Juan Pablo Blanco habla de La jaula

Durante cinco años Juan Pablo Blanco trabajó en un filme intimista, cercano, de bajo presupuesto pero con una intención creativa que se deslinda de lo que había hecho hasta ahora en la pantalla chica (La vecina o La rosa de Guadalupe). Gracias a La jaula, un filme sobre la pérdida de la inocencia y la recuperación del dolor, debuta en la dirección cinematográfica. Su ópera prima ya se encuentra en las salas de la Cineteca Nacional desde el 19 de octubre.

Con otros amigos que, como él, egresaron de la Universidad Iberoamericana, institución que les prestó la cámara digital Alexa con la cual grabaron La jaula, se dio a la tarea de contar la historia de Gerardo. Tras ser plantado en el altar, cierra sus flancos emocionales, se marcha de la ciudad y revive los momentos de su infancia cuando sus padres se separaron y partió junto con su mamá para vivir en un lugar alejado.

Aunque se vio obligado a protagonizar el filme, Juan Pablo Blanco prefiere no volver a repetir la experiencia de actuar y dirigir al mismo tiempo.

La temática

Pero, además, en la travesía emocional de Gerardo-adulto (interpretado por el mismo Juan Pablo Blanco a causa de la falta de presupuesto) y Gerardo-niño (el debutante Patricio Pasquel) está acompañada de la figura de un conejo. Como en el caso de Alicia en el País de las Maravillas, simboliza esa necesidad de perseguir lo inalcanzable, el medio que conduce a un lugar más luminoso, a la sanación. Por ello el novel cineasta concibe paralelismos entre el personaje creado por Lewis Carol y su protagonista. “La jaula habla sobre la pérdida de la inocencia”, nos compartió en entrevista, “para Gerardo la infancia es determinante en su proceso de sanación”.

Si bien para el director ésta es una lectura válida en torno al animal saltarín, también es una figura recurrente en su vida. Cuando era chico tuvo una experiencia traumática con unos conejitos, porque un día llegó al patio de la escuela y vio los cuerpecitos de estos animales destazados. “Lo que había pasado es que unos tlacuaches habían atacado la granja que teníamos”, recordó. Este momento lo marcó tanto, porque fue su primer contacto con la muerte, que repercutió en el guion de su largometraje.

El símbolo del conejo incluso tiene una lectura sexual para el director, gracias a su habilidad reproductiva.

A nivel temático, en La jaula también sobresale la presencia femenina como formadora o influencia en el carácter de Gerardo-niño. Los hombres que lo rodean son figuras ausentes (como su padre o el papá de la vecina que siempre está dormido) o que lo incitan a hacer algo (el caso del hombre con el que se relaciona en la adultez).

“Son las mujeres las que lo forman: tanto la vecina, como su maestra, como su mamá, como la pareja que lo deja plantado. El mundo de esta película está delimitado por una sensibilidad femenina; el personaje funciona a través de esos estímulos, y eso también es parte de mi vida. Se representan diferentes tipos de mujeres”, recordó Juan Pablo Blanco.

Emma Escalante interpreta a la madre de Gerardo, a quien el pequeño ayuda en su periplo emocional.

Entre tecnicismos

Por otro lado, La jaula experimenta con el uso del color, pues el filme arranca en blanco y negro y a partir de la evolución del personaje éste se diluye por el color tradicional. “El recurso del blanco y negro al inicio y final de la película para mí es el periodo en que el protagonista está en la jaula o en su proceso de negación de sí mismo. Cuando inicia la cinta vemos a Gerardo que ha sido plantado en el altar y, hasta que deja la ciudad e inicia este proceso de sanación, entramos al color”.

Sin embargo, al final del filme, después de que el pequeño toma su primera decisión adulta, se recobra el blanco y negro. “Para mí ese momento, y Gerardo siendo plantando en su boda, todo lo que sucedió en medio fue su periodo en blanco y negro, fue el periodo en el cual se negó a sí mismo”, explicó el también guionista del filme.

El pequeño Gerardo siente fascinación por su enigmática vecina.

La jaula se hizo con el apoyo del gobierno de Hidalgo -se filmó en Acaxochitlán- y en una escuela primaria en Morelos, así que como retribución las ganancias que tenga se donarán a instituciones educativas morelenses, para que “los niños de bajos recursos tengan instalaciones ecológicas y se les eduque en la sustentabilidad y para generar proyectos con ellos”.

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Mabel Salinas No soy la Madre de los Dragones, pero sí de @Enlabutaca; desde ahí y en Cine PREMIERE estoy en contacto con las buenas historias. Melómana, seriéfila, cinéfila, profesora universitaria, y amante de las bellas artes. Algún día escribiré una novela de ciencia ficción. ¡Unagui!