Parque mágico – Crítica

June (Mia Rubín-Legarreta) es una niña con mucha imaginación. Junto a su madre (Andrea Legarreta), ha pasado meses imaginando y dibujando un parque de atracciones perfecto llamado Parque Mágico. Para la mamá de la pequeña, es una actividad que le permite pasar tiempo con su hija. Para June, es mucho más que eso y su sueño es convertirlo en realidad. Pero todo cambia cuando la mamá de June es diagnosticada con una enfermedad seria y tiene que ingresar a un hospital. June pierde toda esperanza en el parque y deja de trabajar en él. En un esfuerzo por animarla, su padre (Erik Rubín) la manda a un campamento… pero en el trayecto, se da cuenta de que el parque en realidad existe y tiene que salvarlo de un villano que amenaza con destruirlo.

Parque Mágico es la tercera producción de Paramount Animation (Bob Esponja: la película), un filme que trabajó en conjunto con Nickelodeon Movies e Ilian Animation Studios. La estética y dirección de arte de la animación es  de los puntos fuertes de la cinta. El diseño del parque está muy bien logrado y realmente evoca ese sentimiento de asombro que ocurre cuando un niño pisa un parque de diversiones por primera vez. También, vale la pena resaltar su destreza para replicar el bosque que rodea al parque de una manera hiperrealista con elementos y colores que aluden a la fantasía. En cuanto al diseño de los personajes, todavía queda camino por recorrer, en específico en sus expresiones faciales, ya que por momentos se sienten un poco acartonados.

El elemento más interesante en cuanto a la historia son la metáforas intrínsecas sobre la imaginación y cómo está ligada al estado ánimo y al contexto familiar. El parque mágico representa el núcleo emocional de June, y el «villano» y la oscuridad que amenaza el parque es realmente la tristeza y el enojo que siente por la salud de su madre. Los habitantes del parque, el chimpancé  carismático y líder del parque Peanut, el divertido oso Boomer, la jabalí preocupona Greta, los castores pícaros Gus y Cooper y el noble puercoespín Steve, representan partes de su personalidad. En esta parte, es inevitable recordar la cinta IntensaMente de Pixar.

June también se encuentra en esta transición donde empieza a dejar atrás la niñez y comienza a sentir que el parque es una pérdida de tiempo. Sin embargo, los padres de June fomentan su creatividad y esta exploración artística al integrarse e interesarse en sus ideas, por más locas que parezcan. Este mensaje de integración familiar y la importancia de conservar al niño interior –tanto para niños como adultos– permea toda la cinta.

Estos paralelismos probablemente no resultan tan evidentes para los más pequeños, pero le agregan una capa de profundidad a un arco narrativo que en realidad es bastante genérico.

Una grata sorpresa, y la cual aporta gran parte de la comicidad a la cinta, es el doblaje latino de los castores Gus y Cooper a cargo de los comentaristas deportivos Christian Martinoli y Luis García, quienes incursionan con éxito al mundo del doblaje por primera vez con estos personajes.

Cuando sales de la sala de cine, Parque Mágico es un filme que resulta efímero. Sin embargo, la experiencia que te aporta cuando estás sentado en tu butaca inmerso en los colores y las secuencias de acción, resulta una experiencia placentera.

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Amanda Adame Comunicóloga para quien el cine y la fotografía son las mejores maneras de ver la vida. Es fan de Sofia Coppola y la estética de Wes Anderson, añora décadas pasadas y piensa que todo el mundo debería irse en un road trip por lo menos una vez en la vida.