Mejores películas de Robin Hood

La leyenda de Robin Hood nació en Inglaterra, pero no tardó en extenderse por todo el mundo hasta convertirse en uno de los grandes héroes de las películas y de todos los tiempos. Después de todo, ¿quién no ha escuchado de su destreza con el arco, su eterno amor por Lady Marian o su misión de robar a los ricos para ayudar a los pobres?

Con todas estas cualidades, no sorprende que Robin Hood sea uno de los personajes que más veces ha sido llevado al cine y la televisión, siendo la primera de ellas en 1908. Sí, ¡hace 110 años!

¿Cuáles son las mejores encarnaciones en toda su historia? Nos adentramos en el bosque de Sherwood para recordar las mejores películas de Robin Hood.

Ivanhoe (Dir. Richard Thorpe, 1952)

La obra escrita por Sir Walter Scott no gira alrededor de Robin Hood, pero la inclusión del personaje sentó buena parte de su mitología, como sus orígenes nobles y su apellido Locksley. La adaptación fue realizada en 1952 como parte de la trilogía caballeresca del director Richard Thorpe. También como una respuesta de MGM al clásico de Warner protagonizada por Errol Flynn. A pesar de sus elevadísimos valores técnicos, la presencia de Elizabeth Taylor y su nominación al Oscar para Mejor película, el filme nunca trascendió del todo. Su estancamiento suele ser atribuido al tibio trabajo de Robert Taylor como el héroe titular. Cuya inexpresividad quedó muy lejos de las grandes proezas relatadas por la novela de 1819 y de muchos otros caballeros de la literatura y el cine.

Robin Hood (Dir. Otto Bathurst, 2018)

El éxito del Marvel Cinematic Universe motivó a los diferentes estudios a probar fortuna con toda clase de universos cinematográficos. Robin Hood no quedó exento de la tendencia, pues muchos estudios intentaron ser los primeros en iniciar una franquicia alrededor del arquero. Summit parecía tomar ventaja con una adaptación protagonizada por Taron Egerton, Jamie Foxx, Eve Hawson, Jamie Dornan y Ben Mendelsohn y que complementaría la esencia del mito original con intensas secuencias de batalla. Sin embargo, sus esfuerzos podrían tornarse intrascendentes con una cinta que se siente demasiado alejada del mito que ha cautivado al público por generaciones, al convertir al bandolero en una crítica poco velada de la turbulencia política que vivimos en la actualidad. Divertida y visualmente espectacular, pero con bases que no lucen suficientemente sólidas para sostener un universo cinematográfico de Sherwood.

Las locas, locas aventuras de Robin Hood (Dir. Mel Brooks, 1993)

La buena aceptación de Robin Hood: El príncipe de los ladrones no pasó desapercibida para Mel Brooks. Quien concluyó que era momento de adaptar el mito con un estilo mucho más humorístico. Para ello, el creativo no sólo se basó en el filme de Kevin Costner, sino también en la mítica encarnación de Errol Flynn, con un arquero que luchaba contra la tiranía del Sheriff de Nottingham y buscaba la manera de quitar la castidad a su Lady Marian. No es la mejor película de Mel Brooks y definitivamente no es la mejor interpretación del héroe, pero es una cinta divertida,. Desafía la seriedad del mito original y que cualquier aficionado a la leyenda debe conocer.

Robin Hood (Dir. Ridley Scott, 2010)

Ridley Scott dejó atrás el romanticismo de la leyenda original para presentarnos a Robin Longstride, un arquero de los ejércitos del Rey Ricardo que decidió dejar su puesto tras la muerte de este último, para luego usurpar la vida del caído Robert Locksley. Un filme cuya finalidad nunca fue relatar la historia que todos conocemos, sino exhibir la crudeza y la brutalidad durante la edad media. Convirtiéndose así en un complemento indirecto de la previa Cruzada. Una misión compleja que requirió de un talentoso elenco encabezado por Russell Crowe y Cate Blanchett. Complementado por Mark Strong, Oscar Isaac, William Hurt y Max von Sydow.

El proyecto fue tomado con recelo desde sus inicios –el público nunca aceptó los cambios en el mito, ni la veteranía de la dupla protagonista–. Lo que resultó en una tibia taquilla que impidió el inicio de una franquicia. Quizá el tiempo le conceda justicia, pues si bien no es la mejor encarnación de Robin Hood, nadie puede negar su calidad histriónica, técnica y narrativa.

Robin Hood (Dir. Wolfgang Reitherman, 1973)

Robin Hood no es el mayor logro animado de Disney. De hecho, muchos historiadores coinciden en que la película pertenece al periodo más oscuro del estudio, con trazos sucios y secuencias recicladas de cintas anteriores. Nada de esto ha importado a los espectadores, que han convertido al filme animado en una de las versiones más queridas de la leyenda británica. La premisa es la misma que ha sido relatada por generaciones, un héroe que roba a los ricos para ayudar a los pobres. Con la única variante de que esta historia pertenece al mundo animal.

Esto resulta en un intrépido zorro como nuestro héroe, un león cobarde como el gran rival a vencer y una amplia fauna como el atormentado pueblo. Aunque suele ser recordada por su sentido del humor –imposible no sonreír con las burlas al Rey Pelele–. También brilla por su mezcla de drama y acción. Un buen ejemplo de ello es el último tercio del filme que muestra el encierro del pueblo entero, el arriesgado plan de rescate de nuestro héroe y la batalla final en la torre.

The Story of Robin Hood and His Merrie Men (Dir. Ken Annakin, 1952)

La cinta animada de 1973 no es la única adaptación de Disney a la leyenda de Robin Hood. Pues casi 20 años antes el estudio realizó un live-action sobre el arquero de Sherwood. La película no se basó en el personaje de Sir Walter Scott, sino en la figura histórica de Robert Fitzooth que presuntamente inspiró el mito. El largometraje muestra al héroe como un hombre ansioso por convertirse en cruzado. Hasta que el asesinato de su padre a cargo del Sheriff de Nottingham le obliga a cambiar de planes. Una aventura que, si bien queda lejos de otras encarnaciones, es realmente disfrutable. ¿Entonces por qué no es tan conocida? Porque fue apenas la segunda cinta de acción real producida por el estudio en aquella época, después de la más conocida –y admitámoslo, memorable– La isla del tesoro (1950).

Robin Hood (Dir. Allan Dwan, 1922)

Una de las películas más famosas de Robin Hood en la era silente, al grado que ha sido considerada como la mayor influencia para la posterior encarnación de Errol Flynn. Aunque cuenta una historia sumamente tradicional –Robin Hood es un vigilante que lucha contra la tiranía del Príncipe Juan–. El filme sigue siendo motivo de admiración por el estupendo trabajo de Douglas Fairbanks como el héroe titular. No sólo por sus dotes histriónicas, sino por sus capacidades físicas exhibidas en las numerosas secuencias de acción. No conforme con ello, ésta fue la película que estableció la vestimenta con la que todos conocemos al personaje: una caperuza, un blusón corto y muy especialmente sus mallas.

Robin y Marian (Dir. Richard Lester, 1976)

Mientras la gran mayoría de las películas de Robin Hood muestran al arquero como un valeroso forajido, Richard Lester optó por una visión menos idealizada, aunque no por ello menos memorable. Su cinta nos introduce con un Robin veterano. Agotado tras varios años peleando en las Cruzadas y que finalmente regresa a casa tras la muerte de Ricardo Corazón de León. Lejos de encontrar la paz, el eterno guerrero concentrará sus esfuerzos en reconquistar a una Marian convertida en abadesa. Además, derrotar a un tiránico Sheriff de Nottingham que se empeña en terminar con las pocas esperanzas que le quedan y más trágico aún, de extender su leyenda a toda costa. La premisa es brillante por sí sola, pero su nivel se intensifica todavía más con un reparto encabezado Sean Connery y Audrey Hepburn. Complementado por Robert Shaw, Nicol Williamosn, Richard Harris, Ian Holm y Victoria Abril.

Robin Hood: El príncipe de los ladrones (Dir. Kevin Reynolds, 1991)

Una de las interpretaciones más celebradas en la trayectoria de Kevin Costner y que le ha llevado a ser considerado el Robin Hood definitivo de las nuevas generaciones. La película resalta por su apego a la leyenda original. Pero también por su respeto a la era medieval con elementos como el temor a la brujería, la sabiduría de los moros y la violencia celta. Destaca además su estupendo diseño de producción, vestuario y muy especialmente su brillante elenco que incluye a Morgan Freeman, Mary Elizabeth Mastrantonio, Christian Slater y Alan Rickman. Mención especial para este último, con uno de los papeles más memorables de su carrera y que resultó en el mejor Sheriff de Nottingham en toda la historia del celuloide.

A esto sumemos un flamante cameo de Sean Connery como el Rey Ricardo y el memorable tema «(Everything I Do) I Do It for You» de Bryan Adams. Sería la mejor adaptación del mito, de no ser por uno de los grandes clásicos de todos los tiempos.

Las aventuras de Robin Hood (Dir. Michael Curtis & William Keighley, 1938)

Existen muchas adaptaciones a la leyenda de Robin Hood, pero ninguna de las películas ha superado al clásico de 1938. Warner siempre mostró una enorme confianza en el proyecto, al grado que fue su primera película de alto presupuesto hecha a color y con la que buscaba abandonar la entonces gastada fórmula del cine negro. Hubo un punto en que su éxito se tornó improbable ante la salida del director William Keighley y el protagonista James Cagney. Todo cambió con las incorporaciones de Michael Curtiz y Errol Flynn. Esta dupla fue la pieza clave en la realización, no sólo de una estupenda película, sino de una de las grandes obras maestras en toda la historia del celuloide.

Con una realización que glorificó al héroe –el duelo de sombras es memorable– y una interpretación que inmortalizó para siempre a su protagonista. Las aventuras de Robin Hood acumula 80 años como la cinta definitiva del arquero y parece improbable que cualquier otra adaptación, ya sea clásica o contemporánea, pueda quitarle esta posición de honor.

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Luis Miguel Cruz Algún día me uniré a los X-Men, la Alianza Rebelde o la Guardia de la Noche. Orgulloso integrante de Cine PREMIERE desde el 2008.