder ver bien a los protagonistas. El recurso es inteligente, pero Brizé abusa de él. Lo usa todo el tiempo (prácticamente todos los emplazamientos). Su abuso hace que el efecto se sienta artificial. Y no es una decisión de estilo intrascendente. Su objetivo claramente es jalarnos más a la acción, pero hay momentos en los que hace lo contrario y sólo distrae.
También utiliza demasiados segmentos en estilo de noticiero. Al principio sirven para comunicar la escala del evento, pero después su función se reduce a dar exposición de la forma más sosa posible. Esto incluye a la última escena, la cual pide a gritos una ejecución más inspirada. Pero a pesar de sus problemas, En guerra es un relato bien escrito sobre el peso de luchar contra las injusticias de la clase alta. Nadie puede decir que su mensaje no es oportuno.
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Sebastián Valencia Apasionado de la animación y el cine de romance. Mi director favorito es David Fincher. Y me gusta el rap.
