Pasajero inesperado – Crítica de la película
Una cinta que es ideal para quienes buscan substancia y no sólo trucos.
Cuando se cuentan historias ambientadas en el espacio, generalmente suceden dos cosas: o se les da prioridad a los aspectos técnicos o se resaltan las cualidades narrativas y actorales del filme. Muy pocas veces un proyecto logra balancear con excelencia dichas cuestiones, y ahora, la película Pasajero inesperado se une a esa lista, pues, aunque presenta varios problemas, se esfuerza para que cada elemento tenga importancia y, además, ofrece lecturas interesantes con respecto a la supervivencia y los debates morales que aparecen cuando se tiene que actuar desesperadamente. Aunque, eso sí, no muchos espectadores serán capaces de conectar con el producto final.
El segundo largometraje del realizador brasileño Joe Penna (Arctic) no es uno que se preocupe por darle al público lo que quiere. Es más, la forma en la que transcurren los eventos que conforman la producción dista demasiado de lo hecho en otras ocasiones. Como dije, el conjunto maniobra bien con los recursos que tiene a su favor, pero lo hace con el fin de satisfacer las necesidades del relato propio. Sin tomar atajos, sin crear deus ex machina. Si es preciso hacer algo, se hace, aún si esto significa sacrificar dinamismo, demandándole involucramiento total a quienes están del otro lado de la pantalla. Incluso, podría decirse que, a pesar de que estamos frente a algo que abreva de varias cintas de grandes estudios, como Interestelar (2014) o Gravedad (2013), en cada fotograma se siente una vibra totalmente distinta y novedosa. Hay elementos reciclados, pero están vertidos con tal sutileza que, si esta fuera la primera cinta espacial que uno ve, serían imperceptibles.
Somos parte de una misión que se dirige a Marte. Conocemos a la estricta pero accesible comandante (Toni Collette), una energética y positiva investigadora médica (Anna Kendrick) y un dedicado biólogo (Daniel Dae Kim). Estos tripulantes se preparan para pasar dos años en la negra inmensidad, pero sus planes cambian cuando hallan a un polizón accidental en uno de los rincones de la nave. Contrario a lo que se pueda pensar –gracias a ciertas sinopsis que sólo pretenden shockear a los lectores–, este cuarto viajero no es un monstruoso ente intergaláctico, sino alguien de carne y hueso, un muy confundido ingeniero de lanzamiento (Shamier Anderson). Tras rescatarlo y acogerlo como ayudante en la travesía, comienzan a suceder cosas que pondrán a prueba su humanidad y capacidad para resolver problemas.
No hay motivo para alarmarse por la revelación del tripulante escondido. Se percibe totalmente deliberado que Penna agote su giro principal cuando a la cinta todavía le queda hora y media de duración. De nuevo, las intenciones de la película Pasajero inesperado no son las de siempre. Lo importante son las consecuencias de este giro, lo que pasa después. Una vez que esta aparición imprevista sucede, queda listo el terreno para las impresionantes actuaciones del elenco, mismas que se verán potenciadas por un guion -de la autoría de Penna y Ryan Morrison– complejo en cuanto a las interrogantes psicológicas que plantea, pero que no depende de tecnicismos y blofeo, por lo que es sencillo de entender.
¿Qué harías si tu trabajo de años se ve comprometido por una persona? ¿Qué medidas se deben tomar si el trabajo en equipo ya no puede continuar? Lejos de manipular a la audiencia, se opta por presentar todo de una manera seria y organizada, justo como lo harían las personas de ciencia que en la vida real llevan a cabo misiones de este tipo. Así, las intervenciones de las actrices y actores resultan más convincentes todavía. Todos son dignos de aplausos, pero hay alguien que brilla sobremanera – a estas alturas, sería osado no reconocer la maestría con la que Collette se desenvuelve en cada uno de sus roles. Camaleónica como es, aquí se convierte en una líder que no se flaquea ante nada con tal de salvaguardar a quienes están a su cargo.
La película de Netflix, Pasajero inesperado, peca, por momentos, de querer cimentarse como la próxima gran exponente de la llamada hard sci-fi, quedándose a medio camino entre un thriller con tintes de blockbuster y un drama existencial. No obstante, es ideal para quienes buscan substancia y no sólo trucos. Además, si a todo esto se le agrega un tercer acto que nos mantiene al filo del asiento y una gran banda sonora compuesta por Volker Bertelmann, la experiencia ciertamente vale la pena.
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José Roberto Landaverde Me fascina escribir, escuchar, leer y comentar todo lo relacionado con el cine. Me encanta la música y soy fan de The Beatles, Fleetwood Mac y Paramore. Mis películas favoritas son Rocky y Back to the Future y obvio algún día subiré los "Philly Steps" y conduciré un DeLorean. Fiel creyente de que el cine es la mejor máquina teletransportadora, y también de que en la pantalla grande todos nos podemos ver representados.
