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Cine

Moonfall – Crítica de la película

04-02-2022, 8:01:45 AM Por:
Moonfall – Crítica de la película

Si la nostalgia es algo que vende en la actualidad, Emmerich no tiene problema en recordar sus más grandes clásicos y regodearse con ellos.

Cine PREMIERE: 3
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Para Roland Emmerich mostrarnos una versión del fin del mundo nunca va a ser suficiente. De alguna u otra forma encontrará la manera de poner en jaque al planeta Tierra y a la raza humana. Si en el proceso también puede enaltecer los valores estadounidenses, no lo dudará por ni por un segundo. Moonfall no es una película distinta. A decir verdad, pareciera que se trata de una gran colección de todas sus manías características. Una gran playlist de los grandes hits que funcionará siempre y cuando permanezcas abierto a la propuesta. 

En Moonfall se plantea lo que sucedería si un buen día la luna eligiera salir de su órbita para circundar cada vez más peligrosamente hasta nosotros. No se trataría tan sólo de una colisión inminente de alcances parecidos a un evento de extinción. Sino de cambios gravitacionales, afectación de las mareas, terremotos y desde luego pánico colectivo. 

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Algunos directores encontrarían en este escenario la posibilidad de explorar la respuesta de la humanidad ante la crisis, algo hecho recientemente en No miren arriba (2021). Otros, como Lars Von Trier, tendrían interés por empatar el fin del mundo con una crisis emocional personal para hablar de finales sinsentido: Melancolía, 2011. En cambio Emmerich observa emocionado desde cerca a su nuevo campo de juegos.

El acercarse de la luna permite que el cineasta una vez más configure emocionantes escenarios de riesgo. Lugares en donde el ser humano difícilmente tendría alguna toma de decisión. Esto ya lo hizo en el pasado con El día de después de mañana (2004). Un filme cuasi profético que advertía de las consecuencias del calentamiento global. El ser humano vs la madre naturaleza. Sin embargo, aquí no se queda tan sólo en el plano de la naturaleza como enemiga. 

Para ello se nos plantea entonces que las afectaciones de la luna son más bien algo programado. El satélite natural no lo es tal y en realidad se trata de un estructura artificial que es atacada por fuerzas inteligentes exteriores a la Tierra. En este punto Emmerich nos recuerda a su Día de la Independencia (2007), en donde para salvar a la humanidad hacen falta temerarios hombres y mujeres que estén dispuestos a volar hasta el espacio para combatir la amenaza. 

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Por ello, Moonfall es una película que compila las más grandes obsesiones del director. Desastres naturales, aventuras espaciales, amenazas alienígenas y teorías conspiracionistas de lo más emocionantes. Si el factor nostalgia es algo que se vende al por mayor el cine contemporáneo, Emmerich no observa impedimento alguno para recordar sus más grandes clásicos y regodearse con ellos.

Conforme avanza y avanza la trama, uno puede cerciorarse de que está frente a un espectáculo de lo absurdo. En esta película la ciencia no es otra cosa que un elemento más del diseño de producción. Un pretexto que está allí para sustentar todas las espectaculares secuencias que están a punto de ocurrir. Su única misión es destruir ciudades y crear situaciones de lo más estimulantes. 

Por allí muy escondido en el horizonte se asoma una pequeña reflexión acerca de la inteligencia artificial y lo rápido que ésta avanza, sin que logremos comprenderla del todo. Este pensamiento no es nuevo en el cine. Tan sólo James Cameron habló de ello desde que su Terminator existiera por allá de 1984. Lo que demuestra que cuando uno se acerca a una película como Moonfall es probable encontrar algo tan vacío como la luna de esta misma historia. 

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No obstante, entre los puntos positivos que se pueden hallar en un filme como éste, se encuentra el hecho de que todo el absurdo del show cobra sentido por el compromiso que tiene la obra de divertir y entretener a su audiencia. Moonfall lo logra de la forma más inocente posible. Rehuye de las grandes complicaciones. Evita respaldar lo que plantea con complejas teorías científicas y supuestos. 

En cambio, tan sólo ofrece lo que promete. Montones de secuencias de acción en donde las grandes ciudades sufren afectaciones gravitacionales. Persecuciones automovilísticas en medio del desastre. Grandes maremotos que pretenden tragarse ciudades enteras. Viajes al espacio con el limitado de recursos para añadirle suspenso y peligrosidad a la misión. 

Por fortuna Moonfall es una película que cumple con todo lo que se espera de ella. Y en gran parte, el éxito se debe también a la genial química que existe entre sus actores. Aunque sus personajes no son dibujos complejos de un ser humano de frente al final, sus historias son lo suficientemente convincentes como para que los actores puedan lograr empatía. El trío conformado por Patrick Wilson, Halle Berry y John Bradley es inusitadamente atractivo. 

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A decir verdad, se podría decir que es la película más divertida -y medianamente respetuosa con la audiencia- que ha hecho Roland Emmerich probablemente desde El día después de mañana (2004). A nadie se le escapa que se trata de una repetición constante de elementos que hemos visto incansablemente en su cine. Al final incluso se anuncia una secuela. Lo cual sería emocionante de no ser porque ya sabemos cómo le salen a Emmerich esas. 

Debido a la crisis sanitaria por COVID-19, en Cine PREMIERE te recomendamos revisar con las autoridades de salud las medidas sanitarias necesarias (especialmente el Lineamiento general para la mitigación y prevención de COVID-19 en espacios públicos cerrados) antes de acudir al cine a ver una película.

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autor Mi relación más estable es con el cine, la fiesta y la música. Me encanta escribir sobre cine, conocer gente nueva y compartir ideas. Idealista en todo sentido, supongo que es mi rasgo acuariano de ascendente.
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