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Neill Blomkamp: nace un genio

14-10-2009, 4:57:11 PM Por:
Neill Blomkamp: nace un genio

El prodigioso director de Sector 9 habla con nosotros. 

por Mary Carmen Albarrán / Desde San Diego

Este novato realizador originalmente elegido para dirigir Halo, y protegido de Peter Jackson promete sorprender a México con la que muchos en esta redacción consideramos la mejor película del año. En Comic-Con el sudafricano nos platicó sobre la aventura que fue filmar Sector 9. Aquí sus revelaciones:

¿Cuáles fueron las influencias más evidentes que tuviste al realizar esta cinta? Kafka…

Kafka definitivamente es relevante pero no de forma consciente. El elemento de la transformación está presente pero fue puesto en un nivel muy subliminal. De hecho no puedo apuntar a una película o libro como una influencia determinante. Más bien fueron una bola de ideas, de ciencia-ficción especialmente, que fueron mezcladas en una licuadora y puestas en Sudáfrica.

¿Cómo fue colaborar con Peter Jackson?

Lo primero que hizo Pete fue que todo esto sucediera. Para mí como director primerizo hubiera sido imposible producir esta película de la forma que se ha hecho. Él me dijo: “Haz lo que quieras hacer”. Y creó un ambiente en el que día a día me decía si le preocupaba algo, como que la gente se confundiera. Siempre me decía lo que pensaba. Y estar con una persona que tiene tanta experiencia fue muy valioso. Soy afortunado.

Durante la película sólo pensaba, “¡Quiero salirme!”, porque es muy ruda, pero justo eso es lo que la hace tan buena. ¿Qué significado crees que tenga para la gente?

Es muy gracioso que alguien te diga que quiere salir corriendo de tu película –ríe– pero entiendo lo que dices. Creo que una cosa de lo que estuve muy consciente, por ser mi primera cinta, fue no hacer algo que pareciera un ejercicio por generar consciencia en la gente, como “vean que mal está su situación” o algo así. No estaba intentando hacer eso. Se trataba de realizar una película honesta y que se sintiera real. Sabía que el ambiente iba a generar muchas preguntas. Y coincidió que el día que empezamos a filmar hubo eventos terroríficos como la matanza en Zimbabwe.

Puedes hablar de lo que el formato de falso documental te permite hacer creativamente…

Pues esa idea estuvo desde el cortometraje. Eso fue muy cool, que saliera de ahí tan orgánicamente. Y aunque en el momento no lo pensé así ahora parece que el corto fue una especie de ensayo. Cuando lo filmé nació enteramente de conceptos e ideas visuales y generar un sentimiento que te confundiera: ¿vi un documental o qué fue? Porque los documentales nunca se filman así. Y de ahí esencialmente tuve que romper con ese género porque no funcionaba. Tuvimos que poner cosas más “cinematográficas”, por así decirlo.

Para ser una película de ciencia-ficción es muy barata ($30 millones de dólares). ¿Cómo se logró eso?

Pues primero que nada, Sharlto (Copley, el protagonista) es muy barato –ríe–. La parte de CGI es lo más caro, pero no tuvimos grandes estrellas, filmar en Johannesburgo es más barato. Lo más caro y más difícil fue hacer el mundo alien y que fuera realista. Al conceptualizarlos como personajes lo primero que pensé fue cómo hacerlos baratos y algo que es importante es limitar tu tiempo y recursos de investigación. Si empiezas a trabajar en una toma y no se ve bien, si no tienes cuidado puedes gastar mucho intentando que se vea bien. Hay que diseñar todo con suficiente anticipación para garantizar que se vea bien.

¿Por qué hacer a los aliens parecer insectos?

La idea vino de la historia: necesitaba que las personas se sintieran como insectos. Quería que su sociedad fuera completamente distinta a la nuestra. Están hechos para no tomar decisiones. Está la reina, como con las hormigas, y biológicamente si se les quita los aliens, no tienen dirección. Ésa es la historia, entonces los diseñé en función de eso. También que fueran “humanosos” para que la audiencia se relacionara un poco con ellos.

Una decisión arriesgada fue no mostrar mucho de la cinta antes de su lanzamiento, ¿fue consciente?

Creo que sí… fue más por parte de Pete. Yo estaba feliz por ello porque funcionara, o no, iba a ser por su propio mérito. Pero era angustiante el pensar verla con audiencias.

¿Puedes hablar de la cuestión social inmersa en la trama?

De nuevo, creo que mucho fue inconsciente, pero yo crecí en un ambiente segregado entre blancos y negros. Y la idea de un racista pasivo que se ve obligado a ser del lado que ha discriminado es una historia atractiva. Esa idea siempre me ha parecido interesante.

¿Cuál fue tu día más difícil?

Justo antes de filmar, quería volarme la cabeza. Me sentía muy poco preparado. Más que cualquier director novato. Nada puede prepararte para una película de dos meses de filmación. Y cuando me di cuenta de eso me dio un ataque de pánico, sentí que iba a regarla. Pero sí llegué a un punto en el que me sentía mejor. En el screening sí dije “Uff… funcionó”.

El corto original que dio pie a District 9.

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autor Es investigador del Programa de Culturas Digitales de la Universidad de Sydney. Es el editor fundador de cinepremiere.com.mx y escribe sobre cine, televisión y tecnología en diversos medios nacionales e internacionales.
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Neill Blomkamp: nace un genio

Neill Blomkamp: nace un genio

El prodigioso director de Sector 9 habla con nosotros. 

por Mary Carmen Albarrán / Desde San Diego

Este novato realizador originalmente elegido para dirigir Halo, y protegido de Peter Jackson promete sorprender a México con la que muchos en esta redacción consideramos la mejor película del año. En Comic-Con el sudafricano nos platicó sobre la aventura que fue filmar Sector 9. Aquí sus revelaciones:

¿Cuáles fueron las influencias más evidentes que tuviste al realizar esta cinta? Kafka…

Kafka definitivamente es relevante pero no de forma consciente. El elemento de la transformación está presente pero fue puesto en un nivel muy subliminal. De hecho no puedo apuntar a una película o libro como una influencia determinante. Más bien fueron una bola de ideas, de ciencia-ficción especialmente, que fueron mezcladas en una licuadora y puestas en Sudáfrica.

¿Cómo fue colaborar con Peter Jackson?

Lo primero que hizo Pete fue que todo esto sucediera. Para mí como director primerizo hubiera sido imposible producir esta película de la forma que se ha hecho. Él me dijo: “Haz lo que quieras hacer”. Y creó un ambiente en el que día a día me decía si le preocupaba algo, como que la gente se confundiera. Siempre me decía lo que pensaba. Y estar con una persona que tiene tanta experiencia fue muy valioso. Soy afortunado.

Durante la película sólo pensaba, “¡Quiero salirme!”, porque es muy ruda, pero justo eso es lo que la hace tan buena. ¿Qué significado crees que tenga para la gente?

Es muy gracioso que alguien te diga que quiere salir corriendo de tu película –ríe– pero entiendo lo que dices. Creo que una cosa de lo que estuve muy consciente, por ser mi primera cinta, fue no hacer algo que pareciera un ejercicio por generar consciencia en la gente, como “vean que mal está su situación” o algo así. No estaba intentando hacer eso. Se trataba de realizar una película honesta y que se sintiera real. Sabía que el ambiente iba a generar muchas preguntas. Y coincidió que el día que empezamos a filmar hubo eventos terroríficos como la matanza en Zimbabwe.

Puedes hablar de lo que el formato de falso documental te permite hacer creativamente…

Pues esa idea estuvo desde el cortometraje. Eso fue muy cool, que saliera de ahí tan orgánicamente. Y aunque en el momento no lo pensé así ahora parece que el corto fue una especie de ensayo. Cuando lo filmé nació enteramente de conceptos e ideas visuales y generar un sentimiento que te confundiera: ¿vi un documental o qué fue? Porque los documentales nunca se filman así. Y de ahí esencialmente tuve que romper con ese género porque no funcionaba. Tuvimos que poner cosas más “cinematográficas”, por así decirlo.

Para ser una película de ciencia-ficción es muy barata ($30 millones de dólares). ¿Cómo se logró eso?

Pues primero que nada, Sharlto (Copley, el protagonista) es muy barato –ríe–. La parte de CGI es lo más caro, pero no tuvimos grandes estrellas, filmar en Johannesburgo es más barato. Lo más caro y más difícil fue hacer el mundo alien y que fuera realista. Al conceptualizarlos como personajes lo primero que pensé fue cómo hacerlos baratos y algo que es importante es limitar tu tiempo y recursos de investigación. Si empiezas a trabajar en una toma y no se ve bien, si no tienes cuidado puedes gastar mucho intentando que se vea bien. Hay que diseñar todo con suficiente anticipación para garantizar que se vea bien.

¿Por qué hacer a los aliens parecer insectos?

La idea vino de la historia: necesitaba que las personas se sintieran como insectos. Quería que su sociedad fuera completamente distinta a la nuestra. Están hechos para no tomar decisiones. Está la reina, como con las hormigas, y biológicamente si se les quita los aliens, no tienen dirección. Ésa es la historia, entonces los diseñé en función de eso. También que fueran “humanosos” para que la audiencia se relacionara un poco con ellos.

Una decisión arriesgada fue no mostrar mucho de la cinta antes de su lanzamiento, ¿fue consciente?

Creo que sí… fue más por parte de Pete. Yo estaba feliz por ello porque funcionara, o no, iba a ser por su propio mérito. Pero era angustiante el pensar verla con audiencias.

¿Puedes hablar de la cuestión social inmersa en la trama?

De nuevo, creo que mucho fue inconsciente, pero yo crecí en un ambiente segregado entre blancos y negros. Y la idea de un racista pasivo que se ve obligado a ser del lado que ha discriminado es una historia atractiva. Esa idea siempre me ha parecido interesante.

¿Cuál fue tu día más difícil?

Justo antes de filmar, quería volarme la cabeza. Me sentía muy poco preparado. Más que cualquier director novato. Nada puede prepararte para una película de dos meses de filmación. Y cuando me di cuenta de eso me dio un ataque de pánico, sentí que iba a regarla. Pero sí llegué a un punto en el que me sentía mejor. En el screening sí dije “Uff… funcionó”.

El corto original que dio pie a District 9.

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autor Es investigador del Programa de Culturas Digitales de la Universidad de Sydney. Es el editor fundador de cinepremiere.com.mx y escribe sobre cine, televisión y tecnología en diversos medios nacionales e internacionales.
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