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Cine

Latidos en la oscuridad (Bad Samaritan) – Crítica

09-08-2018, 11:08:23 AM Por:
Latidos en la oscuridad (Bad Samaritan) – Crítica

El trabajo de Dean Devlin es irregular en su manejo del tono y prometía más en el papel que en la ejecución, aún más teniendo a David Tennant como antagonista.

Cine PREMIERE: 2
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La versatilidad de David Tennant es asombrosa. Fue un protagonista comprometido en Doctor Who, pero también mostró madera villanesca en Harry Potter como Barty Crouch Jr. o más recientemente en Jessica Jones en el papel del psicótico Killgrave. En este mismo tenor se inserta su trabajo en Latidos en la oscuridad (Bad Samaritan). Cale Erendreich es un adinerado heredero de conducta obsesiva, mirada tétrica e intenciones asesinas encandiladas por recursos ilimitados; un tipo de criminal terrible y temible.

Su personaje parece ser el antagonista ideal en una historia que en papel luce prometedoramente aterradora. Un joven ratero amateur (Robert Sheehan) irrumpe en su casa con el propósito de robarlo; sin embargo, se paraliza –mental y emocionalmente– cuando descubre a una chica secuestrada y maniatada con fuerza excesiva en una de las habitaciones.

Su intento de rescate resulta infructuoso, pero llama a la policía para que asista a la joven. Cuando la autoridad lo hace a un lado por considerarlo una fuente sin credibilidad, concentra todas sus energías en hallar a la desconocida –ni él ni nosotros sabemos quién es la chica, dato irrelevante cuando hay una vida en juego–. Pero Erendreich no se queda de manos cruzadas, pues en él se desata una iracunda inercia vengativa.

Esta atractiva premisa tiene una ejecución irregular por parte de Dean Devlin, responsable de Geostorm, y, como en aquella, obtiene un resultado de precaria sofisticación. Latidos en la oscuridad es, por decir lo menos, irregular. Arranca con un tono meloso, de producción televisiva, para más tarde encaminarse al suspenso con pequeños fulgores de horror derivados principalmente del excesivo y estridente uso de la música. El trabajo de Joseph LoDuca en este renglón batalla para capturar el tono en algunas secuencias o incluso pulveriza la intensidad actoral, especialmente en el caso de Tennant.

Para ejemplificar más a fondo, tenemos una secuencia donde el mejor amigo del protagonista intenta cometer un atraco, pero las notas que lo acompañan son más bien jocosas, como si se tratara de una hazaña de Kevin MccAllister en Mi Pobre Angelito, una comedia disímil al thriller terrorífico que Latidos en la oscuridad pretende ser. En otra escena, Cale Erendreich estalla encolerizado pero, irónicamente, el exceso musical diluye la tensión dramática.

Este ejercicio fílmico oscila entre varios clichés del thriller. Mediante el uso de la cámara –y su emplazamiento– o la desfachatada música anuncia lo que ocurrirá; no obstante, sí cosecha algunos sustos y saltos efectivos aunque pasajeros. Hacia el final, muestra a un villano en la clásica escena donde a través de diálogos expositivos explica sus planes y motivaciones. En medio, esboza un retrato condescendiente sobre el trabajo policial –y del FBI– durante breves acotaciones, mientras se detiene en escenas anodinas para el desarrollo argumental, las cuales aletargan el ritmo.

En contraparte, hay momentos inesperados que rompen con lo establecido y se atreven a llevar situaciones hasta la última instancia. Aquí la violencia gráfica y la psicopatía tienen un romance mordaz que, de haberse mantenido durante todo el filme, habrían dejado una impronta dentro del género en lugar de ser una propuesta efímera de poca resonancia.

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autor No soy la Madre de los Dragones, pero sí de @Enlabutaca; desde ahí y en Cine PREMIERE estoy en contacto con las buenas historias. Melómana, seriéfila, cinéfila, profesora universitaria, y amante de las bellas artes. Algún día escribiré una novela de ciencia ficción. ¡Unagui!
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