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Cine

FERAL: La película mexicana que usa el falso documental para aterrarnos

08-07-2021, 5:27:47 PM Por:
FERAL: La película mexicana que usa el falso documental para aterrarnos

Un sacerdote oculta en su casa a tres niños salvajes en la ópera prima de Andrés Kaiser.

Su nombre era Juan Felipe de Jesús González, un hombre solitario: algunos dirían que hasta ermitaño. Vivía a las afueras de un pequeño poblado de Oaxaca en una cabaña y mantenía contacto sólo con un par de personas. Pocos sabían que era un exsacerdote de un convento católico que ocultaba en su casa a tres niños salvajes que había encontrado en las profundidades del bosque. Se descubrió únicamente cuando su hogar fue consumido por un incendio, aunque, aún así, parece que hoy nadie sabe y nadie recuerda. FERAL es la nueva propuesta de cine mexicano de terror, un falso documental construido con retazos de found footage, entrevistas con un par de allegados a Juan Felipe y, desde luego, el poder de la ficción, siempre presente aunque oculta a la vista.

Premiada con el galardón de Mejor película en el pasado Festival Internacional de Cine de Los Cabos, FERAL relata un evento ficticio del pasado –ocurrido durante los años 80– a través de una cámara documental que conversa con aquellos que estuvieron cerca, y además lo complementa con las cintas que el protagonista de la tragedia documentó para sí mismo. Con el pasar de los minutos, la experiencia es como la de ver una realidad inmersa en el horror. Andrés Kaiser su director, le explicó a Cine PREMIERE por qué eligió realizar su ópera prima en ese formato.

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«La estructura documental proveía una experiencia hiperrealista para el espectador», comentó el cineasta, quien también es un escritor premiado en las esferas literarias. «Al presentarle todo esto en un formato documental, o entrevista con cámara, ese artificio paradójicamente lo que hace es que te quita los velos. Hace como si todo fuera mucho menos trabajado. La cámara existe, la cámara esta ahí, se mueve, tiene errores o alguien esta operando esa cámara. Si además de eso le sumamos los videos de found footage, tienes entonces una experiencia de realidad voyerista. Porque esos videos no están hechos para que alguien más los vea, están hechos para que alguien haga una investigación, y además te permiten ir al pasado, porque esos videos se filmaron en los años 80. Entonces tienes una película con hiperrealidad, con una alta carga voyerista y con la capacidad de saltar entre dos líneas temporales. En términos formales era muy seductor y muy potente para contar una historia, además de que ya en términos dramáticos te permitía que los personajes se contradijeran entre si».

Los personajes de la película, aunque pocos, son esenciales para construir el relato. Los videos filmados en primera persona no resultan suficientes para entender la complejidad que existe detrás del suceso. Algunos vecinos deciden no acordarse de lo que sucedió; otros más lo recuerdan, pero prefieren no hablar de ello; sus allegados opinan sobre el estado mental del protagonista, pero sobre todo es el espectador el que se involucra como una parte activa, que debe decidir por sí misma.

Sobre ese tipo de experiencia inmersiva, el cineasta considera que era una oportunidad mucho más atractiva que la de cualquier película de terror convencional. En este sentido, FERAL no es formalmente una película de terror que busque el suspenso con el pretexto de lo sobrenatural, sino detenta aquello que el mismo Kaiser decribe como un «desdoblamiento de género», que le permitía relacionar su película con algunas otras de las que es fanático, como Funny Games de Michael Haneke.

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«En algún momento la película dio señales claras de que necesitaba pasar de un thriller de misterio que tiene que ver con la investigación, el análisis del pasado, y poco a poco se fuera desdoblando en una rareza que llegara al horror», comentó.

«A diferencia de una película cien por ciento de horror, que desde el inicio te trata de meter en la cabeza qué es lo que está sucediendo, cuál es el horror, a mí me interesaba mucho esa progresión. Como [sucede en] esas películas que a mí me gustan mucho, como Funny Games […] No quería que fuera solamente una película de misterio. [Quería que fuera] Un viaje de género. Un género que se desdobla».

La idea de la película surgió a partir de la relación del director con Vicente Leñero. Andrés Kaiser fue alumno de Leñero durante seis años en uno de sus talleres y allí el profesor le contó la historia de un monasterio psicoanalista. A partir de allí nace la oportunidad de imaginar a un personaje en dicho lugar y descubrir a dónde llegaría. Al final, la película derivó no en encontrar la relación de un hombre con Dios, como era la intención del director y guionista en un inicio, sino de encontrar a un grupo de niños salvajes que «representan la tierra y el horror de la realidad».

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El caso de los niños ferales no ha sido ajeno a los titulares y a los estudiosos del pasado. Para poder tocar el tema, Kaiser lo tuvo que explorar a profundidad:

«Hay muy poca información. Está muy pobremente documentado, pero descubrí el libro de Jean Itard [El niño salvaje de Aveyron] que es el que trata de llevar a Victor a ser un ciudadano francés. Y luego [François] Truffaut lo hace en una película; también el caso de Kaspar Hauser que Werner Herzog hace en una película; el caso de la niña Genie en California; y me rodee de todo eso y fue tan impresionante que un mes antes de empezar a filmar, apareció el caso en Oaxaca de una niña llamada Herminia [….] una niña que tenían encerrada en una caja de madera y cuando la rescatan y la llevan al hospital, no se puede ni acostar en la cama porque la caja estaba diseñada para que estuviera en una postura […] fue una cosa muy brutal y sigue sucediendo y para mí pues despierta muchísimo interés porque según yo en los niños ferales está contenido el enigma de la humanidad, de quiénes somos, qué nos hace humanos, qué nos hace ser más que simios desnudos».

Según el director, la idea desde el principio resultaba atractiva y tan seductora que mucha gente inmediatamente quiso sumarse al proyecto. Su ópera prima no estaba destinada a ser FERAL, sino la historia de un loro que todas las mañana recitaba los Salmos. Una suerte de comedia que reflexionara sobre la religión –para Kaiser, la religión y la relación del hombre con Dios es un motivo de interés–. Aunque a final de cuentas el atractivo principal de su única película es el trío de niños salvajes, la relación del protagonista, un monje católico, con la teología permite que exista una dimensión extra que entremezcla la ciencia y la religión. El psicoanálisis que permite conocer al ser humano contra el camino que el hombre debe seguir según las reglas de Dios.

FERAL terror mexicano Andrés Kaiser

A dicha disyuntiva se enfrentan los niños. Una tríada a la que se intenta educar desesperadamente en los comportamiento civilizados, pero a su vez en las reglas morales dictadas por los textos sagrados. Para Kaiser la experiencia de trabajar con niños fue muy dichosa y rehúye por completo de considerar tal actividad como uno de los retos más grandes de la película. Los niños se sometieron a un entrenamiento riguroso que les permitiera explorar especialmente su expresión corporal.

«Hicimos un casting que duró ocho meses. Nos quedamos con 3 y los pusimos un año en un taller supervisado por Margarita y Daniela Mandoki, que tienen una escuela de actuación infantil», relató Kaiser. «Pero yo no estaba interesado en darles una escuela de actuación, estaba interesado en sus capacidades motoras y corporales. Unimos al equipo a Jaime Razzo, que es un bailarín de danza butoh, quien durante un año les dio un taller de expresión corporal en el que conectaron con su cuerpo, mas allá de cómo decir un dialogo, que creo que les sirvió muchísimo y los hizo muy disciplinados porque Jaime es durísimo. Pero una vez que entraron al set fue maravilloso».

FERAL guarda muchas sorpresas en sus aproximados cien minutos de duración, así como los guardó para su director, quien pensó inicialmente que sería fácil de filmar. Las complicaciones incluyeron un set en medio del bosque de difícil acceso, hasta el reto de filmar en una locación que tendría que ser destruida más adelante: solo habría una oportunidad de hacerlo bien. Sin embargo fueron muchas las personas que se sumaron al proyecto en cuanto conocieron la idea del cineasta. «La idea resultaba tan seductora desde el inicio», dijo Kaiser. «Un falso documental con niños salvajes. Todo el mundo decía: a ver dime más. Y yo tenía la impresión de que iba a ser fácil de filmar, barato de filmar. Como súper fácil, agarro una cámara la pongo aquí y ya, pero claro que no. Pero esa idea era tan seductora, que la historia y la forma inmediatamente pegó gente».

Actualmente, FERAL se exhibe en los cines independientes de la Ciudad de México -Cineteca Nacional, La Casa del Cine MX-.

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autor Mi relación más estable es con el cine, la fiesta y la música. Me encanta escribir sobre cine, conocer gente nueva y compartir ideas. Idealista en todo sentido, supongo que es mi rasgo acuariano de ascendente.
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