Mentes poderosas – Crítica

Mentes poderosas, adaptación de la novela bestseller de Alexandra Bracken, es la más reciente adición al cine «young adult«. En este caso, la historia está situada en un futuro distópico en el cual una enfermedad ha eliminado al 98% de la población y los sobrevivientes han desarrollado superpoderes. Para mantenerlos en línea, el gobierno los mantiene encerrados en campos de concentración donde son divididos por colores: verde (aquellos con inteligencia sobrenatural y no peligrosos), oro (personas con la habilidad para controlar la electricidad, telequinesis, son algo peligrosos), azul (individuos con telequinesis), naranjas y rojos (muy peligrosos). En uno de estos campos conocemos a Ruby (Amandla Stenberg), una chica de 16 años que logra escapar de su encierro y encuentra a un grupo de adolescentes que también huyen del gobierno. La jovencita se une a ellos para regresar a casa, pero les oculta un secreto mortal: ella es clasificación naranja.

El guion adaptado por Chad Hodge nunca esconde su intención principal: ser la primera parte de una franquicia. Esto evita que la cinta verdaderamente profundice sobre las situaciones o permita algún tipo de resolución satisfactoria, pues es muy claro que está diseñada para ser poco más que una introducción. Aunque el debut en live action de la directora Jennifer Yuh Nelson (Kung Fu Panda) es competente y cuenta con efectos visuales que están a la altura de una producción de este nivel, el resultado final de la cinta deja mucho qué desear. Narrativamente, las líneas argumentales se sienten confusas y arbitarias… particularmente una que tiene que ver con un triángulo amoroso que no sólo se siente forzado, sino inexplicable.

El elenco juvenil es aprovechado de forma adecuada, mas no logra mostrar la química que la cinta necesita. El único que verdaderamente sobresale es Skylan Brooks, quien funciona como el comic relief de la cinta. Amandla Stenberg, a quien ya vimos en el cine young adult en Los Juegos del Hambre y Todo, también tiene una participación sólida como la heroína del filme.

Algo diferente pasa con el elenco adulto, pues la mayoría son desaprovechados. Gwendoline Christie (Game of Thrones), a pesar de ser la villana y tener la oportunidad de lucirse en el rol, la forma en que está escrito el personaje termina por convertirla en una pieza mediocre y desechable dentro de una historia que ya de por sí está cojeando. De igual forma, Mandy Moore no logra sobresalir pues, su personaje nunca establece bien su bando y como consecuencia, nunca realmente cobra relevancia.

Por el lado de la música, la banda sonora está compuesta por canciones de bandas mayormente desconocidas, lo cual es un recurso que ya hemos visto en adaptaciones young adult como Bajo la misma estrella, Yo soy Simón y Ciudades de papel. Sin embargo, y a diferencia de aquellas, Mentes poderosas nunca logra hacer una conexión emocional verdadera entre música y narrativa.

Al final, Mentes poderosas es una desafortunada primera parte de una saga potencial, que nunca logra despegar del todo.

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Monica Urruchúa No habla de otra cosa que no sea cine, series o anime. Miope con lentes hipsters. Fangirl en su máxima expresión. Sueña con vivir en el castillo de Disney y completar su colección de Tsum-Tsums.