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Cine

Lux Aeterna – Crítica de la película

10-06-2021, 12:15:00 PM Por:
Lux Aeterna – Crítica de la película

Aunque tiene una ejecución técnica notable, la película Lux AEterna no aporta nada que no se haya visto en el cine del argentino Gaspar Noé.

Cine PREMIERE: 2.5
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La marca de diseño de alta costura Yves Saint Laurent le pidió al cineasta Gaspar Noé una colaboración de 15 minutos. Noé convenció a Anthony Vaccarello, el director creativo de YSL, de hacer un mediometraje: Lux AEterna, una película desquiciante, fiel a su repetitivo estilo provocador que ya suma cinco largometrajes y dos medios, ambientado en una filmación que se desbarranca en el caos. La introducción, que sigue a una cita de Dostoievski sobre la epilepsia y la felicidad enmarcada por un cuadro de luces estroboscópicas en azul y rojo, refiere a la Edad Media y las cacerías de brujas de la época, con referencias directas a Days of Wrath (Dinamarca, 1943), de Carl Theodor Dreyer.

Béatrice Dalle (ni más ni menos que Betty en Betty Blue) y Charlotte Gainsbourg (ganadora del premio de actuación en Cannes 2009 por Anticristo de Lars von Trier) son las protagonistas de esta pieza de intelectualismo onanista sobre las dificultades del proceso de llevar a un plano artístico una producción industrial, como refiere una de las tantas citas incluidas como intertítulos atribuidas a Carl Theodor, Jean Luc o Reiner W, más pretenciosas que funcionales en términos de la narrativa.

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Lo que se cuenta en la película Lux AEterna es un rodaje caótico donde Béatrice, una actriz con reputación de conflictiva, dirige su ópera prima, God’s Work, sobre la cacería de brujas. Charlotte es la protagonista de esta cinta que a todas luces parece de serie B. Pero la filmación está fuera de control y, de hecho, el productor Yannick (Yannick Bono) busca desesperadamente la forma de retirar a Béatrice de la dirección, conspirando junto con el fotógrafo Max (Maxime Ruiz) para que este tome el control creativo. Para tener argumentos para rescindirle el contrato, la manda seguir a todos lados y a toda hora por un tipo con una cámara.

La película Lux AEterna tiene una ejecución técnica destacable. Elaborada en muchos momentos a partir de pantallas divididas con dos perspectivas o dos acciones simultáneas en la misma habitación o en una diferente, Jerome Pesnel y Marc Boucrot se las ingenian para hacer una edición vistosa y diestra, pulcra y refinada, la cual se apoya eficientemente en el excelente trabajo sonoro de Ken Yasumoto. Sin eliminarlos, va subiendo y bajando el volumen de los diálogos que se dicen en las dos acciones según el énfasis que se quiera darle a uno u otro, además de que va apuntalando el caos y el desquiciamiento con ruidos y pitidos que tienen su clímax en los últimos minutos finales que, en conjunto con las escenas con efecto estroboscópico, han hecho que salas como las de Cineteca Nacional adviertan que “puede causar incomodidad a espectadores fotosensibles”.

Y es que la fotografía de Benoit Debie, colaborador habitual de Noé, es el elemento estrella. La iluminación, recargada levemente hacia el magenta para darle un toque entre aterrador y sacro, le aporta un gran abanico de movilidad a las escenas. Además, emplea a mansalva la steadicam para hacer pequeños planos secuencia que, al moverse por pasillos intrincados, acentúa el efecto claustrofóbico de la cinta, un efecto subrayado por la situación emocional de los personajes: por un lado el de Béatrice, quien está a punto del colapso y vive su propia cacería de brujas a manos del director y el fotógrafo de su película, y por otro Charlotte, quien justo antes de entrar a escena atiende la llamada de su hija pequeña (en un set de un programa de Tv en el que hay un domi de un cuerpo femenino desmembrado) que ha sufrido un abuso de un par de compañeros de escuela, en otra especie de cacería de brujas.

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Y está la secuencia de la secuencia que se filma en este ejercicio de metacine con elementos de decadencia chic apuntalados por el vestuario (todos los actores visten prendas YSL) y el maquillaje. La iluminación y el sonido se conjuntan con la acción apostando por la provocación, la repugnancia y la incomodidad, algo habitual en el cine de Noé: atacadas visual y sonoramente debido a problemas en el set, las actrices (Charlotte y las modelos Abbey Lee y Mica Arganaraz, quienes interpretan a extras estadounidenses maltratadas y explotadas) permanecen atadas a palos pues se rueda la escena de la hoguera. Sin nadie que las ayude a bajar, cada vez sufren más, lo cual aprovecha el fotógrafo Max para tomar control absoluto del rodaje en una especie de éxtasis por captar un hallazgo fílmico.

Lux Æterna no aporta nada que no se haya visto en el cine del argentino Noé, y más parece dar continuidad a Clímax, aquella cinta sobre el grupo de bailarines que se convierte en historia de terror. Aquí el acento está en el sarcasmo y el humor, como en ese primer momento en que Béatrice y Charlotte platican desenfadadamente sobre personajes y amantes para el olvido.

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autor Nadie quiere acompañarlo al cine porque come palomitas hasta por los oídos e incluso remoja los dedos en el extraqueso de los nachos. Le emocionan las películas de Stallone y no puede guardar silencio en la sala a oscuras. Si alguien le dice algo, él simplemente replica: "stupid white man".
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