La voz de la igualdad – Crítica
El buen trabajo de Felicity Jones y el resto del elenco es insuficiente para sacar adelante una historia que merecía más.
El cine, que tantas veces ha sido criticado por fomentar los roles de género, también ha demostrado ser un importante aliado en la lucha por una sociedad más equitativa. Estos esfuerzos han inspirado toda clase de películas, siendo La voz de la igualdad una de las más trascendentes, aunque no necesariamente una de las mejor logradas.
La cinta relata la labor realizada por Ruth Bader Ginsburg, una de las mayores referentes del feminismo contemporáneo al demostrar la existencia de leyes discriminatorias por razones de género en los Estados Unidos. Ésta es por mucho la mayor relevancia del filme, pues aunque el tiempo la ha convertido en un símbolo de la cultura pop que incluso ha tenido cameos en Deadpool 2 (2018) y La gran aventura LEGO 2 (2019), ésta es la primera vez que su historia es llevada al cine de forma ficcionalizada (el documental sobre su vida, RBG, fue nominado al Oscar en la entrega pasada), convirtiéndose en un merecido homenaje en vida para la jurista.
La trama arranca con un primer acto memorable que, a través del personaje central, refleja las adversidades que enfrentan muchas mujeres hasta nuestros días. De hecho, se podría decir que uno de los puntos climáticos sucede apenas en los primeros minutos, cuando ella debe enfrentar un incómodo cuestionamiento realizado por el rector de Harvard.
Lamentablemente la cinta va perdiendo potencia porque el guion del debutante Daniel Stiepleman abarca tantos aspectos personales, sociales y legales que termina reduciéndose a una serie de sucesos cuasi aleatorios que pretenden abarcar demasiado. La dirección de Mimi Leder (The Leftovers) tampoco es de gran ayuda, con un trabajo sumamente básico que nunca logra ser tan contundente como la vida que relata.
El resultado podría ser interesante, pero olvidable, de no ser por las ya mencionadas mencionadas bases de la historia y por las buenas actuaciones del elenco encabezado por Felicity Jones (Rogue One: Una historia de Star Wars). No es el papel más desafiante en su filmografía, pero la británica lo hace completamente suyo con una interpretación que refleja perfectamente su desencanto ante una sociedad obstinada en preservar los viejos roles, su creciente desesperación por su incapacidad para lograr un cambio a pesar de haberlo intentado por décadas y finalmente la inseguridad que la propia sociedad patriarcal le ha impuesto. Esto hace que el filme sea inspirador, educativo y fundamental para comprender muchos de los movimientos actuales.
La actriz cuenta con un buen apoyo de Armie Hammer (Llámame por tu nombre) y Justin Theroux (The Leftovers), pero encuentra a sus mejores aliados en Sam Waterston (The Killing Fields), Kathy Bates (Misery) y Chris Mulkey (Whiplash). Aunque la presencia de esta tercia se reduce a unos cuantos minutos, su experiencia les permite capturar los diferentes rostros de un conflicto que ha sido heredado por generaciones, lo que ha imposibilitado su erradicación absoluta.
La voz de la igualdad tiene un mensaje importante que merece ser visto y sobre todo analizado sin distinción de género. El reparto parece ser el más consciente de ello y hace un gran esfuerzo por sacar la historia adelante, pero su labor se ve limitada por una producción que parece conformarse con un filme meramente cumplidor. Esta desafortunada combinación resulta en una sensación agridulce ante una película que merecía más.
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Luis Miguel Cruz Algún día me uniré a los X-Men, la Alianza Rebelde o la Guardia de la Noche. Orgulloso integrante de Cine PREMIERE desde el 2008.
