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Columnas

Festival Berlinale 2012 (II)

12-02-2012, 7:10:14 AM Por:
Festival Berlinale 2012 (II)

  El frío continúa, así que todo sigue igual en cuanto a cuestiones climáticas se refiere. Mi apreciación de lo visto en este festival, también. Ha habido buenos ratos, sin duda, pero todavía no se me ha atravesado algo que me golpee con contundencia, que me haga vibrar, que me recuerde, siquiera un poco, esa […]

 

El frío continúa, así que todo sigue igual en cuanto a cuestiones climáticas se refiere. Mi apreciación de lo visto en este festival, también. Ha habido buenos ratos, sin duda, pero todavía no se me ha atravesado algo que me golpee con contundencia, que me haga vibrar, que me recuerde, siquiera un poco, esa magia que me envolvió la primera vez que entré a una sala de cine.

El error quizá estribe en la enorme expectación que han generado algunas películas presentadas. Tan fuerte y tan cerca fue una de ellas. Por desgracia, a mí no me dijo nada y esta vez y, lo juro, no ha sido por la relación que últimamente he guardado con relación al cine y que me ha llevado a ser apodado "amargueitor" por mi hermano. Simplemente me fue imposible conectar con el niño que laprotagoniza y al que, a mi juicio, un par de ritalinas le habrían venido de perlas. En sí, eché de menos la timidez y contención de Billy Elliot, hechura también del director Stephen Daldry, pero contrario a la ingenuidad de esta pieza o a la elegancia de Las horas, el cineasta nos brinda un melodrama que se queda a medias y al que apenas consigue rescatar el expertiz de Max Von Sydow, caballerazo por donde se lo vea. Para mala fortuna de la cinta, Von Sydow es despedido de cuadro por razones que todavía no entiendo y en cuanto sucedió a mí me volvieron los bostezos. Según algunos colegas periodistas, el libro en que se basa el filme no fue honrado como merecía. Les creo a ciegas.

Más también pudieron haber dado la francesa À moi seule, que interpreta a su modo la terrible experiencia vivida por la joven austríaca Natascha Kampusch, la cual fue secuestrada cuando tenía diez años y permaneció encerrada en un sótano por su captor hasta que logró escapar, y asimismo se esperaba más de Barbara, apuesta local que dirige Christian Petzold (Yella), quien aquí es venerado por algunos como el nuevo Fassbender. Menos mal que la italiana Cesare deve morire consiguió lo que parecía imposible: adaptar por pinchemilésima vez una obra de Shakespeare -en este caso Julio César- sin resultar cansina, logro que merecería al menos un premio menor.

Hubo algo, sin embargo, que me arrancó del frío y que por unas horas me dejó en el pecho una sensación agradable, como si me hubiera bebido tres caballitos del mejor tequila: una entrevista a Juliette Binoche (por la película Elles, sobre la que me animo a decir algo absolutamente contradictorio: no es buena pero hay que verla). La musa se sentó a mi lado y se hizo carne y pocos fuimos los convidados. Si no hubo tartamudeos de mi parte fue simplemente porque a mí el nerviosismo se me manifiesta con otros síntomas -por ejemplo, el temblor de manos-. Por fortuna no derramé casi nada del capuccino que sostenía mas sí muchas preguntas que ella contestó con paciencia, hablando con la boca y con los ojos brillantes y fijos. 

Por lo tanto magia sí que hay. Simplemente hay que buscarla.

Hasta la próxima. 

 

 

 

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autor Carlos Jesús (aka Chuy) es escritor y periodista freelance. Desde 2006 radica en Berlín, desde donde colabora para distintos medios. Sus pasiones son su familia, la cerveza, escribir relatos y el cine de los setenta.
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