En las buenas y en las malas – Crítica

Cuando le preguntamos al director Gabriel Barragán Sentíes qué fue lo que lo motivó para escoger esta historia –basada en la película chilena Que pena tu boda de Nicolás López– como su primer largometraje, el director nos contestó: «me llamó mucho la atención poder hacer una comedia desde el punto de vista masculino». Este aspecto es el aliciente más grande de la cinta y algo que la distingue dentro del género de las comedias románticas. Conocer este relato desde la mirada y la voz de Sebastián (el protagonista) le aporta frescura a este relato y una perspectiva distinta a una historia predecible.

Después de asistir a la boda de una de sus mejoras amigas, Valeria (Zuria Vega) comienza a cuestionarse la seriedad y el compromiso de su propia relación con Sebastián (Alberto Guerra), con quien lleva más de tres años de novios. Cuando Valeria descubre que está embarazada, Sebastián siente la presión de pedirle matrimonio. Mientras se acerca la inminente fecha de la boda, ambos serán confrontados con su miedo al compromiso cuando Sebastián conoce a la seductora Pamela (Macarena Achaga) y Valeria tiene que lidiar con Carolina (Natalia Téllez), una wedding planner cuyo objetivo es organizarle una boda de cuento de hadas.

La premisa del filme gira en torno a responder la siguiente cierta pregunta: ¿qué pasa cuando te atreves a romper las etiquetas y salir de lo convencional? Antes de sentir esta apabullante presión por parte de amigos, familiares y las redes sociales por formalizar su compromiso, la relación de Sebastián y Valeria es presentada como estable y armoniosa. Su relación no es una historia rosa exenta de fallas, pero la meta de la cinta es construir un argumento sobre como cada relación tiene su propia naturaleza, su propio diálogo y sus propias pautas. La conclusión: seguir las convenciones de la sociedad en el amor es la receta perfecta para un desastre.

Además de ser el primer proyecto para la pantalla grande de Sentíes, este filme es también la primera incursión en el cine de Macarena Achaga, Natalia Téllez, Christian Chávez y Omar Villegas. Anclados por la química entre los protagonistas Zuria Vega y Alberto Guerra (quienes son pareja en la vida real), los viajes personales de cada uno de los personajes secundarios que también se encuentran en este camino por reforzar o romper un estereotipo, le aportan diversidad y comicidad a la trama y refuerzan la premisa de la cinta.

Sin embargo, en esta exploración cuyo objetivo es salir de lo tradicional y las «reglas» que dicta la sociedad en cuanto a las relaciones, la película termina por caer en algunos de los mismos clichés de los que se trata de separar. En las buenas y en las malas es otra cinta –como la reciente La boda de mi mejor amigo– que se protege y justifica dentro del factor remake para no proponer nada más allá de una tropicalización de una fórmula universal. A pesar de que la cinta comparte reflexiones atractivas sobre las relaciones, el optar por seguir un camino ya pautado y no proponer nada nuevo parece una contradicción directa del tema de individualidad que se esfuerza por transmitir.

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Amanda Adame Comunicóloga para quien el cine y la fotografía son las mejores maneras de ver la vida. Es fan de Sofia Coppola y la estética de Wes Anderson, añora décadas pasadas y piensa que todo el mundo debería irse en un road trip por lo menos una vez en la vida.