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Cine

Loveling: Amor de madre – Crítica

03-08-2018, 8:58:17 AM Por:
Loveling: Amor de madre – Crítica

El segundo filme de Gustavo Pizzi y protagonizado por Karine Teles es una obra genuina con una interacción verosímil y empática entre todos los miembros de su elenco.

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Desde su nacimiento, el cine siempre ha atendido a las preocupaciones de realizadores con la intención de capturar momentos realistas, verídicos, que trascienden la ficción con su autenticidad aun cuando sus historias sean ficticias. Los mismos hermanos Lumière sustentaron el crecimiento el cinematógrafo a partir del registro de escenarios y momentos reales. Bajo esa misma luz, lejos de la propaganda, la ideología o un simple afán de entretener llega Loveling: amor de madre (Benzinho), película que confecciona un sentimiento real y en ebullición al interior de una familia.

Irene (Karine Teles) es una madre de cuatro y particularmente orgullosa de su primogénito, un talentoso portero de handball en un país donde se rinde culto al balompié: Brasil. Siempre está pronta para atender las necesidades de su familia; para brindarle un hombro consolador a su hermana golpeada, escuchar atentamente las ambiciones de su marido, cuidar al resto de su familia, entre ellos un par de gemelos, e invitar a personas cercanas a su fiesta de graduación. En medio del caos cotidiano concluyó sus estudios.

Sin embargo, su panorama se ensombrece tenuemente cuando a su hijo mayor (Konstantinos Sarris) le ofrecen la oportunidad de desarrollarse profesionalmente en Alemania. Sus seres queridos permanecerán juntos sólo 20 días más, después de lo cual un océano se interpondrá entre ellos.

Gustavo Pizzi, el director de esta tierna y abnegada mirada a la maternidad –la cual nunca cae en excesos ni apologías–, escribió el filme junto con su esposa Karine Teles, toda una celebridad dentro del escenario brasileño. Ella se adueña de la pantalla cada vez que aparece a cuadro en este luminoso drama donde los primeros planos nos revelan su verdadero estado anímico, a veces mucho antes de que su familia a cuadro lo note. Teles contribuyó con varias situaciones al argumento con las cuales ella misma se imaginó lidiando en la vida real.

Loveling: amor de madre evoluciona a través de las nimiedades del día a día; de las discusiones, los sinsabores, las descomposturas de la casa y los ingeniosos remedios para “parchar” una puerta truncada o una llave rota; a través de la ingenuidad de Irene y su velada esperanza porque su hijo permanezca a su lado. Este devenir emocional –aceptar la partida del otro y que su felicidad yace en la distancia– le ocasiona una conducta errática o estallidos semicoléricos donde el drama y la comedia se funden en momentos hilarantes y conmovedores.

Pizzi y Teles conforman una mancuerna creativa perfecta, lo demostraron con Riscado, la ópera prima del cineasta que ambos crearon y ella protagonizó. No parecería que éste es el segundo filme en la carrera de Pizzi, quien se esfuerza por matizar continuamente con la cámara y revelar lo que esconde su musa bajo sus enormes ojos verdes.

Sus decisiones artísticas, escoltadas por una excelente fotografía –resplandeciente en los exteriores y opaca en las escenas en interior–, hacen de ésta una obra genuina, con una interacción verosímil y empática entre todos los miembros de su elenco (Otávio Müller, Adriana Esteves). Realmente parecen seres conectados y no sólo por un lazo sanguíneo. Tal vez lo único innecesario son los guiños visuales a Pequeña Miss Sunshine, otra familia que supo conquistar con sus grietas y sentido de la unión.

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autor No soy la Madre de los Dragones, pero sí de @Enlabutaca; desde ahí y en Cine PREMIERE estoy en contacto con las buenas historias. Melómana, seriéfila, cinéfila, profesora universitaria, y amante de las bellas artes. Algún día escribiré una novela de ciencia ficción. ¡Unagui!
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