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Actores que superaron el encasillamiento

13-05-2020, 7:18:46 AM Por:
Actores que superaron el encasillamiento

El encasillamiento puede terminar con una carrera histriónica. No fue el caso de estos actores, que lo aprovecharon como motivación para potenciar sus trayectorias.

Todo actor sueña con encontrar una película que impulse su carrera a lo más alto, pero cuando esta oportunidad finalmente llega, son muchos los actores y actrices que deben enfrentarse a ser encasillados. Algunos permanecen ahí para siempre, pero otros prefieren salir de la zona de confort para despojarse de las etiquetas y demostrar su verdadero talento. 

Tal fue el caso de estos actores que superaron el encasillamiento para posicionarse entre los grandes exponentes histriónicos del cine.

Anne Hathaway

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La neoyorquina tuvo un debut de ensueño con El diario de la princesa (2001), uno de los grandes clásicos familiares de los últimos tiempos y donde trabajó con leyendas como Garry Marshall y Julie Andrews. Sin embargo, este mismo éxito le acercó peligrosamente al encasillamiento con Ella está encantada (2004) y El diario de la princesa 2 (2004), que parecían estancarla en el rol de la eterna princesa de cuento de hadas.

Convencida de la necesidad de cambiar esta faceta infantil, la actriz se decantó por una renovación extrema con Havoc (2005) y Secreto en la montaña (2005) con las que abordó problemas de una joven en su transición a la edad adulta. Un esfuerzo que eventualmente le llevó a la exitosa El diablo viste a la moda (2006) y El casamiento de Raquel (2008) que le dio su primera nominación al Premio de la Academia.

Actualmente es considerada una de las actrices más polifacéticas de su generación, con una carrera que incluye indie, animación e incluso adaptaciones de comics, sin olvidarnos de su paso por el musical con Los miserables (2012) que le valió el Oscar a Mejor actriz de reparto.

«Tengo un mejor enfoque para la búsqueda”, aseguró a Holmes Place. “Como resultado de identificar lo que quería hacer, he mejorado. Me estoy inspirando para encontrar guiones que signifiquen algo para mí».

A pesar de esta evolución, Hathaway siente gran cariño por el personaje de Mia Thermopolis y el cine familiar, lo que incluso le llevó de vuelta a la realeza fantástica con una peculiar interpretación de la Reina Blanca en Alicia en el País de las Maravillas (2010) y A través del espejo (2016).

Michelle Williams

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Dawson’s Creek fue una de las series más populares de su tiempo, pero al igual que muchos otros shows exitosos, sus protagonistas batallaron por despegarse de sus respectivos personajes en busca de otros proyectos. La única que lo logró del todo fue Michelle Williams, apoyada por su buen trabajo en Secreto en la montaña (2005) y que le llevó a muchos otros proyectos ambiciosos como Triste San Valentín (2010), Mi semana con Marilyn (2012) y Manchester junto al mar (2016), todos dominados por su naturaleza reflexiva y dramática.

La actriz también ha tenido un paso importante por las grandes producciones como Oz el poderoso (2013), El gran showman (2017) y Venom (2018), sin olvidar su trabajo con grandes directores como Martin Scorsese y Ridley Scott en La isla siniestra (2010) y Todo el dinero del mundo (2017). Sobre su elección de roles, Williams admitió a The Playlist:

“Me gustaría que siempre hubiera una línea clara y artística, pero en cierto punto, debes hacerte al hecho de que estás envejeciendo, vives en el mundo y tienes necesidades. En mis 20 no era consciente de la jubilación, el mercado inmobiliario o la matrícula universitaria; hacía lo que quería hacer. Ahora, a veces hago lo que quiero hacer, pero también tengo que tomar decisiones que cuiden a mi familia. Entonces, la toma de decisiones está por todas partes. Solía ser una cosa, pero ahora son muchas cosas».

Steve Carell

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Pequeña Miss Sunshine (2006) y Dan en la vida real (2007) demostraron que Steve Carell tenía facilidad para el drama, pero poco pudieron hacer por arrancarle la etiqueta cómica ganada con The Office (2005), Saturday Night Live y Virgen a los 40 (2005), y reforzada con Súper agente 86 (2008) y Mi villano favorito (2010), entre otros títulos. No fue sino hasta el 2014 que el mundo se percató de que su talento iba más allá de las risas con un estupendo trabajo en Foxcatcher, que le valió una nominación al Oscar y desató una reacción en cadena que le llevó a proyectos como La gran apuesta (2015), Café Society (2016), El vicepresidente: Más allá del poder (2018), Beautiful Boy: Siempre serás mi hijo (2018) y Bienvenidos a Marwen (2018), por nombrar algunos.

Aunque el actor no olvida sus hilarantes raíces, ahora prefiere alternar géneros para garantizar una carrera mucho más variada que le permita explotar sus diversas dotes y demostrar su verdadero talento. O como dijera el propio actor a The Talks:

“Si tomas decisiones para demostrarle algo a alguien, no creo que eso beneficie a nadie. Entonces, si la gente piensa en mí como un actor cómico o un actor dramático o lo que sea… ¡Está bien! Me siento afortunado de conseguir trabajo y trabajar, para que las personas puedan pensar lo que quieran”.

Emma Watson

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Mientras Daniel Radcliffe esquivó el encasillamiento de Harry Potter con títulos mayoritariamente alternativos, Emma Watson se alejó de Hermione Granger con una filmografía que se decantó por la diversidad. Empezó con una modesta participación en Mi semana con Marilyn (2011), para luego encarrilarse a un nuevo young adult con Las ventajas de ser invisible (2012).

Esto le llevó a grandes cineastas como Sofia Coppola y Darren Aronofsky, a proyectos de alto riesgo como Colonia (2015) y Regresión (2015) y de vuelta al blockbuster en La bella y la bestia (2017), para finalmente jugar un rol fundamental en la más reciente adaptación de Mujercitas (2019). A pesar de su enorme popularidad, la británica siempre ha dejado claro que muchas de sus decisiones profesionales han sido pensando en una vida que sea lo más sencilla posible.

“Me siento cuerda, me siento normal y yo misma”, confesó a Vogue. “Creo que eso es lo que más orgullosa me hace sentir. Porque a veces lo veo todo y digo: ‘Tuve suerte de salir al otro lado de eso’.”

Daniel Radcliffe

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La historia cinematográfica dicta que las carreras de niños y jóvenes actores no siempre es la más exitosa, pero esta premisa no impidió que Daniel Radcliffe madurara para convertirse en uno de los exponentes más completos de su generación. Este posicionamiento implicó una ruta de alto riesgo con roles que lo alejaron lo más posible del Wizarding World: el primero recurrió a una vía completamente alejada del blockbuster con títulos como La dama de negro (2012), Kill Your Darlings (2013), Horns (2013), Suiss Army Man (2016), Imperium (2016) e incluso Miracle Workers (2019), cuyo único punto en común es el franco distanciamiento con el niño que vivió con lo que muchos han catalogado de personajes extravagantes.

El británico no coincide en este último punto al explicar a Variety que “la gente me vio tocar una cosa durante tanto tiempo que parece más notable que haga muchas cosas diferentes ahora”. Estas decisiones no le han privado de retornos eventuales al mundo de las superproducciones con Victor Frankenstein (2015) y Los ilusionistas 2 (2016), pero siempre reiterando su interés por los roles desafiantes.

Todo esto ha provocado que muchos se pregunten si Daniel Radcliffe estaría dispuesto a regresar a la saga mágica para una potencial adaptación de El legado maldito.

“No me gusta decir que no a las cosas”, reconoció al mismo medio, “pero no es algo que me interese ahora […]. Me gusta la flexibilidad que tengo con mi carrera ahora. Y no quiero entrar en una situación que me tenga comprometido con una serie con años de antelación”.

Kristen Stewart

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La habitación del pánico (2002) y Camino salvaje (2007) le auguraban una carrera prometedora, pero el camino se tornó turbulento con su incorporación a Crepúsculo (2008) que amenazaba con encasillarle ante los ojos del público.

La actriz alternó la saga con proyectos como Adventureland (2009), The Runaways (2010) en un esfuerzo por alternar esta perspectiva. Blanca Nieves y el Cazador (2012) parecía ser su mejor oportunidad para lograrlo al iniciar una nueva franquicia que reinventaría el cuento de hadas con la princesa convertida en una auténtica guerrera, pero la posibilidad si diluyó por un escándalo que le privó de regresar para la secuela.

Irónicamente, este tropiezo le abrió las puertas a un cine independiente en el que ha madurado con títulos que no apuntan a la temporada de premios sino a la reflexión social, como es el caso de Camp X-Ray (2014), Certain Women (2016) y Personal Shopper (2016) por nombrar algunas. Esta vía le ha dado tanto reconocimiento que le ha permitido regresar al cine más comercial con Los Ángeles de Charlie (2019) y Underwater (2020).

La actriz confesó a Indiewire que esta alternancia no cambia sus sensaciones al momento de empezar a filmar, pues “cada vez que acepto hacer una película estoy aterrorizada. Pienso: ‘Dios mío, ¿realmente voy a decirles que puedo hacer esto?’ Pero luego salto. Siempre es lo mismo, el presupuesto no hace ninguna diferencia”.

Robert Pattinson

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Todo apuntaba a que la carrera de Robert Pattinson quedaría marcada para siempre por Crepúsculo, uno de los young adults más polémicos de los últimos tiempos por su distorsión del mito vampírico en beneficio de un romance juvenil. En su lugar, el actor alternó la franquicia con proyectos de otra naturaleza como Recuérdame (2010), Agua para elefantes (2011) y Ben Ami (2012), para finalmente dar el paso definitivo al indie con Cosmópolis (2012).

La cinta generó opiniones encontradas entre la crítica, pero fue un paso decisivo en la carrera del actor que, desde entonces, ha colaborado con realizadores de la talla de David Cronenberg, Claire Denis (High Life) y Robert Eggers (El faro), entre otros. Este recorrido hizo que muchos se sorprendieran con su retorno al blockbuster con Tenet (2020) de Christopher Nolan y The Batman (2021), cuando lo cierto es que hace tiempo reveló a People:

“Atravieso periodos en los que pienso ‘quiero hacer una película comercial’. Y entonces pienso, una vez alguien me dio un gran consejo, me dijo que las únicas personas felices son las que hacen lo que quieren hacer”.

Matthew McConaughey

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Tuvo un paso aceptable por el drama en los primeros años de su carrera, al pasar por cintas como Tiempo de matar (1996), Contacto (1997), Amistad (1997) y U-571 (2000), pero sus esfuerzos por forjar una trayectoria seria se tambalearon con su incursión en Experta en bodas (2001) y Cómo perder a un hombre en diez días (2003) que lo sumieron en el mundo de las comedias románticas.

Más grave aún fue que ni siquiera estuvo cerca de convertirse en referente dentro del género, pues su elección de proyectos era cada vez peor con Soltero en casa (2006), Amor y tesoro (2008) y Los fantasmas de mis ex (2009). El actor admitió a The Guardian:

«Las cosas que realmente me interesaban, no me las ofrecían”, lo que le hizo enfocarse en roles de naturaleza indie, convencido de que “no corría de nada, corría hacia algo”.

Este cambio le llevó a Killer Joe (2011), que borró los viejos estigmas, le permitió mostrar el talento adquirido con los años y le llevó a títulos como Mud (2012), Magic Mike (2012), El club de los desahuciados, que le valió el codiciado Oscar (2013), Interestelar (2014) y True Detective (2014).

Amy Adams

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Obtuvo su primera nominación al Oscar el 2005 por Junebug, pero no saltaría a la fama sino hasta dos años después por Encantada (2007). Su divertida interpretación no la sumió en filmes infantiles ni fantásticos, sino en el rol de la chica dulce, inocente e ingenua que sufre ante las adversidades del mundo que le rodean siendo La duda (2008) y Julie & Julia (2009) los mejores ejemplos.

“Podía entender que la gente pensara ‘tal vez esto es lo que hace’,” admitió a The Hollywood Reporter. “Quise desafiarme e interpretar distintas caras de mi psique y personalidad. Definitivamente buscaba algo que se sintiera como algo más”.

Esta búsqueda le llevó a El peleador (2010) donde encarnó a una mujer cuya fortaleza y decisión resulta contagiosa para el personaje titular, quien se ve motivado para enfrentar a su familia en busca de las decisiones más convenientes para su carrera. Para muchos es la película que la afianzó entre las mejores actrices de su generación y que le llevó a proyectos tan diversos como The Master (2012), Animales nocturnos (2016), La llegada (2016) y la miniserie Sharp Objects (2018).

Julia Roberts

Magnolias de acero (1989) representó la primera gran actuación de Julia Roberts, pero fue Mujer bonita (1990) la que le dio reconocimiento mundial al convertirla en todo un referente de la comedia romántica. Los distintos títulos estrenados en años siguientes, entre los que figuran Línea mortal (1990), Durmiendo con el enemigo (1991), Hook (1991), El informe película (1993) y Michael Collins (1996) no lograron cambiar su imagen de reina del género, que sólo aumentó con La boda de mi mejor amigo (1997), Un lugar llamado Notting Hill (1999) y Novia fugitiva (1999).

Lejos de desesperarse por el encasillamiento, la actriz confesó a Closer Weekly que «siempre he sentido, incluso cuando necesitaba pagar mis cuentas, que las cosas te encontraban en ese momento, cuando son perfectas para que las entiendas y puedas ejecutarlas».

La oportunidad llegó con Erin Brockovich (2000) le permitió mostrar una cara completamente distinta que le valió su primer Premio de la Academia y que le llevó a proyectos mucho más interesantes como Confesiones de una mente peligrosa (2002), Closer (2004), Las vueltas del destino (2013) y Homecoming (2018), eso sí, sin olvidarse de lleno de las feel-good movies que tan buenos resultados le han dado.

Harrison Ford

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A diferencia de lo sucedido con sus compañeros Mark Hamill y Carrie Fisher, quienes nunca pudieron distanciarse plenamente de Star Wars, Harrison Ford superó un posible encasillamiento como Han Solo gracias a su participación en Cazadores del arca perdida (1981) y Blade Runner (1982) que estrenaron previo al desenlace de la Trilogía Original.

Esto resultó en un cruce complementario para el actor: un mercenario espacial con el que exhibió su talento y carisma ante las audiencias, un arqueólogo que le permitió demostrar que era capaz de cargar con un proyecto individual sobre sus hombros y un cazador de replicantes que le alejó del blockbuster convencional.

Todo fue al alza desde entonces con otros proyectos de alto calibre como Juego de patriotas (1992) y El fugitivo (1993) y directores de enorme talento como Roman Polanski, Peter Weir, Mike Nichols y Sydney Pollack. Este vasto recorrido no le impidió regresar a la tercera trilogía de la saga galáctica, tras confesar a GQ que “resultó muy interesante descifrar las capas y los niveles de complicación emocional [de Solo] y se introducen algunas temáticas muy interesantes”.

Brad Pitt

Su paso por la exitosa serie Dallas (1987) con 24 años fue determinante para sentar las bases de su carrera, pero no le fue de gran ayuda para ser tomado en serio por una industria que prefería decantarse por su apariencia física que por su capacidad actoral. Esto fue especialmente evidente con las exitosas Mundo Kool (1992), Kalifornia (1993), Entrevista con el vampiro (1994) y Leyendas de pasión (1994) que no pudieron separarle del encasillamiento, sino que terminaron sumiéndolo más en el mismo.

La historia sólo empezó a cambiar en un 1995 de ensueño con Se7en y Doce monos: la primera detonó una brillante alianza con David Fincher; la segunda le valió su primera nominación al Oscar. Ambas le llevaron a filmes de calidad como El club de la pelea (1999), Snatch (2000) y Juego de espías (2001), pero no impidieron las recaídas con Enemigo íntimo (1997), ¿Conoces a Joe Black? (1998) e incluso Troya (2004), siendo esta decisiva para su cambio en la elección de proyectos.

“Me di cuenta de que la forma en que se contaba la película no era como quería que fuera”, explicó a Collider. “¿Qué estoy tratando de decir sobre Troya? No pude salir del medio del cuadro. Me estaba volviendo loco. [Era] una cosa comercial. Cada toma era como, ¡aquí está el héroe! No hubo misterio. En ese momento, tomé la decisión de que solo iba a participar en historias de calidad. Fue un cambio que condujo a la próxima década de películas”.

Vaya que cumplió, pues sólo un par de años después se arrancó todas las etiquetas con Babel (2006). Desde entonces ha participado en algunas de las mejores películas de los últimos años, pero los estigmas impidieron el reconocimiento definitivo de la Academia hasta que Había una vez… en Hollywood (2019) le dio la codiciada estatuilla a Mejor actor de reparto que le afianzó entre los grandes actores de su tiempo.

Natalie Portman

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Natalie Portman demostró sus cualidades histriónicas desde su debut en El perfecto asesino (1994), lo que le llevó a trabajar con cineastas como Michael Mann y Tim Burton. Estos antecedentes hicieron pensar que su incorporación a Star Wars en el papel de Padmé Amidala marcaría su consolidación definitiva, pero las opiniones encontradas alrededor de las precuelas casi terminan con su carrera.

“Todos pensaban que era una actriz terrible”, recordó la actriz a The New Yorker. “Estuve en la película más taquillera de la década y ningún director quería trabajar conmigo”.

El rescate sólo fue posible gracias a que Mike Nichols la incorporó en la puesta de escena de The Seagull y la recomendó con Anthony Minghella para Regreso a Cold Mountain (2003), luego vino su nominación al Oscar con Closer (2004) dirigida por el propio Nichols, lo que la llevó con Tom Tykwer para V de Venganza (2005) y así sucesivamente hasta construir una de las carreras más importantes del cine contemporáneo.

Su punto más alto llegó con el Premio de la Academia por El cisne negro (2010) que la consolidó del todo, le abrió las puertas a una mayor variedad de proyectos e incluso le permitió imponer condiciones a una franquicia tan poderosa como el Marvel Cinematic Universe.

Tom Hanks

El carisma de Tom Hanks hizo que sus primeros pasos destacados en la actuación fueran en la comedia con títulos como Splash (1984), El hombre del zapato rojo (1985) y Quisiera ser grande (1988) que le dio su primera nominación al Oscar. Esto resultó en una carrera con altibajos, pero siempre concentrada en el mismo género, hasta que el californiano decidió tomar otra ruta con Philadelphia (1993), que no sólo le dio el Oscar a Mejor actor, sino que demostró su capacidad para llevar cintas de naturaleza netamente dramática, una posición que refrendó sólo unos meses después con Forrest Gump (1994) que le dio su segunda estatuilla consecutiva.

Desde entonces, el histrión ha deambulado libremente por una amplia gama de proyectos que van de la comedia romántica al bélico, pero siempre con la misma efectividad. Podría pensarse que el actor es sumamente meticuloso con la elección de papeles, cuando él mismo admitió en entrevista con Oprah Winfrey que “es todo presentimiento […]. Leer un guión suele ser tan emocionante como leer un documento legal repetitivo, por lo que cuando lees uno que te hace sentir como si estuvieras viendo la película, sabes que es algo diferente”.

Leonardo DiCaprio

Leonardo DiCaprio demostró su talento muy temprano en su carrera con ¿A quién ama Gilbert Grape? (1993), que incluso le valió su primera nominación al Oscar. Un reconocimiento clave para impulsar su trayectoria, pero también para dotarle de una enorme popularidad que casi le encasilla como un simple ídolo juvenil.

Esta etiqueta alcanzó su punto más dramático con títulos como Rápida y mortal (1995), Romeo + Julieta (1996) y muy especialmente Titanic (1997), al grado que por años se ha especulado que la Academia no le consideró para terna a Mejor actor por esta razón. El hombre de la máscara de hierro (1998) y La playa (2000) no fueron de gran ayuda para quitarse la imagen que muchos le habían otorgado, pero el panorama finalmente cambió en 2002 con su participación en Pandillas de Nueva York y Atrápame si puedes, dirigidas por los míticos Martin Scorsese y Steven Spielberg, y coprotagonizadas por titanes de la actuación como Daniel Day-Lewis y Tom Hanks.

De nueva cuenta fue ignorado por el máximo certamen hollywoodense, pero esto poco importaría, pues el camino ascendente había comenzado y no descendería nunca más. Hoy en día, DiCaprio es considerado uno de los grandes actores de su generación, así como uno de los más selectivos, al grado que su tiempo parece reservado sólo para los grandes cineastas.

“Podría decirse que apunto a los directores con los que quiero trabajar”, explicó DiCaprio a USA Today. «Mi teoría es que el cine es el medio del director. Son la parte fundamental para que una película sea memorable”.

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autor Algún día me uniré a los X-Men, la Alianza Rebelde o la Guardia de la Noche. Orgulloso integrante de Cine PREMIERE desde el 2008.
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