Mejores y peores remakes de películas de terror

Género caníbal por excelencia, el horror fílmico se ha alimentado siempre de sus propias propuestas, regurgitándolas una y otra vez en nuevas versiones o remakes de películas de terror que, de los ya legendarios monstruos de la Universal a nuevos clásicos como La Mosca o Michael Myers de Halloween, resultan las más de las veces en engendros aberrantes, abortos que no deberían haber visto la luz de un proyector.

Hay cosas con las que el hombre no debería de meterse y, sin embargo, por cada churro como La maldición (1999) hay por ahí otro remake que, muy de menos, nos recuerda lo buena que fue la cinta original.

He aquí un top de remakes de películas de terror, algunas que estuvieron a la altura o de plano son olvidables.

PEOR: The Blob (La mancha voraz, 1988)

Con el rumor de una tercera versión en puerta, no está de más pasar revista a la infame mancha voraz, quizás el espécimen menos apreciado de aquél exitoso revival de filmes de horror de los años 50s que incluye también a La cosa de otro mundo (1982) y La Mosca (1986) —cintas que habrían de explotar al máximo los avances en las técnicas de efectos especiales para trascender lo más precario de aquellas B-movies en que se inspiran—. Y es que, ya sea aquí o en su versión original de 1958, The Blob es el perfecto ejemplar de una película de serie B: un meteorito cae cierta noche en un pacífico pueblecito gringo, liberando entre sus habitantes al primer monstruo fílmico genuinamente americano y demostrando que, como ya decía el póster, el horror no tiene forma.

MEJOR: Evil Dead 2 (El despertar del diablo II, 1987)

En ocasiones toca en turno al mismo propio autor original el acometer una nueva versión de un trabajo previo, tal y como haría Hitchcock con sus dos versiones de El hombre que sabía demasiado (1934) o, más recientemente, Michael Haneke con Juegos sádicos (2007). Y es que, de acuerdo con lo mismo críticos que aficionados, eso es justamente lo que Sam Raimi haría en esta secuela de The Evil Dead (1981), dedicando el primer rollo —y buena parte del segundo— a recrear lo visto en la primera cinta, y sólo entonces procediendo a narrar lo que, si nos ponemos exigentes, no es sino la mismita película.

PEOR: The Hitcher (Hitcher, asesino de la carretera, 2007)

En palabras del legendario crítico de cine y reseñista de rock Waldo Lydecker, la versión original de Hitcher, el asesino de la carretera (1986) constituye «un hábil ejercicio en gandallez pura» en el que Rutger Hauer, el maniático del título, se dedica a hacerle la vida imposible al chavo que le da un aventón, mera excusa para una cinta plagada de violencia psicótica y asesinatos «neomodernos». Producido por Michael Bay, el remake habría de perder mucho del filo de aquella, sin embargo, ocupado como se encuentra en coquetear con el teen horror al que pertenecen también Terror en Amityville (2005) y La masacre de Texas (2004), así como de seguro sus próximos remakes de —agárrense— Pesadilla en la calle del infierno y Los pájaros.

MEJOR: Assault on Precinct 13 (Masacre en la cárcel 13, 2005)

La filmografía del veterano maestro John Carpenter ha resultado pródiga tanto en remakes de su obra como en las nuevas versiones que el también director de La cosa de otro mundo (1982) y El pueblo de los malditos (1995) habría de acometer. Esta «re-imaginación» de Masacre en la crujía 13 (1976) se distingue de filmes como el remake de Terror en la niebla (2005) o la Halloween dirigida por Rob Zombie en 2007 en que, lejos de contentarse con abundar sobre los pormenores o antecedentes de la historia, logra hacerla relevante y actual, sustituyendo a los pandilleros de la cinta original por un violento grupito de policías corruptos.

PEOR: Toolbox Murders (Hotel terror, 2003)

Tras una lamentable cadena de fracasos a lo largo de los 90s y lo que va del nuevo siglo, Tobe Hooper —el responsable de la infame Masacre en cadena (1974) original— habría de regresar por sus fueros con esta nueva versión de la cinta de 1978: la historia de una pareja que se convierte en víctima de los brutales crímenes de un desquiciado y su cajita de herramientas, luego de mudarse a un siniestro edificio de apartamentos que pareciera encontrarse en perpetua remodelación. Hooper habría de dirigir también el remake de Invasores de Marte (1953) en 1986, así como la miniserie de televisión La hora del vampiro (1979), adaptación de una novela de Stephen King que sería producida nuevamente en el año 2004 como El misterio de Salem’s Lot.

PEOR: The Wicker Man (El culto siniestro, 2006)

Filme representativo del ciclo de filmes de horror británicos que, de los propios remakes de la casa Hammer a películas como la inquietante Don’t Look Now (1973), habría de prosperar durante los años setentas, la historia de este policía que investiga la desaparición de una muchachita en una isla habitada por miembros de un culto pagano es considerada hoy clásica, una cinta sui generis que desafía toda categorización. Protagonizado por Nicolas Cage en el papel que antes hiciera Edward Woodward —acompañado en la original de 1973 por Christopher Lee, protagonista de la Drácula de Hammer—, el remake deshecha, sin embargo, el conflicto entre los herejes y las convicciones católicas del protagonista, en favor de un thriller mucho más convencional.

PEOR: Willard (La revolución de las ratas, 2003)

Nueva versión de aún otro popular filme setentero, remota época en la que el cine de terror parecía prosperar, pleno de vigor y originalidad. También fue la época en que el entonces aún infante Michael Jackson no sólo era todavía negro, sino exitoso y popular. Y la referencia no es gratuita. Jackson ganaría fama y fortuna al cantar el tema de Ben, la rata asesina (1972), secuela de la Willard (1971) original y cuya melodía resuena aún en esta cinta sobre un tipo introvertido que se vale de las ratas en su sótano para acometer una terrible venganza. La cinta habría de inspirar el ciclo de animales terribles que, entre tiburones y orcas, asolaría las pantallas allá en los años 70.

PEOR: Black Christmas (Gritos en la oscuridad, 2006)

Profundamente influido por la guerra en Vietnam y el movimiento de los derechos civiles, el cine de terror de la década de los 70s habría de constituirse, en buena medida, como el reverso oscuro del proverbial sueño americano. Dirigida en 1974 por Bob Clark —responsable lo mismo de la también clásica Children Shouldn’t Play With Dead Things (1972) que de Porky’s (1982)—, la versión original da cuenta de lo que ocurre cierta Nochebuena en que un homicida, tras fugarse del psiquiátrico en que se encuentra refundido, se despacha a las residentes de una fraternidad al ritmo de Noche de paz, y es considerada precursora de cintas como Halloween (1978) y la propia Viernes 13.

MEJOR: Night of the Living Dead (La noche de los muertos vivientes, 1990)

Quizás la franquicia más prolífica del género, el clásico filme de George A. Romero ha dado lugar no sólo a las continuaciones realizadas por él mismo, sino también a homenajes tipo El regreso de los muertos vivientes (1985) y sus secuelas, spaguetti horrors como la apócrifa Zombie (1979) y nuevas versiones como El amanecer de los muertos (2004) y la reciente Day of the Dead (2008). Dirigido por Tom Savini —el gurú del maquillaje de efectos especiales—, este remake resulta fiel a la original al tiempo que honra, al convertir a la antes catatónica Barbra en la heroína, las preocupaciones sociales de la saga original.

MEJOR: The Little Shop of Horrors (La tiendita de los horrores, 1986)

Originalmente una producción del legendario Roger Corman —verdadero monarca del cine de bajo presupuesto, y cuya filmografía incluye cintas como la versión de 1960 de La caída de la casa de Usher (1928) y demás fusiles de la obra de Edgar A. Poe—, quien se dice habría de filmar la película entera en tan sólo dos días y medio, por escasos 27 mil dólares y con un guión escrito en una tarde. Basada en un popular musical de Broadway, la versión ochentera es dirigida por Frank Oz —quien también dirigiera el remake en plan de comedia de The Stepford Wives (1975), Mujeres perfectas, de 2004—, y costó unas cien veces más.

PEOR: House of Wax (La casa de cera, 2005)

Convertida en uno más de los caprichos de Paris Hilton —la socialité metida a actriz a quien, por lo visto, nadie le ha informado que el único papel que le queda es el de millonaria frívola y snob—, lo cierto es que esta cinta es remake de la protagonizada por Vincent Price en 1953 y que, a su vez, era una nueva versión de una cinta viejísima llamada Mistery of the Wax Museum (1933). La historia del macabro museo que está siempre a la caza de nuevos añadidos a su colección es contemporánea de otros filmes de los 50s poblados por figuras de la talla de Price, y que también gozan hoy de nuevas versiones, como La residencia del mal (1999) o Trece fantasmas (2001).

PEOR: Mirrors (Espejos siniestros, 2008)

Gracias al inusitado éxito de Ringu (1998) y la popularidad del J-Horror, la modita de refritear filmes orientales habría de producir cintas tan dispares como El aro (2002) y su secuela, Imágenes del más allá (2008), Una llamada perdida (2008) o ésta, películas en las que un objeto de uso cotidiano resulta ser vehículo de una venganza del más allá. Entre el homenaje y el remake formal, la cinta protagonizada por Kiefer Sutherland —y dirigida por Alexandre Aja, responsable también de la nueva versión de Las colinas tienen ojos (1977)— retoma la premisa de la película coreana de 2003 Geoul Sokeuro —o Into the Mirror, por su título en inglés—, en la que un expolicía metido a vigilante de un centro comercial se convierte en instrumento de malignos espíritus.

PEOR: My Bloody Valentine (Sangriento San Valentín, 2009)

Esta nueva versión de aún otro clásico de la era del Betamax —Aniversario de sangre, de 1981— agrega el atractivo de la 3D a la consabida trama en la que un maniático homicida, oculto tras una máscara, regresa en busca de venganza al pueblito en que un accidente habría de cobrar la vida de varios mineros años atrás, en el aniversario de la tragedia y, para colmo, en pleno Día del Amor y la Amistad. La cinta se agrega así a la lista de remakes de slasher films que, de Cuando llama un extraño (1979) y Graduación sangrienta (1980) a Día de los inocentes (1986), habrían de explotar el éxito de Viernes 13 (1980) allá en plena década de los 80 .

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Antonio Camarillo Periodista y cineasta, es colaborador de Cine PREMIERE desde el año 2002, conductor de Horroris Causa en UAM Radio 94.1 FM y miembro del equipo de Mórbido: Festival Internacional de Cine Fantástico y de Terror. Actualmente imparte las materias de Narrativa, Guionismo y Géneros Cinematográficos en SAE Institute Mexico, así como talleres de guion para cortometraje.