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Cine

Nada que perder – Crítica de la película

10-05-2018, 11:54:29 AM Por:
Nada que perder – Crítica de la película

Una película que más bien es un vehículo propagandístico de la Iglesia Universal del Reino de Dios, poco alejada del videohome.

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Vehículo propagandístico de la Iglesia Universal del Reino de Dios, institución brasileña conocida aquí como Pare de Sufrir, Nada que perder es un armatoste de película que ensalza la figura de Edir Macedo (Petrônio Gontijo), el fundador de dicha iglesia que ha sido acusado de diversos fraudes en distintas partes del mundo. En esta biopic se le pinta como un hombre recto al que durante su juventud continuamente sus cofrades le niegan la oportunidad de volverse pastor y poder guiar a la gente hacia Dios según el llamado divino que dice tener. Hasta que decide renunciar a su empleo y apoyado por su esposa, Esther (Day Mesquita), consigue fundar su propia iglesia, la cual crece como la espuma amenazando el dominio de la iglesia católica que, aliada con el gobierno brasileño, se vuelve su persecutora.

La película Nada que perder parece una telenovela filmada con cámaras espectaculares, es decir, un video home de altísimo presupuesto, como ocurrió con Moisés y los diez mandamientos, que derivaba de una serie de televisión. Alexandre Avancini, el director de los dos proyectos, carece de la habilidad para generar emociones y para hacer que sus actores ofrezcan una pizca de carisma. Acartonados y sin chispa, se dedican a decir diálogos y aparecer en escenas sin ninguna aportación dramática. Es más, parece que la simple idea de arco dramático fue extirpada del guion como si estuviese en detrimento de la historia que se cuenta. Y a pesar de que hay muchos momentos que deberían ofrecer precisamente ese dramatismo que conecta con la audiencia.

La apuesta, en todo caso, no parece generar empatía. Es, como decía arriba, un vehículo propagandístico; y es, también, un vehículo de ensalzamiento de la figura de Edir Macedo. Pero no hay una construcción del personaje. Interpretado por José Victor Pires en su juventud, donde es apenas convincente, pasa a ser todavía menos convincente cuando lo toma Petrônio Gontijo, un hombre maduro que se hace cargo del personaje cuando aún es joven. Y lo hace con tal acartonamiento que es difícil creer su convicción religiosa y, por sobre todas las cosas, su carisma para convocar a las masas, lo cual es parte fundamental para entender el éxito de la Iglesia Universal del Reino de Dios. Entender cómo reúne más gente que el Papa es complicado.

La película Nada que perder está filmada a partir de un flashback, con saltos en el tiempo torpes y una narrativa simplista a la manera de un culebrón. No hay tensión ni siquiera en la escena del arresto ni en la del escape para pasar al Maracaná. Tampoco hay nada conmovedor ni en la escena del mitin afuera de la prisión ni en el enamoramiento. No hay nada más que un vehículo de ensalzamiento de Macedo, un filme propagandístico para venerarse a sí mismo.

Y para sumarle a las penurias, el doblaje es pésimo y, además, anuncian una continuación con los retos que enfrenta en Nueva York.

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autor Nadie quiere acompañarlo al cine porque come palomitas hasta por los oídos e incluso remoja los dedos en el extraqueso de los nachos. Le emocionan las películas de Stallone y no puede guardar silencio en la sala a oscuras. Si alguien le dice algo, él simplemente replica: "stupid white man".
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