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Columnas

¡Por fin llegaron las pelí­culas!

12-11-2008, 8:28:53 PM Por:
¡Por fin llegaron las pelí­culas!

Gerardo Naranjo, Rodrigo Plá y Fernando Eimbcke, la avanzada del cine mexicano. 

Este festival, en ediciones anteriores se caracterizaba por muchas cosas, una de tantas era que un alto porcentaje de las proyecciones se cancelaba porque las copias de las cintas nunca llegaban. Pero hubo ajustes y ahora todo marcha en aparente normalidad, aunque habrá que decir que después de Tommy Lee Jones y Sarah Polley -a la que me sigo encontrando en los lugares menos inesperados-, las estrellas de cine parecen estar empeñadas en brillar por su ausencia. Inlcuso los cineastas mexicanos: Naranjo, Plá, Escalante y Eimbcke, han denegado la invitación para presentar su filme.

Pero al final, creo eso es lo que menos importa, porque si algo luce en un certamen fílmico, son las películas y es lo que me he dispuesto a ver en estos días. Entre lo que me ha llevado el destino a presenciar es la violenta, entretenida y tramposa Perro come perro, de Colombia; las mexicanas Voy a Explotar, de Gerardo Naranjo y Desierto Adentro de Rodrigo Plá, que no hace más que una aplogía sobre la culpa o la culpa llevada a un extremo casi inverosímil, pero que habrá que reconocer que es un diagrama quirúrgico de la manera en la que se conformó el pensamiento de la sociedad mexicana que siempre se siente tan culpable de todo. 

El otro caso que quiero mencionar es el de una programación de cortometrajes, y es que es una historia que casi no podrán creer y que me hizo preguntarle a la vida:  ¿Por qué a mi?

Resulta que estuve durante tres días esperando la función de cortometrajes en competencia internacional en Mar del Plata y de repente, por fin llegó el día y la hora: 18:45 en un cine llamdo Ambassador.

Pues ahí estaba sentado esperando la proyección del corto mexicano Azul hiel lúgubre néctar (Foto), de Luis Felipe Hernández, que aunque tiene un nombre poético, me recordó los títulos que Julián Hernández y compañía, le suelen poner sus largometrajes.

Pues resulta que comenzó la función de cortos y empezaron a desfilar por la pantalla trabajos realmente desastrozos y otros, que sólo tenían espíritu y muchas ganas. Pero hubo uno de origen húngaro, llamado Cuckoo tan aburrido, que comencé a cabecerar en mi incómoda butaca. Y no sólo eso, sino que me dormí.

Desperté con un una historia de japonés que hablaba español en Chicago o en Nueva York del que no entendí ni J. Entonces me preapré para el momento que tanto esperaba…. Pues no, que se prenden las luces y nos echan pa’ fuera.

Desconcertado, revisé mi programa para verificar que estaba en la sala de proyección correcta y ¡oh sorpresa!, el filme mexicano pasó justo durante el tiempo que yo estuve dormido. Es decir, dormí al rededor de 12 o 13 minutos y eso fue suficiente para perderme la exhibición de la única cinta de corotmetraje que compite en este festival argentino.

Obviamente menté madres a todos, incluyendo al cambio de horario mexicano que me hace estar a 4 horas de diferencia con el DF, un cambio de horario que me hace almorzar (por primera vez en mi vida lo juro) una Che-Big-Mac a las 8 de la mañana y cenar helado a la 1 de la madrugada.

Supongo que es parte del destino y de la aventura de estar por tierras sudacas. Mañana no se pierdan un diccionario básico mexicano-argetnino que  he preparado y que promete ser toda una delicia.



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