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Cine

Minari – Crítica de la película

22-04-2021, 4:45:28 PM Por:
Minari – Crítica de la película

Una obra cuyo mejor ingrediente es su destreza para balancear la dulzura con un estudio exquisitamente armado sobre los detalles que nos mantienen aferrados a nuestras raíces y seres queridos.

Cine PREMIERE: 4.5
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Las plantas de apio chino que fueron sembradas a la orilla del arroyo cercano a la granja de la familia Yi crecen paulatinamente, reconociendo la tierra que será su hogar hasta ser cosechadas. Cuando las vemos después de un tiempo, habiendo terminado su proceso, hay algo que no pasa desapercibido: no crecen solas. Están rodeadas de muchas otras que pasaron por lo mismo. En su película Minari, Lee Isaac Chung nos deja ver que, siempre, siempre, la compañía es un factor clave para sobrepasar cualquier etapa de adaptación, reforzándonos además que, si se trata de la compañía de la familia, todo será más sencillo.

Decir que en la película Minari estamos ante una propuesta de intenciones nobles sería un eufemismo. Lo cierto es que el ingrediente más importante de la obra es su destreza para balancear su evidente dulzura con un estudio exquisitamente armado sobre los detalles que, como seres humanos, nos mantienen aferrados a nuestras raíces y nuestros seres queridos.

Así, se tiene que el todo no le habla a alguien en específico y, afortunadamente, aunque se sabe que la historia está basada en las propias experiencias de su realizador, no se siente como algo ajeno a la audiencia, pues es fácil identificarse con lo que se ofrece. Aquí no se excluye a nadie, aquí los recuerdos son para todos. Pero esta universalidad no sólo se percibe en las vivencias de las que somos parte como espectadores, sino también en la forma en la que están construidos los personajes a los que pertenecen dichas vivencias. Monica (Ye-ri Han) bien podría ser la mamá de alguien en el Reino Unido, Jacob (Steven Yeun) seguro comparte rasgos de personalidad con el papá de alguien en Brasil, Anne y David (Noel Kate Cho; Alan Kim) son los hermanos de alguien en Argentina y Soon-ja (Yuh-jung Youn) tal vez sea la abuela de alguien en Jamaica. En cualquier lugar del mundo, las personas que conforman este relato sin duda le hablarán a nivel personal al público que los observa del otro lado de la pantalla, abrazándolos para no soltarlos durante las dos horas de visionado.

Es preciso decir que esta sensación de cercanía no se debe tanto al guion que hay de base. La estructura de algo escrito se percibe por momentos, sí, pero, en realidad la película Minari, de Lee Isaac Chung, no se guía por algo que ya estaba establecido previamente, sino por la calidad actoral presente frente a la cámara. El creativo tomó la mejor decisión que pudo, que no es otra sino la de apostarle todo al factor humano. Queda claro que, si hay algo para lo cual está por demás capacitado como director, es para potenciar los sentimientos. En el elenco, probablemente quien mejor demuestra esta sensibilidad es Youn, merecedora de todas las palmas –y de ese posible galardón a Mejor actriz de reparto–. Su capacidad para conmover y arrancar sonrisas es impresionante, y los momentos más entrañables del conjunto se dan gracias a su interpretación serena, pero cargada de potencia que se asoma cuando es necesario. Le siguen Cho y Kim, capturando sin esfuerzo alguno la inocuidad de la infancia.

Por su parte, Yeun se desenvuelve bien, aunque su rol no le deje espacio para mostrarse tan expresivo como en otros proyectos. Su actuación, más bien, es de miradas fijas y uno que otro destello de fragilidad. De igual forma, Han se contiene la mayor parte del tiempo, pero la manera en la que proyecta certeza y amabilidad es notable. También destaca un irreconocible y bastante sólido Will Patton.

Otra cosa que ayuda a acentuar el estilo intimista de Chung es que, al ser capaz de retratar a la perfección la naturaleza humana, hace algo que pocas veces se ve en otras cintas que exploran relaciones familiares: tomarse tiempo. Las adversidades no se atraviesan de la noche a la mañana, pues son pequeños sucesos los que cambian el rumbo de nuestras vidas. En un principio, pudiera parecer que la producción se apoya más de lo necesario en escenas de ritmo pausado. No obstante, con el tiempo, dejamos de fijarnos en eso. Al final, es cierto. Para avanzar, se debe ir de a poco –y si además esto nos da la oportunidad de detenernos a analizar las maravillosas y coloridas tomas de Lachlan Milne, no hay ningún problema–.

No resulta extraño que la película Minari, de Lee Isaac Chung, tome su título de esas plantas de apio chino que fueron sembradas a la orilla del arroyo. Es la prueba perfecta de que el crecimiento no es posible si se está solo. Ya sea para aprender a apreciar una nueva cultura, para comenzar a cultivar en tierra desconocida o para aventurarse en nuevos retos, lo primordial siempre será saber que hay quienes nos acompañan en el camino.

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autor Me fascina escribir, escuchar, leer y comentar todo lo relacionado con el cine. Me encanta la música y soy fan de The Beatles, Fleetwood Mac y Paramore. Mis películas favoritas son Rocky y Back to the Future y obvio algún día subiré los "Philly Steps" y conduciré un DeLorean. Fiel creyente de que el cine es la mejor máquina teletransportadora, y también de que en la pantalla grande todos nos podemos ver representados.
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