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Game of Thrones y las dos caras de su polémico final

19-05-2020, 7:27:57 AM Por:
Game of Thrones y las dos caras de su polémico final

Pasa el tiempo y el polémico desenlace de Game of Thrones sigue generando debate entre los aficionados.

Hubo un tiempo en el que Game of Thrones (2011) fue considerada una de las series más gloriosas en la historia de la televisión, así como la gran joya en la corona de HBO. Una etiqueta nada despreciable cuando recordamos el largo historial de éxitos de la cadena norteamericana, que incluye títulos como The Sopranos (1999) y The Wire (2002).

Esto no significa que la relación entre el show y el público fuera perfecta, pues surgieron muchas protestas a lo largo de los años: un distanciamiento cada vez más marcado con el impreso, cambios abruptos en el ritmo narrativo y huecos argumentales por nombrar algunos. Todos fue perdonable, hasta que la octava y última temporada mostró a una Daenerys Targaryen aquejada por la pérdida, el rechazo de los norteños y la incapacidad para hacerse con el Trono de Hierro, montada a lomos del único dragón que le sobrevive para hacerse con Desembarco del Rey siguiendo el lema de su casa: Fuego y sangre.

Daenerys Targaryen Emilia Clarke Game of Thrones

Reina de las cenizas

La historia de las series está plagada de desenlaces controvertidos, pero ninguno con las repercusiones de Game of Thrones, cuya condición de fenómeno televisivo magnificó la polémica hasta generar sensaciones de decepción, frustración e incluso ira del público. Los primeros síntomas de malestar se palparon en redes sociales y foros de discusión donde incontables aficionados protestaron por el cruel destino de los personajes. La inconformidad creció tanto que incluso inspiró terapias [vía] para “digerir los sentimientos e interpretación del espectáculo, que puede ir desde la ira y la confusión hasta la tristeza y el dolor”. Finalmente, se creó una solicitud en Change.org para un remake de la octava temporada alegando que “David Benioff y D.B. Weiss han demostrado ser escritores lamentablemente incompetentes cuando no tienen material fuente (es decir, los libros) a los que recurrir”. Ésta acumula más de 1.8 millones de firmas, pero más sorprendente es que sigue creciendo hasta nuestros días.

Los argumentos más comunes atribuyen esta inconformidad a los pobres cierres en los arcos de Daenerys Targaryen y Jon Snow. La primera pasó de ser una libertadora a una auténtica tirana; el segundo fue reducido a un verdugo que desechó sus responsabilidades al preferir el exilio por encima del Trono de Hierro. No fueron los únicos afectados, pues mucho se ha hablado sobre cómo Tyrion Lannister y Brienne de Tarth se tornaron intrascendentes, Arya Stark perdió su encanto, Jamie Lannister no completó su redención, Cersei Lannister nunca recibió el castigo que realmente merecía y Bran Stark resultó coronado sin ningún mérito.

La Dra. Zeynep Tufekci [vía], profesora asociada en el Escuela de Información y Biblioteconomía de la Universidad de Carolina del Norte, considera que los problemas se remontan mucho antes de la última temporada, cuando los guionistas se quedaron sin novelas que adaptar. Esto porque George RR Martin construyó una narración sociológica donde “los personajes evolucionan en respuesta a los entornos institucionales más amplios, los incentivos y las normas que los rodean”, mientras que la forma más recurrente en cine y televisión es la psicológica que se centra en la identificación con los personajes “en lugar de mirar la imagen más amplia de la sociedad, las instituciones y las normas con las que interactuamos y que nos dan forma”. Una alteración que, desde la perspectiva de la teórica, arruinó los dos conflictos principales construidos a lo largo de siete temporadas: la amenaza externa plasmada en los Caminantes y que terminó con una simple estocada de la valerosa Arya Stark, así como la corrupción del poder reflejada en Cersei Lannister y finalmente trasladada a Daenerys.

Cersei Lannister Game of Thrones

La caída de la dragona

La tragedia de Daenerys no fue la primera vez que Game of Thrones generó inconformidad entre las audiencias, pues el mérito corresponde a la Boda Roja que terminó con la vida de Rob Stark en la que parecía marcar la caída definitiva de los heroicos lobos de Invernalia. El suceso no fue bien recibido por amplios sectores de la audiencia cuyo malestar quedó registrado en incontables videos a cargo de aquellos familiarizados con la obra impresa original.

En su momento, George RR Martin explicó a EW que “me gusta que mi ficción sea impredecible […]. Maté a Ned en el primer libro y sorprendió a mucha gente. Maté a Ned porque todos piensan que él es el héroe y que, seguro, se va a meter en problemas, pero de alguna manera saldrá de eso. La próxima cosa predecible es pensar que su hijo mayor se levantará y vengará a su padre. Y todos van a esperar eso. Entonces, inmediatamente [matar a Robb] se convirtió en lo siguiente que tenía que hacer”. 

Una vez concretado el deceso del Rey en el Norte, el estatus de favorito fue ocupado por Daenerys Targaryen y Jon Snow, la primera por su condición de rompedora de cadenas y el segundo como el único capaz de enfrentar la amenaza de los caminantes. Una posición que favoreció sus vínculos emocionales con el público, pero que imposibilitó su ascenso al Trono de Hierro al resultar demasiado predecible.

Martin también advirtió sobre “un final agridulce”, pero ni siquiera esto permitió anticipar que la Madre de Dragones pasaría de heroína a villana en un abrir y cerrar de ojos. Al respecto, DB Weiss explicó [vía] que el detonante fue la Fortaleza Roja, “que es, para ella, el hogar que su familia construyó cuando llegó a esta tierra hace 300 años. Es en ese momento, a las puertas de Desembarco del Rey, cuando ve ese símbolo de todo lo que le fue arrebatado, cuando toma la decisión de hacerlo personal”.

Una ruta improbable para un héroe tradicional y como tal, incomprensible para una audiencia que por años conectó con la dragona. Así lo considera la psicóloga Janina Scarlet [vía], especialista en los lazos entre aficionados con los personajes de ficción que le “ayudan a sentirse menos solos en sus conflictos mentales al inspirar esperanza y crear un diálogo sobre trauma y recuperación”. En el caso de Daenerys, “ver a una persona que vino de una infancia abusiva, que experimentó violencia y tragedia puede inspirar a muchos otros sobrevivientes de traumas, especialmente a las mujeres, a comprender y procesar mejor sus experiencias. [Mientras que] este cambio repentino puede ser confuso y angustiante emocionalmente. Puede parecer que esta clase quita la cercanía que muchos sobrevivientes de trauma pudieron desarrollar».

Finalmente, los defensores de la última temporada argumentan que la violencia mostrada por Daenerys ni siquiera debe ser considerada como un giro final, sino resultado de su evolución a lo largo de siete temporadas: una mujer emocionalmente frágil a causa de la traición, el dolor y la pérdida, pero también una princesa guerrera equipada con el arma más poderosa de su mundo. Una caída lógica cuando es vista en retrospectiva, pero engañosa en el primer visionado como consecuencia de la destreza narrativa del autor, cuya introducción de una víctima en ascenso generó una empatía inmediata con el público, que nunca dudó en perdonar la falta de piedad con los que se negaban a arrodillarse ante ella. Una auténtica manipulación del Viaje del Héroe de Joseph Campbell que ha sentado las bases de incontables historias, pero que en este caso fue distorsionada para explorar el tortuoso camino de una joven dispuesta a todo para “romper la rueda”.

Daenerys Targaryen Emilia Clarke Game of Thrones

El legado de Game of Thrones

El mago de Oz (1939), Ciudadano Kane (1941), Blade Runner (1982), Sueño de fuga (1994)… existe una lista interminable de títulos que fracasaron en su estreno y luego terminaron convirtiéndose en grandes favoritos del público. Más compleja es la situación con títulos pertenecientes a franquicias preestablecidas como fue el caso de Star Wars: Los últimos Jedi (2017) acusada de atentar contra el legado de la saga o Avengers: Endgame (2019) comparada hasta el cansancio con Infinity War (2018).

A pesar de su carácter televisivo, Game of Thrones se ha ganado un lugar en este último grupo tras ser señalada por un polémico desenlace que presuntamente tiró por la borda todos los calificativos que la posicionaban como la mejor serie de la historia. Una situación frustrante para los aficionados, pero que pierde valor para la Profesora de Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid, Concepción Cascajosa [vía], al considerar que “con las series hay mucha prisa por coronar obras maestras […].Esto ha llevado a que haya mucha exageración, que se saquen conclusiones prematuras y que haya muchas personas que hablen de televisión sin conocérsela”.

El tiempo y las múltiples revisiones ayudarán a determinar si Game of Thrones es la mejor serie o la mayor decepción en la historia de la televisión. O como bien dijera Emilia Clarke [vía], “todos tienen su propia opinión y tienen todo el derecho a ello. Es arte y puede ser diseccionado y asumido de la manera individual que desee”. La única certeza es su carácter de fenómeno plasmado en la frialdad de los números, pero sobre todo en la pasión de incontables aficionados que convirtieron esta trama en un auténtico estilo de vida, que seguramente estarán ahí con la expansión del show a través de spinoffs y que siempre recordarán el impacto que esta saga tuvo en sus vidas.

Daenerys Targaryen Jon Snow Game of Thrones

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autor Algún día me uniré a los X-Men, la Alianza Rebelde o la Guardia de la Noche. Orgulloso integrante de Cine PREMIERE desde el 2008.
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