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Entrevista: Raoul Peck, nominado al Oscar por I Am Not Your Negro

16-02-2017, 12:23:08 PM Por:
Entrevista: Raoul Peck, nominado al Oscar por I Am Not Your Negro

Desde la Berlinale, platicamos con el director que esté año competirá por el Oscar a Mejor documental.

El director y activista Raoul Peck se halla en la Berlinale con dos películas bajo el brazo: The Young Karl Marx, cinta de la que ya hemos hablado, y I Am Not Your Negro, la cual fue presentada en la sección Berlinale Special y con la que contendrá por el premio por Mejor documental en la próxima ceremonia de los Oscar y cuya narración corre a cargo de Samuel L. Jackson.

Vestido de manera formal y haciendo gala de maneras afables y educadas, el cineasta haitiano nos recibe para hablar no sólo sobre la figura de James Baldwin (escritor y pensador afroamericano que fue una figura básica en la lucha por los derechos civiles en la segunda mitad del siglo XX) y las razones que lo llevaron a filmar I Am Not Your Negro, sino también de la base ideológica que puede identificarse en todas sus películas y, en general, en su manera de percibir el mundo. Aquí la entrevista:

¿Podría contarnos cómo es que llegó a la decisión de hacer cine?

Llegué al cine a través de la política, digamos que a través de un compromiso cívico que decidí adoptar. El cine siempre ha sido algo que tiene que ver con mi vida, con mi experiencia, y por su puesto, con mi experiencia política. Con cada proyecto que hago desarrollo una conexión orgánica, pues me entrego a la investigación al cien por ciento y dejo mi vida privada a un lado. Cuando te tomas algo tan en serio tienes que estar convencido de que estás desarrollando algo concreto, sólido. Y puedes estar seguro que eso sucedió con los dos proyectos que ahora se presentan en el festival. A decir verdad, nunca me he visto como un cineasta que quiere contar historias, sino más bien como alguien que tiene una gran responsabilidad, como negro y como alguien nacido en el tercer mundo, de mostrar a las nuevas generaciones una perspectiva diferente de la sociedad, del mundo. 

 

¿Cuál fue el motivo principal para filmar I Am Not Your Negro?

En realidad no tenía otra opción, ni como artista ni como la persona políticamente comprometida que considero que soy. Me llevó diez años prepararla. Desde el inicio del proceso pude ver claramente que algo sucedía y sigue sucediendo: diferentes movimientos alrededor del mundo, incluyendo, por supuesto, la cuestión de derechos civiles en los Estados Unidos. Y también lo que ha pasado en Europa, donde atestiguamos cómo las políticas de centro izquierda cada vez se inclinan más hacia la derecha, o el levantamiento de los partidos populistas en Occidente, etcétera. Todas estas cosas construyen un momento histórico en el desarrollo del mundo capitalista. Por lo general todos nosotros, incluyendo los periodistas, nos enfocamos demasiado en lo acontecido en los últimos eventos, lo que nos impide tener una visión más general de lo que está sucediendo. Cuando te echas para atrás y observas, por ejemplo, los cambios que ha habido desde la crisis del petróleo en los 70, es fácil darse cuenta de la existencia de transformaciones profundas, en los bancos, en las instituciones, en la industria, etcétera, cuyas consecuencias repercuten hasta hoy día. En este sentido lo que yo quiero, mi trabajo, por decirlo de otra manera, es colocar los cimientos de algo que permita a la gente tener una visión más amplia de lo que acontece alrededor nuestro.

 

¿Por qué escogió la obra del escritor James Baldwin como el hilo conductor de I Am Not Your Negro?

Es un autor del que se hablaba mucho hace 40 o 50 años pero cuyo legado se hallaba un tanto perdido… Fue justamente por eso. Me sentí con la obligación rescatar su pensamiento. He escuchado a gente citándolo sin siquiera saber que lo que dicen fue escrito por él. Cuando yo era joven no había demasiados autores que yo sintiera que verdaderamente me enriqueciesen, pero él sí. Jugó un papel importante en mi vida. Baldwin describió al mundo no sólo desde el punto de vista de un hombre negro o de un hombre negro homosexual, sino que lo describió desde una perspectiva profundamente humanista. Su pensamiento no está dirigido a la gente negra sino, en realidad, a la gente blanca. Les dice: ésta historia es tu historia, tú la construiste, así que la responsabilidad de cambiar las cosas no es de los negros, de las minorías, sino tuya. Baldwin nos pone a todos frente a frente a nuestra responsabilidad. ¿Somos de verdad inocentes? Él nos responde: muchas guerras se han hecho en tu nombre, la discriminación se hace en tu nombre. Sus palabras ahora ciertamente son más impactantes que hace sesenta años.

 

¿Qué fue lo que le permitió a usted hallar esa visión más general de las cosas, visión que, por cierto, está siempre presente en su cine?

Creo que el haber tenido la oportunidad de vivir en diferentes sitios y de ir a tantos lados. Yo ya no creo a ciegas en cualquiera que sea la propaganda que me es proporcionada en cada país que visito. Cuando era más joven y estaba en Estados Unidos escuchaba a los políticos de esa nación hablando de la democracia, y al mismo tiempo Estados Unidos apoyaba en mi país al peor régimen dictatorial que ha habido jamás. No defiendo por completo a Fidel Castro, pero me molesta el dejo de arrogancia que algunas personas muestran cuando hablan de él. Cuando Sudáfrica invadió Angola no fue el mundo occidental el que vino a auxiliar, a mediar, sino que fue Cuba. Y cuando en Haití tuvimos problemas serios hace unos años, Cuba mandó a 80 doctores que trabajaron por casi nada. Esa también es la realidad, pero hemos perdido la habilidad de pensar de una manera global. Vivimos en la era de la globalización, sí, pero no tiene porqué haber sólo una manera de ver el mundo. Hemos perdido la complejidad del mundo.

 

En México estamos seriamente preocupados por la ascensión de Donald Trump al poder, ¿qué consejo daría a los cineastas comprometidos, a los artistas mexicanos para afrontar de alguna manera esta situación?

En realidad no poseo ninguna receta. Yo les diría: recuperen a pensadores como James Baldwin o como (Karl) Marx. Son la base de todo. Autores como ellos proveen las herramientas básicas que uno necesita para desarrollar, ya como artista, ya como cineasta, su propio análisis. Eso es lo que, por ejemplo, hizo (Thomas) Piketty (reconocido economista y pensador francés) en su trabajo: retomar los números y las estadísticas para demostrar algo. De este tipo de razonamientos surgen las preguntas básicas: ¿cuál es la situación de la sociedad?; ¿cuáles son los números que se identifican con esta sociedad y cuál es la conciencia relacionada con esos números?; ¿por qué este grupo de gente votó precisamente por este demente? Eso es el trabajo que debemos realizar. Nuestra labor a largo plazo. Nos hemos vuelto mentalmente flojos y es hora de ponerle un alto a esa pereza. Hay que entender cómo funciona el mundo antes de hacer un intento por describirlo.

 

¿Ha cambiado algo en la situación de las minorías negras en estos diez años que tardó en desarrollar el documental?

No. En los últimos 60 años toda familia afroamericana ha tenido un familiar que ha muerto o ha sido violentado por una cuestión racista. En los 60 todavía había sitios en los Estados Unidos donde se linchaban a los negros. No ha pasado demasiado tiempo. Tentemos una visión muy selectiva de la realidad. Ha habido ciertos avances en el arte, en el cine, pero todavía falta mucho por hacer. Hace un año surgió la discusión «Oscars so white» pero me pareció muy superficial. Para mí el problema no estriba en las películas que ya se han hecho, sino en aquellas que se harán, o en las que deben hacerse. ¿Quién es la persona que da luz verde a las películas y bajo qué parámetros? Si uno va a un estudio se encontrará a siete ejecutivos que opinarán acerca de tu propuesta, acerca de lo que piensas del mundo, y no dejarás que continúes sino que, por el contrario, te aleccionarán incansablemente. Te dirán: “no, tu película tiene que ser así, o de esta otra manera, lo que necesitamos es…”, y mientras no cambie esto no habrá una transformación sustancial en el modo de hacer cine. Es en ese punto en el que los cineastas debemos concentrarnos. En este año somos cuatro directores negros nominados para el Oscar por Mejor Documental pero ello no se debe a una cuestión estructural sino a mera coincidencia, a puro azar.

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autor Carlos Jesús (aka Chuy) es escritor y periodista freelance. Desde 2006 radica en Berlín, desde donde colabora para distintos medios. Sus pasiones son su familia, la cerveza, escribir relatos y el cine de los setenta.
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