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Cine

Moana – Crítica

25-11-2016, 8:51:49 PM Por:
Moana – Crítica

Moana ofrece algo para cada espectador, sin importar edad o afinidades. Es una película complaciente, en todo el sentido de la palabra.

Cine PREMIERE: 4.5
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¿Una nueva princesa? Mucho más que eso. Moana es una nueva heroína que emerge del océano en un apasionante viaje, radiante animación, gran aventura y formidable humor englobado en una emotiva película.

Humor. No amor. No hay que confundirse, ni decepcionarse. En este caso, todo lo contrario. Moana es una adolescente de una pequeña isla polinesia. Una chica de 16 años rebelde, inteligente, arriesgada, independiente, y a la vez comprometida hasta las últimas consecuencias con el bienestar de su gente y de su entorno. 

Es la hija del jefe y líder en ciernes. Lo cual técnicamente significa que es una princesa, pero ella no lo ve así. La cinta nos presenta por ahí un interesante y jovial debate sobre el tema.

Pero quizá lo más atractivo de la historia es que en la película Moana no tiene un interés romántico, ni tampoco aparece en la película un villano claramente establecido. Para ser un filme animado de Disney, la ausencia de estos dos elementos podría parecer una apuesta arriesgada e inédita, que termina siendo una grata y refrescante sorpresa. 

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La adversidad y la dicha provienen ambas de la naturaleza. Esa naturaleza que todo lo provee, pero que también requiere que la intervención del hombre sea moderada y prudente.

Ante una situación que amenaza la supervivencia de los habitantes de la isla, Moana acude al literal y expresivo llamado del mar, para emprender un viaje inaudito. Lo hará con la renuente compañía de un semidiós llamado Maui. 

Se trata de una aventura oceánica de tales dimensiones, con personajes extraídos de la mitología polinesia, así como la creación de seres fantásticos y monstruosos, que sin duda nos puede remitir a filmes como Jason y los argonautas (1969).

Los directores son Ron Clements y John Musker, un par de veteranos animadores que en 1989 rescataron de uno de sus peores momentos a Disney, gracias a una formidable película llamada La sirenita. Posteriormente nos brindaron Aladino (1992) y Hércules (1997), entre otras producciones. Moana es su primer película animada por computadora.

El trabajo de animación es atractivo y sofisticado, provocando un placentero empalago visual en cada detalle. La perfección de la vanguardia digital en 3D se combina con otras técnicas, incluida la tradicional. Esta fue usada para los tatuajes vivos que cubren el cuerpo de Maui, donde habita su carismático alter ego en 2D que hace las veces de consciencia. Así es, hasta el ególatra semidiós tiene a su Pepe Grillo.

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Además de las inevitables alusiones (conscientes e inconscientes) a su propia obra, ambos directores han referido al western Temple de acero (True grit, 1969) como una importante fuente de inspiración para Moana. En aquel filme de Henry Hathaway (con remake de los hermanos Coen en 2010), una jovencita reclutaba a un viejo y rudo marshall (John Wayne, ganando el Óscar) que con reticencia la acompañaría a una peligrosa travesía por el viejo oeste. 

Ese rol es aplicado en Moana para el semidiós Maui (un Dwayne Johnson en inglés, brillante), cuyo descomunal ego logra superar su titánica apariencia física. Este es uno de los aspectos mejor aprovechados en términos de comedia, que es llevado a un delirante extremo con la canción “You’re welcome” (“De nada”). La música y las canciones de Lin-Manuel Miranda son otro favorable punto para la película.

Un atractivo sugestivo más es que la naturaleza se presenta a través de personajes en la narrativa. El océano se puede abrir como en Los diez mandamientos (1956) o comunicarse tomando formas que desafían la gravedad, gráficamente expresado al estilo de El secreto del abismo (1989). Hay también una montaña o volcán, que a los mexicanos nos podría recordar el Iztaccíhuatl, nuestra mujer dormida.

En lo que se refiere a acción, Moana no se queda corta. La persecución de los cocos piratas, por ejemplo, no sólo es ocurrente y emocionante, sino que hasta nos remite –con moderación– a la más reciente entrega de Mad Max

Moana ofrece algo para cada espectador, sin importar edad o afinidades. Aventura, humor, música y, por supuesto, los mensajes o corolarios sobre la identidad, la madurez, la transición generacional o el medio ambiente. ¿Es una película complaciente? Lo es. En todo el sentido de la palabra. Los riesgos que toma siguen estando enmarcados en los límites de su casa productora.

Cuando termine Moana, por favor no se levanten de sus asientos hasta que haya corrido el último crédito. Los directores prepararon una última sorpresa con un brevísimo, simpático y autorreferencial epílogo… ¡De nada!

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autor Cinéfilo incorregible. Coleccionista de juguetes de películas. Fundador y conductor de @CinemaNET. Colaborador en Efekto Noticias y Filmmen. Escribe en Cine PREMIERE desde el 2002.
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