Mamá se fue de viaje – Crítica

“A mí me encantaría estar en tu lugar. Tu única obligación es llevar a los niños a la escuela”, le reprocha Víctor Garbo a su esposa Vera en una de las primeras escenas de la comedia argentina Mamá se fue de viaje. Y se desata el apocalipsis. Con esto no nos referimos al fin del mundo, una invasión extraterrestre, un ataque de zombies o un cataclismo, sino al divertido caos que se origina en la casa de esta familia.

Éste es el panorama: Víctor Garbo (Diego Peretti) se encarga del área de recursos humanos en Home Rabbit, una empresa de artículos para el hogar que le consume la mayor parte de su tiempo y esfuerzo. Lleva 20 años casado con Vera (Carla Peterson) quien abandonó su profesión como abogada para poder dedicarse de tiempo completo a criar a sus cuatro hijos. Un día Vera decide tomarse unas merecidas vacaciones y se va diez días de viaje a Perú con una amiga. Así que su esposo tiene que pedir días libres del trabajo para hacerse cargo de sus hijos, Bruno (Martín Lacour), Lara (Agustina Cabo), Tato (Julián Baz) y Lolo (Lorenzo Winograd), dos adolescentes, un niño y un bebé. Y ¡oh sorpresa! no sabe cómo hacerlo.

Mamá se fue de viaje fue la película argentina más taquillera de 2017 allá, y es dirigida por Ariel Winograd, cineasta, guionista y productor argentino que se ha ido posicionando como especialista de la comedia. Ha entregado otros éxitos argentinos relacionados con conflictos de pareja e hijos como Sin hijos, Permitidos y Mi primera boda.

La historia sobre un padre que por una u otra razón tiene que cuidar y convivir con sus hijos cuando antes no lo hacía, y se da cuenta que casi no los conoce es algo que hemos visto en repetidas ocasiones. Uno de los ejemplos más recientes es Los Increíbles 2. Así que Mamá se fue de viaje no propone una premisa original, pero funciona por su desarrollo y sus protagonistas. Exagera los momentos y la cantidad de desgracias que le suceden a Víctor mientras cuida a sus hijos, pero no al querer imponer un mensaje al espectador. A Víctor no sólo se le descompone la lavadora, sino que la espuma se desborda por las escaleras y se expande por toda la casa. Pero cuando esta serie de catástrofes lo ayudan a estrechar lazos con sus hijos, tampoco termina convirtiéndose en el mejor padre de mundo.

En otras palabras, la película no pretende aleccionar al grado de hacernos reflexionar si somos buenos padres, madres, hijos o hermanos. Aunque el mensaje esté implícito para quien quiera tomarlo, ésta es una cinta para divertirse con exageraciones que le suceden a una familia “común y corriente” de clase media en Argentina. Una historia que fácilmente puede exportarse y disfrutarse en otros mercados.

La cinta funciona además por sus protagonistas, especialmente Diego Peretti. No todos los actores logran provocar carcajadas al estar metidos en situaciones extremas, irreales y bobas que podrían cansar. Y desde los golpes que se da hasta sus caras de angustia y frustración, Peretti logra establecer empatía con le público con cada una de sus acciones y gestos.

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Diana Su Periodista, conductora y creadora de contenidos. Trabajó más de tres años en Cine Premiere y actualmente es periodista independiente y cubre temas relacionados con cine y series para sus canales personales. También es colaboradora en Spoiler Time, Cinépolis, CinemaNET y Ruido Blanco FM. Si fuera una caricatura sería Mabel de Gravity Falls.