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Cine

La Bella y la Bestia – Crítica

21-01-2015, 12:25:00 PM Por:
La Bella y la Bestia – Crítica

Dirigida por Christophe Gans, La Belle et la Bête presenta un mundo interesante, pero la historia de amor no convencerá ni a los más fanáticos.

Cine PREMIERE: 3
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¿Quién podría olvidar a Lumiere, Chip, La Señora Potts o Gastón? Ciertamente muchos de nosotros crecimos con estos personajes y a la fecha no podemos ver La Bella y la Bestia sin imaginarnos a esta famosa pareja bailando en un gran salón. Pero no es ningún secreto que esa mágica versión de Disney de 1991, ganadora de 3 premios Oscar, no fue la primera en darse a conocer.

Hace 250 años, Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve publicó la primera versión oficial de esta obra. Unos años después, en 1756, Jeanne-Marie Leprince de Beaumont abrevió la historia y la dio a conocer al mundo entero. Justamente en ésta última se basó Christophe Gans (Terror en Silent Hill) para realizar La Belle et la Bête.

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Esta cinta franco-alemana nos sitúa en el año 1720 y cuenta la historia de un rico mercader (André Dussollier) que pierde toda su fortuna y decide irse a vivir al campo con sus 6 hijos. Un día, regresando de la ciudad, el mercader se pierde y termina en el castillo de la Bestia (Vincent Cassel), donde toma una rosa para su hija Bella (Léa Seydoux). A partir de aquí se desenvuelve toda la historia.

Desde un principio, Gans estableció que su versión sería muy apegada a la obra de Beaumont, pero con la promesa de sorprender a la audiencia al mostrar un universo completamente nuevo. Y su palabra no fue en vano, pues La Bella y la Bestia es muy diferente a la versión de Disney que todos conocemos. Por ejemplo, el  villano de la historia, Perduco (un amenazante Eduardo Noriega) tiene motivaciones muy diferentes en esta cinta.

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Christophe Gans y Sandra Vo-Ahn, responsables del guión, presentan un mundo en donde la maldición va mucho más allá de lo que conocíamos. Y aunque los efectos especiales, cortesía de Louis Morin (Eterno resplandor de una mente sin recuerdos) y el diseño de producción de Thierry Flamand (Los ríos color púrpura) no sorprenden, sí nos llevan a una tierra de fantasía más obscura y tenebrosa en la que se desata una lucha entre el bien y el mal.

Esta adaptación muestra a una Bella más fría y hasta rebelde, por lo que es un personaje con el que es difícil identificarse. Y aunque conforme avanza la historia la audiencia conoce más a los protagonistas, el director olvida darle a la pareja escenas en las que se justifique el amor que sienten el uno por el otro. Asimismo, la química entre una Bella inexpresiva y una Bestia digitalizada parece nula. Esta historia de amor no convencerá ni a los más fanáticos del cuento en cualquiera de sus versiones.

Entre gigantes, ninfas, manantiales mágicos y maldiciones, La Bella y la Bestia nos muestra una nueva versión que, aunque agrade a unos y decepcione a otros, siempre tendrá el mismo mensaje de la historia original: amar a las personas por lo que son sin importar su exterior.

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