Buscador
Ver el sitio sin publicidad Suscríbete a la revista
Cine

Honeyland – Crítica

21-02-2020, 12:51:43 PM Por:
Honeyland – Crítica

Nominado a dos premios Óscar, Honeyland es un extraordinario relato de no ficción sobre la última practicante de la apicultura silvestre en Macedonia.

Cine PREMIERE: 4.5
Usuarios: 0
Votar ahora:

En un rincón desolado de la península balcánica, Hatidze Muratova de 51 años se abre paso a través del inmenso valle hasta escalar al borde de un acantilado en busca de un tesoro natural. Ella retira una losa de piedra donde se aloja una colonia de abejas; coloca con delicadeza a los himenópteros en una cesta construida para emular una colmena; y desciende hasta una pequeña villa de Macedonia del Norte, donde ella y su madre son las últimas habitantes. En una postal hipnótica, el sol brilla intensamente detrás de Hatidze, quien da la bienvenida a las abejas a su nuevo hogar con un canto, mientras éstas revolotean a su alrededor. Así continúa la tradición de la apicultura silvestre, una práctica en peligro de extinción. Honeyland es estudio de personaje íntimo, a la par entrañable y desgarrador, que evoluciona en una poderosa fábula ambiental acerca de la importancia de preservar el delicado equilibrio de nuestros ecosistemas.

El documental filmado con un estilo fly-on-the-wall carece de recursos didácticos como la narración en off o las entrevistas, privilegiando una visión propia del cine directo. El resultado es un minucioso trabajo de observación donde ningún detalle amerita una explicación explícita; no las necesita. Cuatrocientas horas de metraje recopiladas a lo largo de tres años son condensadas con maestría en 85 minutos de sólida estructura narrativa que goza de un arco dramático y una congruencia argumental con la que muchos guionistas sólo podrían soñar. Un premio a la aproximación humanista de los codirectores Tamara Kotevska y Ljubomir Stefanov, quienes ya habían colaborado juntos para el cortometraje documental Lake of Apples y se les había sido encomendado repetir dicha tarea con un proyecto patrocinado por el gobierno local sobre la región del río Bregalnica. Cerca de allí conocerían a Hatidze.

La apicultora nos concede acceso total a su vida en Bekirlija, un pueblo remoto alguna vez habitado por turcos, que carece de servicios básicos como electricidad o agua corriente. En una pequeña propiedad maltrecha, ella reside con su madre enferma Nazife, un perro y un gato. La mujer de 85 años ha perdido la visión en un ojo y pasa los días recluida en cama. “Sólo estoy haciendo tu vida miserable por no morir o por no tener la intención de hacerlo”, admite con brutal honestidad, sintetizando la estrecha y complicada relación entre ambas. Luego, somos testigos de la gracia con que Hatidze ejerce su oficio. La recolección de la cosecha tiene como mantra: “La mitad para mí, la mitad para ustedes”, a fin de mantener una armonía con las abejas. Ella viaja a pie y en autobús cuatro horas hasta la capital Skopje para vender sus tarros de miel en el mercado promoviendo la pureza de su producto con un carisma ineludible y negociando su precio con gran pericia. Ésta rutina representa todo su mundo, Hatidze no conoce otro modus vivendi.

Sin embargo, el statu quo se rompe con la llegada de Hussein Sam, un granjero nómada que se muda junto a su esposa Ljutvie, sus siete hijos y decenas de animales domésticos. En un principio, Hatidze emprende una relación cordial con sus vecinos pasando una generosa cantidad de tiempo con los niños y compartiendo mutuamente los recursos a su alcance. El patriarca de la familia comienza a interesarse por el negocio de Hatidze y ella accede amablemente a instruirlo. Pero Hussein termina ignorando deliberadamente sus consejos poniendo en riesgo la existencia de la propia fuente natural que le provee de ingresos. Una eficaz alegoría se traza con la devastación de los recursos naturales motivada por la codicia de las compañías multinacionales que invaden tierras vírgenes. Aunque aquí, los ‘invasores’ también son víctimas del sistema. Al final del día, Hussein tiene ocho bocas que alimentar y la apicultura es sólo otro medio para sobrevivir.

En vista de que los protagonistas hablaban un dialecto turco con el que ninguno de los seis miembros del equipo de filmación estaba familiarizado, el rodaje se realizó teniendo en cuenta la necesidad de priorizar la narración visual sobre el diálogo. La espectacular fotografía de Fejmi Daut y Samir Ljuma captura el drama humano en imágenes poéticas que explotan la esencia de la locación: la belleza silvestre, así como el aislamiento y abandono de una civilización de la que únicamente quedan ruinas. Las acciones, las emociones, guían al filme, cuya resonancia universal es corroborada por más de 30 de galardones a nivel internacional, incluyendo tres premios en el Festival de Cine de Sundance 2019, además de ser la primera película nominada tanto en la categoría de Mejor largometraje documental, como Mejor película internacional, en los Premios Óscar.

Honeyland es un extraordinario relato de no ficción que te cautivará gracias a la figura inolvidable de una de las últimas custodias de una tradición moribunda. A medida que las circunstancias obligan a Hatidze a confrontar su destino, nosotros también comenzamos a cuestionarnos con ansiedad acerca de su futuro y que sucederá con este microcosmos que ha mantenido en balance cuando ella ya no esté. Hay esperanza, pues el objetivo se ha cumplido. Una mujer soñaba que su historia y su mensaje recorrieran todo el mundo y ahora ha quedado inscrito para la posteridad.

¿Quieres ser un emprendedor o emprendedora?
Conoce Emprendedor.com el mejor contenido de Ideas de Negocio, Startups, Franquicias, e Inspiración, síguenos y proyecta lo que eres.

autor Jefe de redacción de Cine PREMIERE.
Comentarios