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Cine

La mujer en la ventana – Crítica de la película

18-05-2021, 11:21:06 AM Por:
La mujer en la ventana – Crítica de la película

Un thriller muy formal que sabe aprovechar sus recursos audiovisuales y la reconocida experiencia de un director que resuelve dar más peso a la forma que al fondo.

Cine PREMIERE: 3.5
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Resulta extraño tomar conciencia de que La mujer en la ventana sea una película producto de Joe Wright. El británico nos ha regalado clásicos cinematográficos tales como Orgullo y Prejuicio (2005), Expiación: deseo y pecado (2007), o Las horas más oscuras (2017), todos ellos dramas de gran calibre que significaron un camino firme en su estilo como autor. Por ello es entendible que su nuevo filme con Amy Adams (La llegada, 2016), pueda resultar en una decepción. Y aunque en cierta forma lo es, también se trata de un thriller muy elegante que no arriesga demasiado, pero que a final de cuentas destaca por la mano de todo el talento involucrado.

Muy a las usanzas del cine de Alfred Hitchcock -sin llegar a tales niveles de fortuna- La mujer en la ventana es ese tipo de película de suspenso en donde el misterio, los giros y un narrador con una perspectiva inestable, ponen en entrecejo a un espectador que desconoce lo que sucede y que espera ansioso por una resolución. Como un eco de La ventana indiscreta (1954), este filme tiene una premisa muy sencilla, pero muy atractiva. Anna Fox (Adams) es una psicóloga en confinamiento que sufre de agorafobia, un padecimiento que obedece al temor de salir y permanecer en exteriores.

Por ello, Anna pasa sus días encerrada en casa en compañia de su gato Punch, con más copas de vino de lo funcional, una buena tanda de medicamentos para la ansiedad y muchos remordimientos sobre un pasado que conoceremos de poco en poco. Su vida cambia cuando conoce a sus nuevos vecinos, a los cuales por aburrimiento y casualidad termina espiando por la ventana a través del lente de una cámara profesional. Una noche tras escuchar gritos, pone su ojo en la mirilla de la cámara y presencia el asesinato de su vecina, desencadenando así una obsesión por el tema y una paranoia constante cuando tras denunciar el suceso, descubra que la mujer asesinada, en realidad no es la esposa de su vecino.

La mujer en la ventana es una película de suspenso muy formal. Con ello quiero decir que desde su premisa se construye a base de elementos muy usuales en en el género; secretos, personajes que entran y salen de improvisto, un solo escenario (la casa) durante todo el metraje y especialmente una protagonista inestable que pondrá a dudar al espectador y a sí misma de la veracidad de todo lo que ocurre en la pantalla. Sin embargo, el talento detrás de la cámara eleva por completo lo que en manos de otro director podría haber significado en cualquier thriller de ocasión para ver un fin de semana en la televisión.

Joe Wright se devana los sesos para componer una puesta en escena estimulante en cada momento. Ya con Anna Karenina (2012) había tomado conciencia de que tenía entre manos una historia adaptada una y mil veces al celuloide. En ese sentido diseñó una película que contara la misma historia, pero de una forma diferente con una suerte de montaje teatral en vivo y con un teatro como único estudio de filmación. Aquí realiza algo similar, aunque, hay que decirlo, con menos éxito. Constantemente los encuadres, sonidos, música y montaje tratan de dotar de algo «extra» a una cinta que bien pudo filmarse de una manera más usual y aburrida.

En esa misión Bruno Delbonnel (Amelie, 2001) es su mejor aliado. El director de fotografía abandona su imagen acuosa usual para componer un estilo visual más limpio, pero que juega con los colores y todas las posibilidades de filmar en una sola casa. Por ello vemos afortunadas imágenes que en ocasiones obedecen al estilo visual de Hitchcock y en otras son más propias al estilo de Wright, como la descomposición del escenario -un breve plano secuencia imposible de las escaleras-. También el diseño de producción tiene su grado de importancia para que el todo funcione. Por mencionar un ejemplo, los ventanales de colores, a veces alteran las tonalidades de las imágenes y por ello la película visualmente nunca es aburrida.

También habría que mencionar el apartado musical, una característica siempre importante en los filmes de este director. Aunque originalmente el score correría a cargo de Trent Reznor & Atticus Ross (Soul, 2020), a final de cuentas ha sido Danny Elfman el que ha puesto melodía a la película. Apenas podemos imaginar el estilo sonoro que habría tenido con la dupla desertora, pero la realidad es que Elfman ha compuesto aquí una de sus mejores partituras en años. El compositor abandona -casi por completo- los coros infantiles y la grandilocuencia, y en cambio se aboca a un tonalidad más electrónica en donde beats y cuerdas le inyectan mucha palpitación y suspenso a la trama, pero sobre todo ritmo. El montaje se conjuga con la música para que el espectador no se canse en ningún momento, a pesar de lo predecible que pueda resultar su historia.

Con todo la anterior, quiero decir que en definitivo La mujer en la ventana es una película que sobresale más en la forma que en el fondo. Y la forma también es estimulante gracias a las actuaciones de su elenco. Por ejemplo, aunque las apariciones de Gary Oldman (Mank, 2020) y Julianne Moore (Las horas, 2002) son breves, una sola escena basta para que secuestren la pantalla. El joven actor Fred Hechinger (Noticias del gran mundo, 2020), así como Wyatt Russell (Falcon y el Soldado del Invierno) también tienen sus momentos, pero sin duda es Amy Adams la que cuenta con el papel más jugoso. Su descenso a la locura, en un camino sembrado de paranoia y depresión, es herramienta suficiente para que la actriz consiga una interpretación bastante sobresaliente.

Entre los varios desfortunios con los que cuenta el filme -porque los hay-, tal vez sobresale especialmente esa extraña mutación que rumbo al final hace la película hacia una especie de slasher ochentero, muy en la línea del cine de John Carpenter o Brian de Palma. No obstante, se observa que Joe Wright se entrega a ello con divertimento. Una vez dentro del género se permite jugar con los absurdos y los excesos en el tercer acto -ya nos los advierte desde antes en una escena en donde la sangre de manera inverosímil salta a la ventana del título- y pide que el espectador le acompañe en el viaje.

Al final cada quien decidirá cómo concibe y juzga la extrañeza que resulta La mujer en la ventana. Si se toma en cuenta la carrera de un director tan sólido como Joe Wright, probablemente exista un dejo de decepción, pero la realidad es que esta historia adaptada de la novela de A.J. Finn tampoco es precisamente el relato de suspenso que cambiará los rumbos del cine. Sobre todo se trata de un thriller muy formal que aprovecha en lo posible todos los recursos audiovisuales que tiene a la mano y la experiencia de un director que aquí resuelve dar más peso a la forma que al fondo. A decir verdad es una película más estimulante de lo usual en el catálogo de Netflix.

La mujer en la ventana ya está disponible en Netflix.

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autor Mi relación más estable es con el cine, la fiesta y la música. Me encanta escribir sobre cine, conocer gente nueva y compartir ideas. Idealista en todo sentido, supongo que es mi rasgo acuariano de ascendente.
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