Festival Berlinale 2012 (III)

Las mejores sorpresas son las que llegan cuando uno menos las espera. Allí estaba yo, rumiando películas que forman parte de la Selección Oficial de la Berlinale, sin que ninguna me resultara de verad estimulante, cuando me crucé con un par de joyitas que me han devuelto la fe.

Una de ellas es Marley, documental de Kevin Macdonald que no defraudará a sus fanáticos ni tampoco a los que no lo somos tanto. Rindiendo honores a la vieja escuela del género, Macdonald realiza un recorrido cronológico por la vida del cantante jamaiquino con pulso firme, mostrándonos los increíbles alcances que puede tener la música, no solamente desde el punto de vista estético, sino también del social y cultural. De hecho estoy seguro de no ser el único que ignoraba el que, por ejemplo, Marley fue capaz, al menos por unos meses, de parar una guerra civil en su isla natal, mostrando a todo momento una modestia sincera que otros supuestas figuras filántropas como Bono nunca han alcanzado a proyectar. El filme, por demás, se desarrolla a lo largo de casi dos horas y media que apenan y se sienten y tras las que uno sale de la sala aún deglutiendo y rumiando un mensaje que nunca es explícito pero que reboza en optimismo. No sé si se estrene de manera comercial en nuestro país pero sí que me pasaron la voz de que su estreno en DVD está próximo. Una más para la lista personal…

Otra buena sorpresa fue La chispa de la vida, la nueva película del controversial Álex de la Iglesia, al que yo, como tantos otros, le sigo los pasos desde El día de la bestia, filme de culto que ningún cinéfilo debería perderse. Fiel a su estilo, de la Iglesia combina géneros como un chef desquiciado metido en cocina ajena, logrando una historia por completo diferente a las que suelen mostrar las carteleras comerciales. La cinta narra la vida de un hombre español que, como tantos otros, es víctima de la crisis actual que sufre dicho país y quien tras una serie de eventos tan ridículos como posibles -de alguna manera como el protagonista de la genial Después de hora, de Scorsese-, termina teniendo uno de los accidentes más atípicos que se hayan filmado jamás. El resto son diálogos mordaces, los ojos esculpidos en bronce de Salma Hayek, mala leche, suspense pacheco y música con la que uno no sabe si debe reírse o llorar. De la Iglesia siendo más él que nunca, pues, plagiándose a sí mismo tanto como lo podría hacer. 

Mañana habrá más cosas, cintas mexicanas de las que he escuchado hablar a colegas de otros países y ruedas de prensa a las que espero poder asisitir -dado el sobrecupo, ya no pude entrar a la conferencia de prensa de La dama de hierro, siquiera para constatar si Meryl Streep respira y se mueve de manera normal, como cualquier hijo de vecino-. 

Y, si todo sale bien, si el deshielo que castiga a Berlín es de buen augurio, entonces quizá también haya más sorpresas. De las buenas.

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Carlos Jesús González Carlos Jesús (aka Chuy) es escritor y periodista freelance. Desde 2006 radica en Berlín, desde donde colabora para distintos medios. Sus pasiones son su familia, la cerveza, escribir relatos y el cine de los setenta.