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Cine

La noche devoró al mundo – Crítica

27-07-2018, 3:38:55 PM Por:
La noche devoró al mundo – Crítica

En un subgénero con pocos caminos nuevos por explorar, La noche devoró al mundo se atreve a dejar de lado el terror de ser perseguido y estar rodeado de zombies para explorar y explotar el miedo profundo de encontrarte vivo y solo en un mundo apocalíptico.

Cine PREMIERE: 4
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Bien dicen por ahí que, a estas alturas de la vida, ya no hay nada nuevo bajo el sol. Como espectadores, llevar esta frase al mundo del cine podría ser desesperanzadora. Sin embargo, es gracias a la inagotable creatividad de las nuevas generaciones que siempre podremos encontrar algo distinto en el cine que viene. Ese es el caso de La noche devoró al mundo (La nuit a dévoré le monde), una cinta que logra entregar algo distinto a todo lo que el mundo fílmico de los zombies nos tiene acostumbrados.

Para la audiencia, la idea de una película de muertos vivientes llena de inmediato sus mentes con escenas llenas de acción, sangre, mucho suspenso y una alta dosis de adrenalina. Desde La noche de los muertos vivientes –por citar al clásico de George A. Romero de 1968 como el inicio de una era de estos personajes que sigue vigente– hasta la emocionante Estación Zombie: tren a Busan (2016), del surcoreano Sang-ho Yeon, el subgénero ha ido presentando una y otra vez una misma fórmula que, en esencia, no cambia: en cada filme somos testigos de la historia de uno o varios sobrevivientes que luchan desesperadamente por sobrevivir en un mundo cada segundo más desesperanzador.

Ejemplos hay muchos. De la saga Resident Evil hasta Guerra mundial Z o hasta lo hecho por AMC con The Walking Dead desde 2010, los fanáticos de los muertos vivientes han sido complacidos una historia cuya columna vertebral se rige por los mismos principios. Sin embargo, algunas han tomado esta “desventaja” para diferenciarse de las demás, como lo hizo en su momento la gran Tierra de zombies, dirigida por Ruben Fleischer en 2009.

La noche devoró al mundo, ópera prima del francés Dominique Rocher, aborda una perspectiva muy pocas veces vista en el cine de zombies: la de aquellos que se enfrentan a un apocalipsis de muertos vivientes y cuya estrategia para sobrevivir no es levantarse en armas y combatir al enemigo, sino resguardarse en el lugar más seguro posible y aprovechar todo lo que ese lugar les permitirá para subsistir en un mundo que, poco a poco, se va pudriendo.

Esta cinta, una de las grandes sorpresas de festivales como Tribeca, Rotterdam o recientemente en BiFan, nos presenta la historia de Sam (encarnado por el actor noruego Anders Danielsen Lie) a quien una caja llena de viejos cassettes le salva la vida. En lo que aparenta ser el momento incómodo de recoger las cosas que dejaste en el departamento de tu expareja, Sam asiste a una fiesta en la que alguien lo golpea accidentalmente en la nariz. Ligeramente noqueado, entra a una habitación en la que se sentará en un sillón para reponerse. Tras perder el conocimiento, él despierta en un lugar lleno de sangre e impregnado de un olor a muerte. Todo lo que lo rodea le muestra que se encuentra completamente solo en un edificio de París cuyas calles aledañas están invadidas por zombies.

la noche devoro al mundo

Tras aceptar su terrible realidad, Sam comienza a analizar, piso por piso, el sitio en el que se encuentra atrapado. En su exploración, irá encontrando objetos que le permitirán extender su tiempo de vida. Es a partir de este momento en el que La noche devoró al mundo se apoya enteramente de Anders Danielsen Lie (Fantasmas del pasado) quien logra llevarnos al terror provocado por su soledad y de su impotencia sólo con la mirada, en secuencias llenas de silencios o en otras más donde la única forma de expresar su impotencia y desesperación es gritando, tocando aceleradamente una batería o hasta disparándole a aquellos seres no vivientes que le han arrebatado todo.

Su desempeño se ve altamente beneficiado con un destacado diseño de producción y departamento de maquillaje que logra hacer de las calles de París un auténtico infierno apocalíptico, plagado de criaturas que te roban el aliento. El filme, además, es acompañado por la música del compositor David Gubitsch, quien logra crear sonidos que nos hacen sentir parte de la locura que invade poco a poco al personaje de Anders.

Si bien, aquellas secuencias llenas de adrenalina en la que el protagonista se enfrenta a  seres no vivientes aquí son escazas –sin dejar de ser importantes–, el mayor acierto de la cinta de Dominique Rocher es mostrar ese otro lado de una historia de supervivencia, en la que los personajes lidian no sólo con la tragedia que los rodea sino con sus propios demonios; en un ambiente cada vez más desolador que, poco a poco, los va empujando a aceptar su realidad y a darse cuenta que la solución no es quedarse sentado a esperar la llegada inminente del fin.

En un subgénero en la que no hay muchos caminos nuevos por explorar, La noche devoró al mundo se atreve a dejar de lado el terror de ser perseguido y estar rodeado de zombies para explorar y explotar el miedo profundo de encontrarte vivo y completamente solo en un mundo apocalíptico que, constantemente, te recuerda que la suerte es lo único que te ha ayudado a sobrevivir.

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autor Apasionado de ver, escribir, leer, investigar y hablar sobre cine en todas sus formas. Soy fan de Star Wars, me sé de memoria todos los capítulos de Friends y si me preguntan de cine mexicano, no hay quien me calle. Editor en Cine PREMIERE.
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