La catarsis de Zendaya y John David Washington en Malcolm y Marie

En muchos sentidos Malcolm y Marie podría ser una película de relaciones perfecta para estos tiempos: solo dos actores a cuadro, encerrados en una casa (fue filmada en cuarentena), explotando en emociones, reflexionando sobre el amor, el arte, la vida la autocrítica y todo aquello que damos por sentado. Escrita y dirigida por Sam Levinson, el creador de Euphoria, y filmada en blanco y negro por Marcell Rév, la cinta bebe de películas como Who’s Afraid of Virginia Woolf?, en tanto que hace todo por llevar a la audiencia por un viaje emocional.

Malcolm es un director de cine que acaba de presentar una película que podría lanzarlo a la cima. Se trata de una cinta inspirada, en parte, en las experiencias de Marie, su joven pareja, una aspirante a actriz luchaba con una fuerte adicción cuando ambos se conocieron. Una discusión que primero gira en torno a una ingratitud en el discurso de Malcolm durante la premiere abre la puerta a heridas y verdades más profundas que los hacen tambalear, que desafían la percepción que cada uno tiene de sí mismo y de su arte. A través de los diálogos de sus personajes, de acuerdo con ambos actores, liberaron mucha verdad.

Platicamos con ellos sobre su proceso.

¿Cómo ha evolucionado tu relación con Sam Levinson desde Euphoria hasta esta película?

Zendaya: Sam y yo somos increíblemente cercanos y, durante la cuarentena, él realmente fue como un faro de creatividad para mí. Y estoy muy agradecida porque, desde Euphoria, él me ha visto en todas las formas, me ha visto en mis días más duros, en mis momentos más vulnerables, y hemos tenido tantas conversaciones sobre casi cualquier cosa. Creo que mucho de eso aportó a las conversaciones que sostienen Malcolm y Marie. Y una vez que tuvo la idea, la escribió para mí y para John David. Y también la escribió sobre la mujer que está viendo crecer frente a sus ojos, en quien me estoy convirtiendo.

Es un proyecto íntimo con largas páginas de diálogos, ¿cómo fue trabajar con Zendaya?

John David Washington: Conocía el trabajo de Zendaya y estaba impactado por lo que ella y Sam habían logrado hacer en Euphoria. No había visto antes nada como eso. Entonces me emocionaba que ella les mostrara a las personas la clase de mujer que es en esta cinta. Y trabajando con ella, hace que las palabras sean tan fáciles y hace que todo sea tan creíble. Constantemente me encontraba tratando de mantenerme a su ritmo.

Filmar durante la pandemia debió haber sido una experiencia totalmente diferente, ya que tiene mucho contacto físico e intimidad…

JD: Filmamos toda la película en este resort parecido a un rancho, el cual estaba cerrado debido al COVID. Se fijaron protocolos de seguridad y epidemiología por el WGA, PGA y SAG/AFTRA, entonces estábamos completamente seguros, era un sistema hermético.

Z: Estar juntos en cuarentena realmente nutrió ese proceso colaborativo que teníamos todos de realmente conocer el material. Y Sam no tiene ego en ese sentido; cree que la mejor idea gana e invita a las personas a desafiar su trabajo y a hacer las preguntas que se necesiten. Somos muy honestos unos con otros, si escribe algo que creo que es terrible se lo digo y viceversa, si actúo de una forma que él piensa que no está bien o que no está conectando o que no estoy dando lo que necesito dar, él me lo dice y creo que esa honestidad es realmente crucial para ser capaces de tener una relación creativa realmente productiva. Entonces estoy muy agradecida por eso, es muy abierto.

¿Todo el diálogo que vemos estaba en el guion o se les permitió dejarse llevar?

JD: Sí, todo estaba en el guion excepto por el bloqueo de movimientos. Cambiamos muchas cosas una vez que nos juntamos en Carmel, que fue donde la filmamos. Ya teníamos más o menos 65 páginas escritas, pero no teníamos un tercer acto, entonces pudimos crear y desarrollar la historia juntos, y todo comenzó a cambiar un poco basándonos en nuestras conversaciones y nuestra cercanía en esos 12 días antes de comenzar a filmar. Y en esas discusiones y esos ensayos descubríamos más de nosotros mismos y nuestra relación con el arco artístico de la industria. Estábamos personalizando todo aún más y ahondando en lo que nos mueve y lo que nos hace funcionar. Lo que sentimos y amamos sobre lo que hacemos y sobre las relaciones, a quiénes amamos, ese tipo de cosas. Y a partir de eso creamos el guion como lo ves en la película.

Yendo un paso más lejos, hablando sobre ustedes, ¿reconocieron algo sobre ustedes que los sorprendiera?

Z: No creo que John David o yo lidiemos con personas o relaciones de la forma en la que estas personas lo hacen. Pero, dicho eso, hay mucha verdad en lo que ellos estaban diciendo. También creo que mucho de nosotros y de nuestras experiencias se vertió en el guion y en estos personajes, entonces se sintió muy personal.

Cuando estás en ello se siente casi como un ejercicio: soltar lo que necesites soltar a través de estas personas y usarlas como emisarios para liberar muchas cosas que pudieran estar reprimidas. Entonces [debes] usar las palabras, debes usar lo que sea que necesites. Entonces sí, en ese sentido fue catártico y terapéutico.

Creo que la idea es tener este diálogo constante que sostiene un espejo para que las personas se puedan ver en partes de los personajes, que son buenas y malas, Ver cómo podemos, ya sabes, contrario a Malcolm, aceptar críticas de nuestra pareja. Cómo podemos entender que es crucial reconocer a las personas que amamos y las personas que hacen posible que hagamos lo que hacemos.

JD: Eso es exactamente lo que sucedió. Hay un par de momentos a destacar donde, durante un par de esos diálogos, yo estaba teniendo una especie de… realmente descubrí algunas cosas sobre mí que no sabía que estaban ahí, Ahora, es interesante que esto pasara durante la pandemia, porque tuve tiempo para sentarme conmigo mismo. Viviendo en lo desconocido, estaba nervioso sobre cómo sería la industria. Si volvía a trabajar, si volvía a buscar empleo en lo que amo hacer, lo haría gratis. En esta película literalmente puse eso a prueba cuando invertí en este proyecto, literalmente pagué por hacerlo y sucedió.

Entonces, todas estas emociones que tenía durante la pandemia, las pude canalizar a través de este personaje, haciendo un inventario de mi vida y mis emociones. Pensar en dónde he estado, dónde quiero estar, a dónde creí que iba, entonces eso tuvo una gran influencia en la actuación.

También [tuvo que ver] cuando sucedía la actuación. Decía algunas palabras que yo nunca diría [en la vida real], y no comparto algunas de las tácticas que tiene Malcolm. Al mismo tiempo estaba muy emocionado y tenía mucho entusiasmo por decir estas palabras y adaptarlas más a mi experiencia personal al relacionarlas con la película. Entonces todos esos descubrimientos estaban sucediendo, había progresos emocionales y algunos lugares oscuros y tenebrosos con los que no me había dado cuenta que necesitaba tratar, y fui capaz de hacerlo metódicamente a través de este personaje.

¿Alguna vez se permiten explotar así o son más reservados?

Z: Digo, yo no exploto así, no, pero dicho eso (ríe), se siente bien, seguro. Se siente bien soltarlo, pero, de nuevo, creo que es nuestro trabajo, ¿sabes? Parte de la diversión es que nuestros personajes atraviesan cosas y dicen cosas y tratan con cosas de formas en las que a veces estamos de acuerdo y a veces no estamos de acuerdo. Entonces, a menudo me sentí como una abogada. Si ellos son culpables o no, ese no es el punto. Yo decía: ‘Sam, no puedo regresar así, ¿qué voy a decir ahora?’ ¿Sabes? Tenía todas mis ideas de lo que Marie haría después. Es interesante encontrar personajes con defectos y sentir empatía por ellos y, ya sabes, verlo al revés y de cierto modo respetar sus defectos.

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Vera Anderson Es escritora, fotógrafa, cineasta y vive en Hollywood con su esposo y su traviesa cachorrita Airedale. Promete estar más activa en Twitter y espera que el guión que escribió con su hermano se convierta en película.