Los orígenes de los hermanos Lumière han provocado que el cine sea considerado como un invento francés . Debido a ello, los galos son especialmente proteccionistas con su industria, lo que ha resultado en títulos de gran calidad, así como en carreras realizadoras e histriónicas verdaderamente brillantes. Una tendencia que, sobra decirlo, se mantiene hasta nuestros días.
A continuación las mejores películas francesas del siglo XXI .
Irreversible (Dir. Gaspar Noé, 2002)
Gaspar Noé estrenó su ópera prima en 1998, pero saltó a la fama mundial cuatro años después con su siguiente película: Irreversible. La cinta nos lleva por los sucesos de una noche brutal, centrándose en la violación padecida por una mujer y los posteriores deseos de venganza de dos hombres. Una premisa impactante, pero que se tornó realmente fascinante a partir de su narración invertida que resulta en una cruda metáfora sobre cómo el tiempo destruye todo. Estrenó en Cannes en medio del escándalo, una tendencia que continuó hasta privarla de los grandes certámenes cinematográficos, lo que no le impidió hacerse con el estatus de culto gracias a su osadía técnica y narrativa. A casi 20 años de distancia sigue igual de impactante que el primer día.
Los miserables (Dir. Ladj Ly, 2019)
Los miserables ha sido fuente de inspiración para incontables creativos. Tal es el caso de Ladj Ly, quien relaciona la violencia policiaca en Montfermeil en 2008 con el punto específico donde Jean Valejean conoce a Cosette en la obra maestra de Víctor Hugo, para relatar una historia contemporánea sobre las diferencias sociales que desembocan en la crueldad y la persecución. La cinta ha sido aplaudida al capturar los horrores de un mundo cada vez más fragmentado por la xenofobia suscitada tras toda clase de crisis migratorias. Esta relevancia en su mensaje le valió el Premio del Jurado en Cannes y la nominación al Oscar en la categoría de Mejor película internacional tras ser elegida en Francia por encima de titanes como Retrato de una mujer en llamas y El acusado y el espía, pero cayó ante la titánica Parásitos de Bong Joon-Ho.
La vida de Adèle (Dir. Abdellatif Kechiche, 2013)
Una de las películas más aplaudidas de los últimos tiempos que aprovechó la homosexualidad para abordar toda clase de debates sociales, que van desde el proceso de aceptación y madurez de las partes implicadas a los estigmas sociales que deben enfrentar a lo largo de sus vidas. También es una de las más polémicas por lo explícito de las secuencias sexuales entre sus dos protagonistas, lo que para muchos atentó contra la seriedad de los mensajes en beneficio del deleite visual del público y enrareció el ambiente de trabajo en el set de filmación. La controversia se extendió hasta su palmarés, pues ganó la Palma de Oro de manera unánime y parecía ser una de las rivales a vencer en el Oscar, pero fue inelegible porque no estrenó masivamente en Francia antes de la fecha límite.
Persépolis (Dir. Vincent Paronnaud & Marjane Satrapi, 2007)
No pasó mucho tiempo para que la brillante novela gráfica de Marjane Satrapi saltara al cine, lo que resultó en una de las animaciones más arriesgadas de los últimos tiempos. Su técnica tradicional no sólo desafió el dominio del CGI, sino el de toda la industria con una paleta mayoritariamente en blanco y negro. Todo esto para respetar la esencia del impreso original cuya principal finalidad era relatar la vida, así como el sentir de la autora, durante la revolución islámica. Ganó el Premio del Jurado en Cannes y fue nominada en incontables certámenes internacionales en los que casi siempre se cruzó con Ratatoulle. Esto no le impidió convertirse en una de las cintas más memorables de su tiempo y en uno de los grandes referentes del cine francés contemporáneo.
El llanto de la mariposa (Dir. Julian Schnabel, 2007)
Adaptación del libro autobiográfico de Jean-Dominique Bauby, quien rememora su vida a partir de un accidente que lo condenó al llamado síndrome del cautiverio que lo dejó completamente paralizado, pero con su mente operando normalmente. Lejos de caer en la desesperación, el hombre esquiva su encierro físico con el aprendizaje de un código que consiste en deletrear mediante el parpadeo, lo que eventualmente le permite expresar su sentir para escribir la obra impresa anteriormente mencionada. Una cinta brillante por su elaborada construcción narrativa que aborda la tragedia del personaje central y sus deseos de salir adelante sin necesidad de caer en los sentimentalismos extremos. Una labor compleja que le valió cuatro nominaciones al Oscar, incluyendo Mejor director y guion adaptado. Su coproducción norteamericana la hizo inelegible para la terna de Mejor película extranjera, mientras que el estupendo trabajo de Mathieu Amalric no le salvó de la omisión en la categoría de Mejor actor.
Holy Motors (Dir. Leos Carax, 2012)
Tuvieron que pasar más de diez años para que Leos Carax regresara a la dirección, pero la espera valió la pena. Holy Motors desafía muchas de las premisas más básicas del cine para introducirnos en un drama fantástico sobre un curioso sujeto con múltiples personalidades, lo que resulta en un viaje fascinante por una curiosa forma de metaficción cinematográfica. Tuvo una buena acogida en Cannes y no tardó en alcanzar el estatus de culto, pero su naturaleza excéntrica le hizo virtualmente inadmisible entre los grandes certámenes cinematográficos que suelen decantarse por fórmulas preestablecidas.
Amélie (Dir. Jean-Pierre Jeunet, 2001)
El siglo XXI inició bien para el cine francés con Amélie, sobre una inocente joven con la intención de realizar toda clase de buenas acciones en favor de quienes le rodean, ignorante de que esto le hará enfrentar su propia soledad y enamorarse de un curioso hombre obsesionado con las fotos ajenas. Además de su enternecedora trama, compuesta de sucesos cuasi fantásticos que bien podrían pertenecer a un excéntrico cuento de hadas contemporáneo, la cinta sobresalió por el estupendo trabajo estelar de Audrey Tautou, quien no tardó en convertirse en una de las actrices más reconocidas de la industria gala. Fue nominada a cinco Premios de la Academia pero cayó en todas las categorías, incluyendo Mejor película extranjera frente a la bosnia No Man’s Land, siendo esta última una de las decisiones más controvertidas de su ceremonia.
Un profeta (Dir. Jacques Audiard, 2009)
Jacques Audiard ya había dado muestras de su talento en cintas como Un héros très discret (1996) y Sur mes lèvres (2001), pero fue en 2009 cuando logró su consolidación absoluta con Un profeta. La película recurrió a la prisión para capturar la brutalidad del hombre a través de una red criminal interna, pero también su lado más humano con el conflicto de identidad de un joven de orígenes argelinos que debe decidir su posición en la espiral de violencia. Fue ovacionada por el público y la crítica, pero sobre todo por las comunidades musulmanas del país galo que sintieron una gran afinidad con el personaje central interpretado por un estupendo Tahar Rahim. Ganó el Premio del Jurado en Cannes, fue nominada al Oscar en la categoría de Mejor película extranjera y dio el impulso definitivo a la carrera de Audiard, quien continuaría su buen paso con títulos como Metal y hueso (2012) y Los hermanos Sisters (2018).
Retrato de una mujer en llamas (Dir. Céline Sciamma, 2019)
No sólo es una de las mejores películas francesas, sino uno de los romances cinematográficos más fascinantes del siglo XXI. Su lectura primaria es una historia de amor entre una joven casadera y la pintora que hará su retrato para su futuro esposo, una relación imposible por los estigmas alrededor del género y las clases sociales. También es un ensayo sobre la naturaleza de los sentimientos que parten del interés inicial y la confusión para llevar a la más profunda pasión. Finalmente, es la elaborada construcción de un universo casi completamente femenino donde las mujeres son las grandes protagonistas, aunque no por ello dejan de padecer la siempre latente influencia de los hombres. Todo esto es engalanado por tintes naturalistas como la falta de una banda sonora con lo que se enfatizan los diálogos, así como una fotografía que exalta los colores del ambiente para simular una auténtica pintura. Una de las películas más aplaudidas de su año, lo que no le alcanzó para representar a Francia en los Premios de la Academia, que se decantó por Los miserables.
Amour (Dir. Michael Haneke, 2012)
El cine se ha obsesionado con la idealización del amor, lo que no ha evitado que algunos directores aborden las caras más duras del sentimiento. Tal fue el caso de Michael Haneke con Amour, sobre una pareja octogenaria cuya relación cambia para siempre cuando uno de ellos sufre un grave problema de salud que pondrá a prueba sus cimientos. Tan desgarradora en su trama como en sus reflexiones, cuestionando si las decisiones finales son producto del egoísmo o del más sincero afecto. Ganó la Palma de Oro en Cannes e hizo historia en el Oscar con cinco nominaciones entre las que destacaron Mejor película, director, guion original y actriz para Emmanuelle Riva, quien se mantiene como la más veterana en ser considerada para la terna. Sólo fue condecorada en la categoría de Mejor película extranjera.
Luis Miguel Cruz Algún día me uniré a los X-Men, la Alianza Rebelde o la Guardia de la Noche. Orgulloso integrante de Cine PREMIERE desde el 2008.