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Cine

La gran promesa – Crítica

05-10-2018, 9:48:39 AM Por:
La gran promesa – Crítica

El fondo de la película dirigida por Jorge Ramírez-Suárez, protagonizada por Juan Manuel Bernal, padece por las exacerbaciones dramáticas y la música manipuladora.

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Con una estética que recuerda a su filme anterior: Guten tag, Ramón, Jorge Ramírez-Suárez reafirma su estilo como cineasta a la vez que vuelve a hilvanar una historia en torno a los mexicanos lejos de su patria, embarcados en un viaje de reconciliación con su realidad, y el cual también sirve de metáfora interior. Este tema que abraza a La gran promesa es muy personal para él, pues durante mucho tiempo ha vivido en el extranjero, por lo que domina ese sentimiento a la perfección.

Pero a diferencia de Guten Tag, Ramón, donde se veía la migración desde un punto de vista de inseguridad, destierro y, hasta cierto punto, de orfandad –teníamos a un chico desprotegido en una ciudad desconocida y aislado por el idioma–, aquí la perspectiva se traslada a la paternidad: lo que debe hacer un padre para mantener a su hija y seres queridos a salvo.

Un contenido Juan Manuel Bernal interpreta a Sergio, un fotógrafo mexicano que debe huir por un crimen cometido en Estados Unidos tras la muerte de su pareja y deja a su hija pequeña en manos de unos buenos amigos. Sin embargo, tiene una promesa pendiente: volver por ella a Durango. Las cosas se complican y 20 años después aún es fugitivo de la justicia, aunque también recipiendario del odio del exmarido de su fallecido amor, quien guarda una vendetta personal en su contra.

Si hay algo que llama principalmente la atención en La gran promesa es el alto valor que aportan el diseño de producción y la cuidada fotografía de escenarios duranguenses, somalíes, alemanes y bosnios. Visualmente está muy por encima de lo que otras películas nacionales consiguen, particularmente cuando únicamente obedecen a un interés comercial y de “reventar la taquilla”.

La manufactura de la obra de Ramírez-Suárez tiene otro calibre y eso compensa las distracciones del guion, donde hay evidentes incongruencias, cabos sueltos e inverosimilitudes que afectan el fondo. Eso sin mencionar lo predecible que se vuelve la cinta; tras los primeros minutos se arrincona en un callejón del cual no consigue escapar pese a la incorporación de algunos giros de tuerca. Incluso las subtramas responsables de liberar tensión parecen forzadas, específicamente quienes acechan al personaje de Sofía Espinosa (ella increíble como siempre); así como el antagonista principal (Sam Trammell), ansioso por acabar con Bernal. Ambas secuencias nadan en tintes melodramáticos.

De ahí que el fondo padezca por las exacerbaciones dramáticas y la música manipuladora que obligatoriamente exalta aquello que con un montaje más simple pudo ser conmovedor. De haberse equilibrado estos aspectos narrativos podríamos haber hablado un filme bastante sólido, porque si algo sabe hacer el director es retratar la universalidad y la globalización como algo cotidiano; ve a la humanidad más allá de las líneas fronterizas y captura con naturalidad el enfrentamiento a los remolinos internos que turban nuestro acontecer.

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autor No soy la Madre de los Dragones, pero sí de @Enlabutaca; desde ahí y en Cine PREMIERE estoy en contacto con las buenas historias. Melómana, seriéfila, cinéfila, profesora universitaria, y amante de las bellas artes. Algún día escribiré una novela de ciencia ficción. ¡Unagui!
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