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Cine

La verdad incómoda 2 – Crítica

17-11-2017, 11:51:40 AM Por:
La verdad incómoda 2 – Crítica

Una vez más, Al Gore logra colarse a lo más profundo de nuestros sentimientos y creencias para hacer hincapié en que ya no hay tiempo que perder.

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“Esta fotografía se llama ‘La canica azul’”, dice Al Gore en algún punto de La verdad incómoda 2, su nuevo documental, y nos muestra una imagen en donde podemos apreciar a la Tierra completamente iluminada. La secuencia, de apenas unos segundos, es acompañada por el piano del compositor Jeff Beal (Blackfish, disponible en Netflix; House of Cards; The Newsroom) con el tema “View from Space”. Ahí, rodeados por la oscuridad de una sala de cine y con dicha imagen abarcando toda la pantalla frente a nosotros, un sentimiento de emoción y de admiración logra invadirnos. Eso frente a nosotros, tan imponente y majestuoso, es nuestro hogar… y lo seguimos destruyendo.

verdad incómoda 2

La fotografía «la canica azul » fue tomada el 7 de diciembre de 1972 por el Apolo 17.

Hace poco más de diez años –en 2006 para ser exactos– Al Gore llevó por primera vez a la pantalla grande una radiografía completa del calentamiento global y sus terribles consecuencias. El mundo se sorprendió por todo lo que se afirmaba en Una verdad incómoda y, a pesar del sustento científico de todo lo que se presentaba, hubo quienes criticaron al exvicepresidente de EE.UU. y lo atacaron de sensacionalista.

Hoy, Al Gore vuelve a la pantalla grande para retomar el tema que lo ha llevado a recorrer el mundo entero. Y lo hace en un contexto político y social que no deja de ser más aterrador que hace una década. –Basta ver y escuchar a Donald Trump a lo largo del filme para corroborarlo–. Ahora, más que nunca, el tiempo se está acabando. Y se nos deja muy claro en An Inconvenient Sequel: Truth to Power –secuela que en México lleva el título nada original de La verdad incómoda 2 (sí, incomoda-dos)–.

Aunque de primera instancia podría pensarse que se trata de una versión actualizada de la cinta ganadora de dos premios Oscar en 2007 –Mejor documental y canción original–, el filme dirigido por Bonni Cohen y Jon Shenk opta por enfocarse más en el trabajo filantrópico de Gore mezclándolo con un repaso de los fenómenos naturales más desastrosos de la última década. Ya no estamos frente a un hombre tratando de explicar una problemática social.

Ahora somos parte del camino de un activista que trata de dar soluciones. Y es así como a lo largo de toda la cinta, acompañamos a Al Gore en su lucha por conseguir la aprobación del Acuerdo de París –encargado de establecer medidas para reducir las emociones de gases de efecto invernadero– y por tratar de convencer a diversos líderes del mundo –incluido Trump– sobre lo peligroso de seguir negando el cambio climático.

Si en el documental de 2006 lo más escandaloso fue retomar el Huracán Katrina o que ciertas ciudades del mundo podrían quedar bajo el agua en un futuro lejano, La verdad incómoda 2 nos muestra que ese futuro ya está aquí y que, desafortunadamente, algunas de esas predicciones se convirtieron en realidad. Quizá por ello es que aquí vemos a un Al Gore más frustrado e impotente, por decirlo de alguna manera. Ya no estamos nada más ante el hombre diplomático que presenta cifras y datos científicos, sino vemos a un activista que no tiene reparos en alzar la voz y en mostrar su inconformidad por el rumbo que los políticos en el poder están tomando.

Quizás uno de los momentos más emocionantes de esta secuela es cuando él, con un rostro verdaderamente preocupado, afirma que las generaciones del futuro tendrán todo el derecho de reclamarnos: “¡¿En qué estaban pensando?! ¡¿Qué no oían a los científicos?! ¡¿No oían a la madre naturaleza gritándoles?!”. Su voz y su discurso son estremecedores; más cuando se ven imágenes desgarradoras como, por ejemplo, las del tifón Haiyan que devastó Filipinas en 2013, u otras más que ilustran el peligro tangible del cambio climático.

Y aunque en este punto se pudiera pensar que todo está perdido y que lo único que nos queda es sentarnos a esperar el fin inminente de la humanidad, la cinta logra balancearse con algunas muestras de que todavía existe esperanza en la humanidad. Destacan dos ejemplos: uno en Georgetown, Texas, «la ciudad más conservadora en el condado más conservador” de EE.UU., misma que ya vive con 100% de energía solar y de viento; y el otro es en Chile, país latinoamericano que está aprovechando los recursos renovables mejor que nadie en el planeta.

Es aquí cuando podemos volver a la imagen mencionada al inicio de este texto. Aquel monstruo llamado planeta Tierra que vemos de muchas formas en An Inconvenient Sequel: Truth to Power alberga dentro a su último halo de esperanza: la humanidad. Pese a todo, nosotros somos quienes luchamos por mejorar las cosas. Aunque esta cinta se da permiso de ser un retrato crudo –y hasta cierto punto violento– de las consecuencias de nuestros actos, no deja de lado el mensaje poderoso de que, aunque haya menos tiempo, hay posibilidades de lograr un cambio sustancial. Si a los políticos no les interesa hacer algo para combatir al cambio climático, ahí estaremos nosotros para hacerlo.

Una vez más, Al Gore logra colarse a lo más profundo de nuestros sentimientos y creencias para hacer hincapié en que ya no hay tiempo que perder. La brutalidad de la naturaleza es cada vez mayor y, quizás, en algún momento ya no tengamos una oportunidad más de mejorar las cosas. “Que no les digan que nos subiremos a una nave e iremos a vivir a Marte”, afirma el ganador del Premio Nobel en 2007. “La Tierra es nuestro único hogar”.

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autor Apasionado de ver, escribir, leer, investigar y hablar sobre cine en todas sus formas. Soy fan de Star Wars, me sé de memoria todos los capítulos de Friends y si me preguntan de cine mexicano, no hay quien me calle. Editor en Cine PREMIERE.
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