Noelle – Crítica de la película navideña de Disney Plus

A propósito de su debut mundial en noviembre de 2019, el streaming del Ratón ya tenía preparados un puñado de contenidos originales que complementarían el de por sí extenso catálogo de grandes favoritos, pasados y contemporáneos. Aquellas novedades cubrían varios rubros, desde los remakes de clásicos animados (La dama y el vagabundo) hasta el reverenciado universo de Star Wars (The Mandalorian), donde las familias siempre estuvieron adscritas al público objetivo. Pero en ese sentido, ¿qué es más familiar que una película 100% navideña? También como título de lanzamiento de Disney Plus, hace un año estrenó la película Noelle, una comedia estelarizada por Anna Kendrick, Bill Hader y Shirley MacLaine donde la aventura consistía en una vieja confiable del género festivo: salvar la Navidad.

La película de Disney Plus, Noelle, embarca a los espectadores hacia una colorida villa del Polo Norte, habitada por duendes y la familia Kringle, la cual se compone por Santa Claus, su esposa y sus dos hijos: el mayor Nick (Bill Hader) y la menor Noelle (Anna Kendrick). Ellos son parte de un linaje que por siglos ha ejercido y heredado la labor de repartir regalos en todo el mundo, por lo que cuando su padre fallece, Nick debe convertirse en el nuevo Papá Noel. El problema es que, a escasas semanas de la Noche Buena, el sucesor aún no concluye satisfactoriamente su entrenamiento ni exhibe mucho entusiasmo por portar la corona (o, mejor dicho, el gorro rojo). Aconsejado por Noelle, el estresado Nick decide tomarse un fin de semana libre, aunque en realidad aprovecha para desaparecer, y ahora será obligación de su hermana encontrarlo antes de que la Navidad sea cancelada o adquiera un sabor amargo.

La cinta es escrita y dirigida por Marc Lawrence, neoyorquino formado en comedias ligeras como Letra y música (2007) y ¿Y dónde están los Morgan? (2009), además de verse involucrado en el guion de Miss Simpatía (2000) y su secuela. Sin embargo Noelle supuso la primera incursión de Lawrence en las narrativas navideñas y claramente optó por empacar lo imprescindible: un Polo Norte fantástico, una trineo volador, renos mágicos (con el plus de uno que cualquiera querría adoptar como mascota) y una moraleja respecto a lo que realmente significa el espíritu de la Navidad. Estos ingredientes convencionales fueron dispuestos sobre la mesa, aguardando una manera inventiva de ser fusionados en una película de género que destaque por mérito propio, lo cual lamentablemente no sucede.

La trama de Noelle trastabilla desde los defectos adjudicados al personaje titular. Por momentos, es evidente la intención de presentar a la hija de Santa Claus como alguien consentida y egoísta a ojos de su madre, de los duendes e incluso del espectador, lo cual resulta particularmente incongruente con el resto de la película, donde vemos a Noelle derrochando empatía y amabilidad. Sus únicos «crímenes» habrían sido proponerle unas vacaciones a su obediente hermano, en parte por un repentino interés personal (intrascendente sobremanera en el guion), y dedicar sus días a fabricar tarjetas navideñas, dejando las tareas importantes a los demás habitantes del Polo Norte. Lo curioso es que fue su mismísimo padre quien le enjaretó aquella labor, aún cuando desde niña mostraba interés en asumir mayores responsabilidades.

Sin argumentos convincentes sobre por qué su protagonista obró mal, la película prosigue con Noelle y su niñera Polly (Shirley MacLaine) abordando el trineo de Papá Noel y viajando hasta Phoenix, Arizona, donde probablemente hallen al desaparecido Nick. A partir de ahí, la irrupción en los terrenos de Encantada (2007) es imposible de ignorar, no sólo en la cuestión del «pez fuera del agua» y la simpática ingenuidad de la foránea ante un entorno desconocido, sino más descaradamente en el encuentro de la joven Kringle con un trabajador pesimista que casi a regañadientes decide ayudarla, mientras ella influye positivamente en la relación de aquél con su hijo. Ergo, no es descartable que el pitch del proyecto hubiera incluido el enunciado «Noelle es Giselle en una crisis navideña, aunque sin señas del género musical».

Honestamente fue sorpresivo no escuchar a la afinada Anna Kendrick encabezar números musicales, aunque sí figura una burla a las armoniosas vocalizaciones de algunas princesas Disney con las que mágicamente convocan a los animales del bosque. Noelle ostenta una vibra socarrona en éste y otros elementos, siendo notable su alteración a la letra de populares villancicos —interpretados por un grupo de duendes cantores— con el objetivo de brindar un comentario cómico acerca de una situación desfavorable. Esto, sin olvidar la incorporación de versos navideños en diálogos no relacionados, tales como «silent night» (un juez pidiendo orden) o «you better not pout, you better not cry» (durante una discusión entre Noelle y Nick), lo cual aporta eficazmente al limitado encanto de la cinta.

No obstante, la primera película sobre Navidad de Disney Plus flaquea al abrigar una historia predecible con escasos aditamentos para mantenerte enganchado. En ese sentido, aunque exhibe varias ideas que pudieron erigir subtramas oportunas o una abundancia de situaciones irreverentes, éstas se descuidan o desaprovechan mediante chistes esporádicos. La invasión tecnológica en el taller de Santa (ocasionada por el primo geek Gabriel) merecía mayor atención, como también el merchandising navideño en Phoenix que indigna a la protagonista. Por otro lado, se habla de una tradición que por siglos supuso que una mujer no podía ser Santa Claus, y que en consecuencia transfiere a Nick un compromiso indeseado, mientras que Noelle es menospreciada por los mismos principios que ella defiende. Hubiera sido interesante explorar qué tan corrompida (o inconforme) estaba la comunidad del Polo Norte ante tan equívoca noción y cómo evoluciona en el transcurso de la película.

Mediante contados escenarios de ensueño, Noelle cumple satisfactoriamente con el trámite de película familiar que combina a la perfección con los adornos navideños en tu sala. Pero si buscas una historia que resuene en ti, incluso cuando llegue el momento de retirar las esferas del árbol, aquél quizá no sea un título que quieras añadir a tu lista de deseos.

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Antonio G. Spíndola Tengo muy mala memoria. Por solidaridad con mis recuerdos, opto por perderme también. De preferencia, en una sala de cine.