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Inauguración del Festival de Cine de San Sebastián

17-09-2011, 1:10:43 PM Por:
Inauguración del Festival de Cine de San Sebastián

Intruders de Fresnadillo, Amén de Kim Ki Duk y Él árbol de la vida.

En la jerga académica se utiliza el concepto “fuga de cerebros” para definir a aquellos investigadores que, forzosamente, abandonan su país de origen para desarrollar su labor en el extranjero alentados por mejores condiciones laborales. El cine español últimamente está conociendo un proceso similar con varios cineastas prometedores –autores de cortometrajes de prestigio- que ante la imposibilidad (casi siempre por motivos presupuestarios) de trabajar en la industria nacional acuden al llamado de Hollywood. La buena noticia, sin embargo, es que, muchos de estos talentos regresan a casa más experimentados.

Juan Carlos Fresnadillo, que tras su debut con Intacto se marchó a Hollywood a rodar la secuela de 28 días después, ha inaugurado el Festival de San Sebastián con Intruders. Que el título no les engañe, se trata de una producción mayoritariamente española, con un cabeza de cartel, eso sí, de relumbrón como Clive Owen. Juntos pasearon palmito por la alfombra roja en la gala inaugural del Zinemaldia y recibieron merecidos aplausos con una obra que explora acertadamente los miedos infantiles y el modo en que estos son alimentados por los adultos.

Lo mejor que se puede decir de Intruders  es que es una obra muy bien ejecutada, con una realización pulcra y efectiva –que no efectista- y unas interpretaciones bastante ajustadas al tono que pretende darle el realizador. Lo peor: su falta de ambiciones, atribuible, en todo caso al modo a la indisimulada voluntad de su director por ajustarse a los rigores del género de terror en su vertiente más naif.

Y esto, el rescate de los géneros como baluarte de la narrativa cinematográfica, parece ser la seña de identidad que el nuevo equipo de dirección pretende para el Festival de San Sebastián. Hay indicios que así lo demuestran: la reflexión que en la gala inaugural se llevó a cabo sobre el futuro del cine ligándolo al futuro de los géneros cinematográficos y el hecho de inaugurar el concurso con un thriller canónico como No habrá paz para los malvados, de Enrique Urbizu que comentaré mañana dado que al escribir estas líneas aún no he podido verlo. Pero queriendo superar el viejo combate “cine de géneros vs. cine de autor”, los programadores del Festival pretenden aunar ambos conceptos en su Sección Oficial. Prueba de ello es el hecho de que a la película de Urbizu la ha seguido el pase de Amén, la última obra de ese autor polifacético e inclasificable llamado Kim Ki Duk. El cineasta coreano se ha servido en esta ocasión de escenarios europeos para perpetrar una de sus típicas narraciones cíclicas basadas en la repetición de situaciones donde el realismo queda en suspenso y sólo cabe entender la narración en clave alegórica. Destaca un uso radical del elemento sonoro como agente perturbador en un filme sobre el deseo, ese gran tema que puebla la obra de este cineasta. La película ha sido recibida con una mezcla de abucheos y aplausos, muestra de que a nadie deja indiferente el cine de Kim Ki-Duk, o se le ama o se le odia.

En lo que se refiere a las secciones paralelas, ayer inauguró Zabaltegi (zona abierta), El árbol de la vida, flamante Palma de Oro en Cannes y último trabajo hasta la fecha de Terrence Malick al que su malditismo le puede hasta para omitir recoger cuantos premios se le otorgan. Ayer la Federación Internacional de Críticos (FIPRESCI) honró a su película como la mejor del año y el galardón tuvo que recogerlo el distribuidor de su película en España.

Sin embargo lo más notable del día en Zabaltegi fue la proyección de George Harrison: Living in the Material World, el último documental de Martin Scorsese que honra la memoria del que fuera miembro de The Beatles con la misma maestría e inquietud que demostró en No Direction Home respecto a Bob Dylan. El mejor Scorsese de los últimos años está en el documental (maniatado como está en el terreno de las ficciones por su sometimiento a las majors). En este sentido George Harrison: Living in the Material World, es un trabajo notable, que nos acerca a la vida y a la obra de Harrison haciendo de ambas una sola, indagando en sus contradicciones, en su espiritualidad, en su relación con los demás miembros de la banda, con otros colegas como Tom Petty o Eric Clapton, en sus miedos, alientos y anhelos, en su singularidad, en definitiva. Casi cuatro horas de documental que pasan en un suspiro y que uno estaría casi tentado de decir que, de momento es lo mejor que se ha proyectado en Donosti.

?Mañana más, que ahora corro raudo a darme mi ración de glamour con la llegada de Glenn Close a la que mañana le dan el Premio Donostia previa proyección de su último largometraje: Albert Nobbs, dirigido por Rodrigo García. Los que la han visto ya hablan de la interpretación de Close como una de las más seguras en la lista de candidatas al Oscar el año que viene. Veremos…

–Jaime Iglesias / Enviado San Sebastián

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autor Clara Itzel es una comunicóloga junkie de los animales, TV, cine, libros, tatuajes, pop culture, té & café. La pueden seguir en instagram (@MissClaraItzel) y leer en ElMoodRandom.com
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