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Las mejores películas latinoamericanas del siglo XXI

28-07-2021, 7:44:04 AM Por:
Las mejores películas latinoamericanas del siglo XXI

No conforme con su impacto regional, algunas de las películas latinoamericanas en esta lista bien merecen un lugar entre lo mejor del cine mundial de los últimos años.

El cine latinoamericano ha tenido un ascenso importante en los últimos años con el surgimiento de una talentosa generación de realizadores, que aunados a los grandes talentos histriónicos de la región, han sabido trasladar toda clase de sucesos importantes a la pantalla grande: desde momentos históricos que han definido el destino de la zona hasta las diferentes crisis sociales que aquejan a cada territorio.

Esto ha resultado en la creación de grandes películas latinoamericanas y cuya trascendencia mundial se ha manifestado de lleno en toda clase de festivales y premiaciones. A continuación recordamos las diez más memorables en lo que va del siglo XXI.

Nota: Esta lista no incluye películas mexicanas.

Diarios de motocicleta (Dir. Walter Salles, 2004)

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Argentina, Brasil, Chile, Perú e incluso Estados Unidos se unieron en una ambiciosa coproducción que explora el mítico viaje realizado por Ernesto Guevara cuando apenas tenía 23 años y en el que visualizó algunos de los problemas más importantes de la región. La cinta no se limita al biopic, sino que aprovecha elementos del road trip y el coming of age para demostrar cómo fue que el personaje forjó sus ideales hasta convertirle en uno de los grandes líderes de la revolución cubana. A pesar de sus estupendas críticas, la película fue inelegible para el Oscar, ya que la Academia consideró que no reflejaba ningún elemento concreto de los países involucrados en su desarrollo.

María llena eres de gracia (Dir. Joshua Marston, 2004)

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El narcotráfico es un tema recurrente del cine colombiano, pero casi ninguna película se había enfocado en el sufrimiento de las mulas, mujeres que transportan cápsulas de droga en el interior de su cuerpo y que incursionan en el negocio por sus necesidades económicas. La cinta nos introduce con María, una joven que renuncia a su trabajo por las pobres condiciones laborales que enfrenta diariamente, aun cuando su poco ingreso es de gran ayuda para la manutención de su familia y que está a punto de convertirse en madre soltera. Esta misma vulnerabilidad la hace incorporarse a las filas del crimen organizado, en lo que parece un trabajo fácil y bien remunerado hasta que atestigua todas las brutalidades que puede sufrir en caso de algún imprevisto. Su cruda historia y sus mensajes feministas conquistaron a la crítica internacional, mientras que el buen trabajo de su protagonista Catalina Sandino Moreno fue reconocido con una nominación al Premio de la Academia que la convirtió en la primera colombiana que compitió en la terna de Mejor actriz.

Whisky (Dir. Juan Pablo Rebella & Pablo Stoll, 2004)

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Luego de un buen tiempo sin verse, los hermanos Koller, quienes no tienen prácticamente nada en común deciden reunirse para conmemorar el primer aniversario de la muerte de su madre: Herman es un exitoso empresario y con una vida de ensueño; Jacobo tiene una empresa más modesta y una realidad que deambula por el aburrimiento, la soledad y la monotonía. Desesperado por impresionar a su hermano, este último le pide a una de sus empleadas que se haga pasar por su esposa. A pesar de su evidente comicidad, la película uruguaya tiene una fuerte carga dramática al señalar la manera en que la gente se compara con otras personas, la desesperación al verse superados en algún campo de la vida y los absurdos esfuerzos por intentar asombrarlos mediante la construcción de realidades falsas. A quince años de su estreno, el mensaje del filme sigue resonando con gran fuerza en la era de las redes sociales.

Relatos salvajes (Dir. Damián Szifron, 2014)

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Damián Szifron, mejor conocido como el creador de Los simuladores, se convirtió en uno de los grandes realizadores argentinos con Relatos salvajes. No es una película cualquiera, sino un proyecto integrado por seis cortometrajes que exploran el lado más violento y explosivo de la naturaleza humana. Aunque van del realismo extremo a la fantasía absoluta, todas las historias se caracterizan por partir de situaciones tan ordinarias –un grupo de personas despreciadas, una disputa en la carretera, una grúa que se ha llevado el coche– que resulta sumamente sencillo identificarse con ellas e incluso soñar qué haríamos en casos similares. Buena parte de este logro también radica en su impresionante ensamble que incluye a Darío Grandinetti, Leonardo Sbaraglia, Érica Rivas y muy especialmente Ricardo Darín, quien refrendara aún más su posición entre los grandes talentos histriónicos latinoamericanos con su papel del ya mítico “Bombita”. En su momento, Szifron habló sobre la posibilidad de una secuela. En caso de concretarse, sólo queda esperar que esté al nivel de esta dura crítica de la cada vez más violenta sociedad.

Casa de areia (Dir. Andrucha Waddington, 2005)

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Una historia trágica, pero igualmente hermosa que muestra la impotencia humana frente al paso del tiempo. Para lograrlo, la película brasileña recurre a tres generaciones de mujeres aisladas en un desierto de Brasil, que por años son incapaces de regresar a la civilización y se ven obligadas a enfrentar una vida en soledad casi absoluta. Ni el aislamiento, ni la desesperación, ni el esfuerzo que ponen en salir evita que el tiempo siga avanzando, aunque su distanciamiento con el resto del mundo haga parecer que el reloj se ha detenido para ellas. No tiene el reconocimiento de otras películas latinoamericanas, siendo los premios Sundance y Guadalajara algunos de sus mayores logros. Irónicamente, el propio tiempo le ha hecho justicia al posicionarle entre los mayores baluartes del cine latinoamericano en lo que va del siglo XXI.

No (Dir. Pablo Larraín, 2012)

La carrera ascendente de Pablo Larraín comenzó con Tony Manero (2008), pero su auténtica consolidación llegó unos años después con No. El cineasta explora con enorme destreza uno de los momentos políticos más tensos en toda la historia de Chile, la campaña publicitaria previa al plebiscito de 1990 y que fue determinante para que Augusto Pinochet cediera el poder. Buena parte de su éxito radica en su compleja mezcla de tragedia y esperanza. La primera es alcanzada con cierta facilidad, al capturar los métodos intimidatorios que sufrían todos los detractores del dictador; la segunda es más compleja, pues tuvo que basarse en la propia campaña electoral, lo que además ayudó a comprender las complicaciones que atravesó y su sorpresivo éxito entre un electorado sometido. Fue nominada en varios de los certámenes más importantes, pero sucumbió en casi todos frente a la imbatible Amour de Michael Haneke.

El abrazo de la serpiente (Dir. Ciro Guerra, 2015)

Desde su estreno en Cannes, El abrazo de la serpiente se posicionó como una de las películas latinoamericanas más aplaudidas de los últimos tiempos, al explorar temas poco recurrentes del cine contemporáneo como los mermados pueblos indígenas frente a la colonización de las nuevas potencias o la aniquilación de las viejas tradiciones en busca del progreso. Para ello, Cira Guerra recurre al chamán Karamakate como el eje conductor de dos historias separadas por casi 40 años de distancia, ambas centradas en la búsqueda de la planta sagrada de yakruna. Más allá de su buena recepción entre la crítica y su buen paso por la temporada de premios, el filme fue aprobado por las comunidades de la amazonia colombiana en un screening especial en medio de la selva. Hay quienes piensan que esta capacidad de conquista radica en su estupendo reflejo del Amazonas, algo que ha sido descartado por el propio director tras asegurar a The Guardian que el del filme “es un Amazonas imaginado porque el real no cabe en una película. En realidad no cabría en mil películas”.

Ciudad de Dios (Dir. Fernando Meirelles, 2002)

Una de las películas latinoamericanas más impactantes del siglo XXI, tanto por su brutal historia, como por su arriesgada técnica. Tal y como su nombre lo indica, las acciones se desarrollan en la favela conocida como Ciudad de Dios, una de las más brutales de Brasil y en donde diversos jóvenes luchan por forjar su destino: unos quieren escalar posiciones en sus respectivos grupos delictivos; otros quieren abandonar la violencia que ha dominado sus vidas. La película fue todo un fenómeno mundial al mostrar una cara poco explorada de la pobreza carioca, convirtió a Brasil en un destino importante de numerosas producciones, su éxito representó un gran impulso para el cine de la región y su legado inspiró un documental para celebrar su 10º aniversario. Fue reconocida en numerosos certámenes internacionales, y aunque extrañamente no compitió por el Oscar a Mejor película extranjera, fue incluida en otras cuatro categorías, destacando Mejor director para Fernando Meirelles. No ganó, pero la simple nominación fue un impulso importantísimo que lo ubicó entre los grandes cineastas latinoamericanos de los últimos tiempos.

Una mujer fantástica (Dir. Sebastián Lelio, 2017)

El cine latinoamericano siempre se ha caracterizado por su fuerte carga social, siendo Una mujer fantástica uno de los mejores referentes contemporáneos. La cinta chilena, protagonizada por una brillante Daniela Vega, relata la historia de una mujer transgénero que sufre toda clase de humillaciones al momento que su pareja muere, por lo que deberá decidir entre venirse abajo o luchar por lo que le corresponde. Una de las cintas que mejor ha abordado la temática LGBT, lo que le valió toda clase de reconocimientos internacionales como el Oso de Plata, el Goya y el Oscar a Mejor película extranjera. Sus hazañas no terminaron ahí, ya que su impulso convirtió a Vega en la primera mujer transgénero que fungió como presentadora en los Premios de la Academia.

El secreto de sus ojos (Dir. Juan José Campanella, 2009)

Considerada en muchas encuestas como una de las grandes películas latinoamericanas de todos los tiempos, un calificativo ganado con creces gracias a su brillante tridente integrado por el director Juan José Campanella, el escritor y guionista Eduardo Sacheri y el actor Ricardo Darín. La tercia saca el máximo provecho de su talento para relatar la historia del agente Benjamín Espósito, cuya vida personal y profesional se desmorona por la Guerra Sucia que inició la dictadura argentina. Lejos de conformarse con una trama lineal, la cinta se inclinó por el uso de dos tiempos, lo que además facilitó la poco recurrente combinación de suspenso, romance, acción, tintes de humor e incluso un poco de futbol. Estas cualidades hicieron que El secreto de sus ojos se convirtiera en la primera película latinoamericana en ganar el Oscar a Mejor película extranjera tras casi 25 años de sequía y convirtió a Argentina en el único país de la región en hacerse dos veces con la categoría.

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autor Algún día me uniré a los X-Men, la Alianza Rebelde o la Guardia de la Noche. Orgulloso integrante de Cine PREMIERE desde el 2008.
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