No manches Frida 2 – Crítica

A diferencia de la primera entrega, que era un remake fiel de la cinta alemana Fack ju Göhte –y que se convirtió en uno de los éxitos de taquilla más relevantes del cine mexicano–, esta secuela se aleja de la trama planteada y decide irse por su propio camino. Sin embargo, la falta de originalidad sigue siendo el punto más débil de No Manches Frida 2.

Zequi (Omar Chaparro) parece tenerlo todo: un trabajo estable y que disfruta en la escuela, y el corazón de su amada Lucy (Martha Higareda). Pero cuando llega el momento de dar el sí definitivo en el altar, Zequi termina por arruinarlo todo cuando vomita en la ceremonia (producto de una despedida de soltero la noche anterior que se salió de control). Las cosas se complican aún más cuando la nueva directora de la escuela Frida (Andrea Noli) anuncia que el instituto está en graves problemas financieros y la única solución es ganar una competencia interescolar llevada a cabo en las playas de Puerto Vallarta. Zequi utiliza este viaje para convertirse en el héroe de la escuela y, al mismo tiempo, salvar su relación con Lucy.

La palabra que viene a la mente para describir este nuevo guion a cargo de David S. Olivas, Claudio Herrera y Sergio Adrian Sanchez –y que únicamente se inspiró en la secuela de la original, sin replicarlo– es “hiperactivo”. Cada cuadro en escena está atiborrado por secuencias donde la comedia física y de pastelazo predominan, confirmando nuevamente la falta de sustancia de la trama. La introducción de personajes nuevos contribuye poco a la narrativa inverosímil de la cinta. En esta segunda entrega, conocemos a Mario (Aarón Díaz) un maestro millenial obsesionado con las selfies y los hashtags encargado de liderar al instituto fresa que es el rival a vencer en la competencia. Además, Mario resulta ser el exnovio de Lucy. La actriz Itatí Cantoral también se une al elenco en el papel de una maestra cuyo objetivo principal en el viaje es conquistar a Mario y dar consejos sexuales a los alumnos. Cantoral muestra su vena cómica en este filme de manera exitosa. Omar Chaparro nuevamente lleva el peso de la comedia en esta cinta, pero las situaciones en las que se ve su personaje llegan a ser tan absurdas, que lo que genera son cejas levantadas en vez de carcajadas.

Uno de los factores que convirtió a la cinta alemana en un hito en la taquilla local, es que, además de su objetivo principal de entretener, utilizó inteligentemente la comedia para presentar una crítica al sistema educativo en Alemania. La misión absoluta de la franquicia de No Manches Frida siempre ha sido entretener, y en este sentido, ha sido sumamente exitosa.

Sin embargo, no logra trascender porque al final del día no ofrece nada más allá que una fórmula genérica de comedia sustentada en estereotipos. No existe ningún valor agregado que genere empatía en el espectador y lo lleve a buscar paralelismos o reflexiones con situaciones de la vida real.

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Amanda Adame Comunicóloga para quien el cine y la fotografía son las mejores maneras de ver la vida. Es fan de Sofia Coppola y la estética de Wes Anderson, añora décadas pasadas y piensa que todo el mundo debería irse en un road trip por lo menos una vez en la vida.