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Cine

No toques dos veces

25-04-2017, 9:46:49 AM Por:
No toques dos veces

Don't Knock Twice, una película que... mejor ni se te ocurra verla dos veces.

Cine PREMIERE: 1.5
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En una época en la que el cine de terror vive un auge con títulos que han sabido explotar los lineamientos del género dotándolos de vitalidad (como ha sido el caso de No respires, La bruja o La morgue), se estrena No toques dos veces, una película de Caradog W. James, quien debutó en 2013 con The Machine, una decente cinta de acción y ciencia ficción.

Sin embargo, a su incursión en el terror le hace falta hilvanar correctamente su narrativa y en un afán por explotar los lineamientos del género hace una amalgama poco convincente. Chloe (Lucy Boynton de La enviada del mal) es una adolescente que va a buscar a su madre, Jess (Katee Sackhoff de Oculus), quien vive en Inglaterra y goza de buena fama como artista. Sin embargo, cuando Chloe era pequeña tomó la decisión de dejarla a cargo del Estado, pues ella era una adicta y decidió rehabilitarse. El drama del reencuentro de una madre con su hija, ambas dos desconocidas que tratan de cubrir sus respectivas ausencias, se presta para explotar la veta del terror psicológico, por aquello del tema del rencor. No obstante, en No toques dos veces aquello es un problema menor, pues Chloe decide ir a verla más como un escape que por la voluntad de querer conocerla.

Y es que ella y su novio Danny (Jordan Bolger) tocaron a la puerta de Mary Aminov, de quien se dice es una bruja despiadada. Entonces, Danny desaparece y ella decide irse. Sin contar que Mary la busca y encuentra sin importar las distancias.

Las atmósferas, trabajadas con poca fortuna, son un amasijo de clichés. Filmada con pulcritud, la película insiste recurrentemente en mostrar sombras y claroscuros, paisajes urbanos nocturnos y paisajes boscosos donde la luz atraviesa los árboles con haces preciosistas con una intención groseramente encauzada, lo mismo que las escenas trabajadas para generar terror.

Las presencias carecen de verosimilitud y aunque las protagonistas lo intentan, no consiguen salvar una historia que insistió en sacudirse las pautas del género dándoles la vuelta, pero que acabó enfangada en ellas. No toques dos veces, además, insistió en hacer de la relación madre/hija un puente para darle complejidad a la historia, pues Jess, interesada en volver a tener la custodia de su hija, deberá sacar fuerzas de su instinto materno para poder salvarla. Lo malo es que esa “profundidad” queda vacía.

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autor Nadie quiere acompañarlo al cine porque come palomitas hasta por los oídos e incluso remoja los dedos en el extraqueso de los nachos. Le emocionan las películas de Stallone y no puede guardar silencio en la sala a oscuras. Si alguien le dice algo, él simplemente replica: "stupid white man".
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