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Rápidos y furiosos 10 – Crítica de la película

18-05-2023, 7:53:33 AM Por:
Rápidos y furiosos 10 – Crítica de la película

Rápidos y furiosos 10 no rompe del todo el molde genérico de sus predecesoras, pero incorpora al juego nuevos elementos visuales y actorales que ya eran necesarios.

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Si por algo han tenido éxito las películas de la franquicia Rápidos y furiosos es porque saben lo que son. Todo se trata –exceptuando la primera entrega– de secuencias inverosímiles en las que un grupo de corredores expertos en autos lideran atracos y atrapan a los criminales más buscados del planeta. La acción grandilocuente es lo que caracteriza a cada capítulo de la saga y, por la forma en la que está coreografiada esa acción, el público se sigue sintiendo atraído a este universo fílmico.

Pero la realidad es que, desde hace muchos años, todo se empezaba a sentir repetitivo. La película Rápidos y furiosos 10 es un intento medianamente funcional para poner todo de regreso en el carril correcto. La mayor parte es un reciclaje descarado. No obstante, hacia la mitad, el proyecto se convierte en entretenimiento veraniego que, ahora sí, le da su lugar a la historia de origen.

Crítica de la película Rápidos y furiosos 10.

Y es que los autos ya importaban poco. A partir de su quinta entrega, Dom Toretto (Vin Diesel) y compañía se convirtieron en agentes gubernamentales prácticamente indestructibles que enfrentaban a la muerte sin preocupación alguna. Esa energía despreocupada se percibía también en los guiones, impregnados con indiferencia hacia lo que se estableció en 2001. Quizá la mayor demostración de esa indiferencia llegó con aquella muy comentada escena presentada en la novena cinta. Ahí, de la nada, Tej (Ludacris) y Roman (Tyrese Gibson) viajaron al espacio sin preparación previa adentro de un vehículo de cuatro ruedas y con nada más que tanques de gas y trajes hechos de aluminio.

Sin embargo, aquí todo regresa a la tierra –literal y figurativamente–. Aunque la acción sigue siendo muy poco creíble, el tono de autoparodia ya no está tan presente. Sí, todos los personajes siguen teniendo una fuerza sobrehumana, pero, al menos, ahora sí existe verdadero peligro.

película rápidos y furiosos 10

Esto, en gran parte, se debe a la muy atinada decisión de conectar la historia de esta nueva producción con la de Rápidos y furiosos 5 (2011). Ésta es considerada ampliamente como la última de la franquicia que tuvo un poco de conexión con la realidad. Ya se empezaba a percibir el deseo de no tomarse las cosas tan en serio, pero aún no se abrazaba del todo la idea. Era una película de policías y espías. Sin más. Aquí se mantiene ese espíritu más parecido al de largometrajes noventeros como Punto de quiebre (1991) o El demoledor (1993).

Todo el conflicto de la película Rápidos y furiosos 10 inicia porque Dante Reyes (Jason Momoa) quiere vengarse de Dom y su equipo, quienes presuntamente terminaron con la vida de su padre, el narcotraficante Hernán Reyes (Joaquim de Almeida), en aquella famosa escena de persecución en Río de Janeiro, con una gran caja fuerte de por medio. Eso es todo. Estamos ante una narrativa de venganza muy convencional.

De hecho, la mejor escena de la película es su apertura. En esta se conectan, de manera muy fluida y con una edición inspirada, escenas filmadas en 2011 con material nuevo. De manera ágil, se inserta a Momoa y de Almeida en Fast Five, en la que Paul Walker aún vivía. El viaje al pasado es conmovedor y muy estimulante. Pero esa edición que prometía bastante se vuelve monótona y torpe durante el resto del filme, que además tiene una excesiva duración de dos horas y media.

Para compensarlo, están las tres armas secretas de la producción. Primero, la actuación de Jason Momoa, quien demuestra un rango insospechado al entregar un antagonista en extremo estrafalario pero muy amenazante. Su Dante es volátil e impredecible, pero muy divertido, y no cabe duda de que él la pasó de maravilla en el set. Es algo así como una mezcla entre Simon Phoenix, de la ya mencionada El demoledor y Ruby Rhod, de El quinto elemento (1997). Un delirio total. A ratos, se convierte en una caricatura. Sin embargo, ahora, por primera vez, un villano de Toretto tiene una personalidad interesante.

La película Rápidos y furiosos 10.

Después, la actuación de Brie Larson como Tess, quien asumió la dirección de La Agencia tras la desaparición –¿muerte?–  de su padre, Mr. Nobody. Cada escena en la que aparece Larson es refrescante por la cualidad misteriosa y burlona que se hace presente en la forma en la que entrega sus diálogos.

Por último, está el estilo del director Louis Leterrier, quien se caracteriza por sus puestas en escena elegantes y vistosas que ponen especial énfasis en la composición de los cuadros. Gracias a este estilo permanecemos enganchados a los momentos que involucran automóviles. Ya sea una magnífica carrera callejera llena de adrenalina, y que recuerda a las viejas glorias de la saga, o una impactante carrera vertical muy bien ejecutada que hay que ver para creer.

Rápidos y furiosos 10 no rompe del todo el molde genérico de sus predecesoras, pero incorpora al juego nuevos elementos visuales y actorales que ya eran necesarios. Si se harán dos entregas más, por lo menos que sea así.

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autor Me fascina escribir, escuchar, leer y comentar todo lo relacionado con el cine. Me encanta la música y soy fan de The Beatles, Fleetwood Mac y Paramore. Mis películas favoritas son Rocky y Back to the Future y obvio algún día subiré los "Philly Steps" y conduciré un DeLorean. Fiel creyente de que el cine es la mejor máquina teletransportadora, y también de que en la pantalla grande todos nos podemos ver representados.
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