Los espíritus de la isla – Crítica de la película

Como seres humanos, todos estamos en búsqueda de algo. Aunque muchas veces no sepamos cuál es nuestra misión en este mundo, casi todos estamos seguros de que algo mayor nos espera. Vivimos llenos de anhelos, ilusiones, esperanzas y cometemos el error de dar muchas cosas por sentado. Por ello, los cambios drásticos de la vida suelen ser vistos como un obstáculo. Pero, ¿qué pasaría si esas transformaciones en realidad sirven para demostrarnos quiénes somos en realidad?

Ambientada en una isla ficticia en Irlanda, Los espíritus de la isla sigue a dos amigos de toda la vida, Padraic (Colin Farrell) y Colm (Brendan Gleeson) con un serio problema cuando: Colm ha decidido terminar su amistad. Confundido y con el apoyo de su hermana Siobhan (Kerry Condon) y el problemático Dominic (Barry Keoghan), Padraic se esfuerza por reparar la relación. Se niega a aceptar un “no” por respuesta. Cuando Colm le da un ultimátum, las cosas se salen de control y provocan consecuencias impactantes para todos.

Gracias a un potente guion y a una dirección muy meticulosa, Colin Farrell logra hacer de Patric la mejor interpretación de su carrera. Sin gritos innecesarios y sin aspavientos, el irlandés transmite el intenso crecimiento de su personaje a lo largo de la cinta. Con actitudes muy controladas que se van transformando, Farrell logra que el público sienta emociones encontradas alrededor suyo. Brendan Gleeson no se queda atrás y ofrece una actuación aún más mesurada que la de Farrell, pero igual de intensa. No son pocas las escenas donde una sola mirada suya transmite más que cualquier diálogo.

A pesar de que Los espíritus de la isla gira en torno a los personajes de Farrell y Gleeson, el elenco de soporte brilla a la perfección. Kerry Condon destaca como la noble Siobhan, que poco a poco va adquiriendo el temple y la fuerza necesarios para luchar por su propio destino. Pero es Barry Keoghan el que más llama la atención por su transformación. Aún con el peligro de caer en una caricatura, Keoghan demuestra por qué es uno de los mejores actores de su generación. Gracias a un trabajo que lo aleja de sus personajes previos, crea a un Dominic memorable, con el balance adecuado entre inocencia e imprudencia.

El trabajo de ellos cuatro no sería posible sin un talento detrás como el de Martin McDonagh, quien escribe y dirige. Tomando como referencia la ruptura de una amistad y repitiendo ciertos aspectos de la comedia negra que elevó a Tres anuncios por un crimen y a En brujas –en la cual el cineasta trabajó con Gleeson y Farrell hace quince años– el cineasta logra profundizar en temas que a primera vista no son tan claros.

Entre la búsqueda de la inspiración, encajar, un amor no correspondido y encontrar nuevos horizontes, Los espíritus de la isla nos recuerda que todo puede cambiar en un instante y que las relaciones humanas se transforman. Pero también nos recalca que eso no necesariamente significa el fin del mundo. El desapego al que muchos le temen podría ser una oportunidad para forjar carácter y aventurarnos a decir y hacer lo que no nos atrevemos, con todo lo bueno, lo malo y lo perturbador que eso conlleva.

Aún con toda la oscuridad, los secretos y las problemáticas de los personajes principales, Los espíritus de la isla es una película visualmente hermosa. La fotografía de Ben Davis (Eternals) genera un contraste interesante, pues nos deja ver a una Irlanda de ensueño mientras Padriac y Colm se dirigen, segundo a segundo, hacia su perdición. Por su parte, el score de Carter Burwell (Tres anuncios por un crimen) acompaña a la perfección las escenas y se va transformando a medida que los personajes comienzan a luchar contra sí mismos.

¿Y cuáles son esos “espíritus de la isla? Al final, eso dependerá de cada uno. Aunque McDonagh nos da una representación medianamente clara, lo cierto es que todos interpretarán de forma diferente esas almas en pena. No importa si peleamos contra la desolación, los rencores, la maldad, o incluso el lento paso del tiempo hacia la muerte. Desafiar a esos espíritus podría ser la única forma de obtener lo que tanto queremos. Y en el mejor de los casos, la única forma de descubrir quiénes somos.

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Juan José Cruz Soy de los que siempre defendió a Robert Pattinson como Batman y puede ver la misma película en el cine hasta 7 veces. ¿Mi gusto culposo? El cine de terror de bajo presupuesto.