Obi-Wan Kenobi: enfrentamiento de nostalgia – Crítica del Episodio 3

Desde su debut, la nueva serie de Star Wars demostró que pretendía ser más que eso. Quizás un complemento más próximo a la saga de películas. La cercanía de sus personajes y conflicto con las trilogías cinematográficas le han convertido en un material a tener en cuenta. Con su episodio número 3 Obi-Wan Kenobi se sostiene por el mismo camino e incluso no pierde tiempo en presentar el épico reencuentro que todos los warsies estaban esperando. 

Tener a Leia Organa como el combustible de la historia ha permitido que los recuerdos afloren. Y sobre ellos es que Deborah Chow, junto con su equipo de guionistas, han trazado el plan para expandir la esencia de Kenobi. Si bien los episodios pasados nos mostraron el interior del personaje y la relación tan estrecha que tendrá esta obra con las películas, ahora llegó el turno de explotar ese potencial. 

Sin entrar al terreno del spoiler, el público moderno podrá atestiguar el regreso de Darth Vader en la era Disney. Y la realidad es que el equipo de Mickey Mouse lo ha hecho bastante bien. El malvado personaje fue ominoso y su figura proyectó una gran sombra sobre toda la saga, a pesar de que fueron pocos los momentos en los que se le vio en acción plena. Sin embargo, los nuevos contadores de historias ahora se pueden permitir mostrar la verdadera maldad del villano en toda su gloria. 

Como sucediera en Rogue One, aquí Darth Vader no pierde tiempo para mostrar esa carencia de humanidad que lo hace tan escalofriante. Por si fuera poco la serie nos regaló momentos de verdadero impacto para cualquier fanático. El doloroso ensamble físico que atraviesa el señor Sith para ponerse la capa, por ejemplo, fue el prólogo de un episodio que se enfoca en su desesperación por cobrar venganza hacia su antiguo maestro. 

La venganza del aprendiz llega directa y sin preámbulos. Símbolos como el fuego y el rencor por el pasado son usados por los guionistas para enfrentar a héroe y villano en una secuencia que, sin embargo, se percibe como contenida. Esto bien puede ser por dos factores. El primero de ellos es porque la serie carece de una más audaz puesta en escena para la acción. Y la segunda, a la que todos nos aferramos, es porque quizás se estén guardando lo mejor para más adelante.

No obstante, sobre la primera opción no cabe duda. Uno de los problemas de Obi-Wan Kenobi es que se ha quedado corta en términos de acción. Acción es un término que usamos por costumbre, para referirnos a las secuencias de batalla, violencia y conflicto físico entre personajes. Ya que si bien todo live action es acción. Pero en ese sentido, dichas secuencias son torpes y poco agraciadas. Las coreografías de enfrentamientos con sables láser han sido mejores en el pasado. Claro que se debería tomar en cuenta que esta serie establece a un Kenobi oxidado y carente de fuerza. Algo que se demuestra en su enfrentamiento con Darth Vader.

Uno de los temas recurrentes de la serie es recordarnos que el personaje pertenece a otra generación. Una que comienza a conocer su final en pos de las generaciones nuevas. Es en dicha mirada donde esta historia encuentra sus puntos más altos. La exploración que se hace de un personaje atormentado y que ha perdido la fe es quizás el aliciente más valioso que un actor como Ewan McGregor puede tomar como punto de partida para entregar una actuación fenomenal. 

El Obi-Wan de este paquete de episodios está lejos de aquel Jedi alegre, sarcástico y aventurero. Su arco narrativo se perfila para graduarlo como el maestro y guía que siempre debió ser. Así como fue mentor de Anakin Skywalker y posteriormente de su hijo Luke, aquí se le presenta la oportunidad de hacer lo mismo por Leia. Tiene todo el sentido del mundo que abandonara su aislamiento sólo para perseguir una vez más su vocación. 

Su química con Leia es bastante efectiva. Y el guion es muy inteligente para recordarnos con tan solo dos líneas de diálogo a personajes perdidos y añorados que todavía pesan en el corazón del protagonista y el de los fanáticos. Desde luego todo lo anterior es el resultado de una extracción abundante de la nostalgia. Pero difícilmente se puede rechazar la nostalgia cuando se nos presenta tan bien emplatada. 

La calidad técnica es asombrosa. Quizá con la excepción de una banda sonora que, una vez más, prueba no estar a la altura de las circunstancias. Cuesta creer que esta serie no cuenta con las licencias necesarias para aunque sea mostrar atisbos de «La marcha imperial» cada vez que en pantalla aparece el siniestro personaje enmascarado. Aunque más allá de la recurrencia a temas musicales del pasado, la realidad es que la composición general para la nueva historia y personajes dista mucho de lo requerido para cualquier entrega de Star Wars. 

De igual forma en ocasiones el guion muestra resoluciones cómodas para resolver los conflictos de sus personajes. Una calibración mejor y más astuta, haría de Obi-Wan Kenobi la más asombrosa pieza faltante de la saga de filmes. Y es que sus personajes también resultan interesantes. Aquí se observa una mejor actuación de Moses Ingram, erigiendo así a una villana que parece esconder mucho más de lo aparente. 

Llegados a la mitad de la serie, Obi-Wan Kenobi con su episodio 3 ha demostrado a sus fans que la saga todavía cuenta con cierta vitalidad. Aunque es un emplatado empalagoso de nostalgia bien cocinado, todavía se percibe que existe algo mucho mejor escondido y reservado para la segunda porción. 

Los episodios restantes llegarán los días miércoles a Disney Plus.

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Luis Angel H Mora Mi relación más estable es con el cine, la fiesta y la música. Me encanta escribir sobre cine, conocer gente nueva y compartir ideas. Idealista en todo sentido, supongo que es mi rasgo acuariano de ascendente.