Vito Corleone (El padrino, 1972)
El personaje
Cabeza de la familia Corleone, el inmigrante siciliano se ha convertido en uno de los principales líderes de la mafia en Nueva York, a través de su esfuerzo, favores, un inquebrantable código de honor y sobre todo, mucha sangre. La vida de Vito estuvo plagada de violencia desde muy temprana edad, ya que su padre y su hermano fueron brutalmente asesinados por un líder local al que se negaron a pagarle. Tras escapar hacia Estados Unidos, Vito hizo lo posible por salir adelante a través de empleos y algunos crímenes, para finalmente cometer su primer asesinato a los 29 años de edad. A partir de entonces, el inmigrante se convirtió en uno de los hombres más respetados de la zona, lo cual le permitió ascender hasta crear su propio imperio del crimen.
La vida de Vito Corleone estaría plagada de éxitos, pero también de dolor ante las eternas diferencias con otras familias criminales, las cuales intentaron aniquilarlo, exterminaron a su hijo mayor Sonny y también atentaron contra la vida de su hijo Michael. Al final, Vito Corleone nombró a Michael como su sucesor y al poco tiempo murió tranquilamente mientras jugaba con su nieto.
Relación con sus hijos
A pesar de ser un importante líder criminal, Vito Corleone siempre mostró un gran amor por su familia, a la cual consideraba lo más importante. Quizá nunca fue un ciudadano ejemplar, pero siempre manifestó su interés por estar presente con sus hijos y por buscar la manera de que éstos se alejaran de una vida violenta como la suya. Para su mala fortuna, ninguno de ellos pudo lograr este anhelo: Sonny fue entregado por su cuñado y brutalmente ejecutado, Fredo es asesinado por órdenes de su hermano Michael, Connie vive toda clase de amoríos tras enviudar y finalmente se convierte en la consigliere de Michael, mientras que éste último vivió cargando con las responsabilidades de ser el jefe de la familia, lo cual resultó en la muerte de su hija Mary.
¿Por qué es badass?
Porque es el único capaz de hacer ofertas que no puedes rechazar. De lo contrario se corre el riesgo de encontrar una sangrienta cabeza de caballo o de dormir con los peces.