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Renfield: asistente de vampiro – Crítica de la película

28-04-2023, 7:43:30 AM Por:
Renfield: asistente de vampiro – Crítica de la película

Renfield: Asistente de vampiro se esfuerza por innovar, y eso se agradece, aunque su renuencia a dejarse llevar con lo macabro y absurdo es notoria.

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La historia del conde Drácula ha sido contada un sinfín de veces desde que el personaje apareciera por primera vez en la novela de Bram Stoker publicada en 1897. De hecho, se puede decir, sin temor a equivocarse, que tanto el libro original como las múltiples adaptaciones que vinieron después formaron en gran medida la imagen arquetípica del vampiro que está plasmada en el imaginario colectivo: colmillos, capas, ataúdes y murciélagos. Estos elementos son tan icónicos que reinventarlos puede llegar a ser una tarea complicada. La película Renfield: asistente de vampiro intenta, precisamente, refrescar la narrativa de antaño para presentarla a una nueva generación.

Como su título lo indica, esta vez el protagonista no es Drácula, sino su fiel servidor, R.M. Renfield (Nicholas Hoult). Él ha pasado 90 años acompañando al tenebroso conde (Nicolas Cage) y se ha convertido en su “familiar”, es decir, alguien que le facilita la satisfacción de sus necesidades. Dicho de otra forma, busca víctimas con mucha pureza y nula maldad para llevarlas a la guarida del monstruo y que este chupe su sangre. Sin embargo, el lacayo, preso de la preocupación y la culpa que viene con su horrible trabajo, busca desesperado la forma de deslindarse de esa vida, así que, sin que su jefe se entere, acude a las sesiones de un grupo de autoayuda con sede en una iglesia.

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Crítica de la película Renfield: asistente de vampiro.

Ah, y un detalle importante: todo toma lugar en la época actual, evidenciando todavía más la búsqueda de un nuevo y joven público para estos universos creados hace más de un siglo. Así tenemos que, además de los elementos clásicos y góticos, ahora hay acción, romance, comedia negra y gore. Mucho gore.

Quizá la idea sonaba bien en papel, pero llevada a la pantalla no termina de cuajar. Si bien es cierto que resulta tentador cuando las compañías productoras anuncian que van a reinventar propiedades de legado para nuevas audiencias, la realidad es que la mayoría de las veces las producciones terminadas se sienten apresuradas, con muchos huecos argumentales. Renfield: asistente de vampiro no escapa de esto, pues inicia con la promesa de abrazar todos los símbolos y las temáticas del cine enfocado en vampirismo, pero flaquea constantemente al tratar de cumplir con todas las marcas del entretenimiento mediático actual.

La película Renfield: Asistente de vampiro.

La cinta inicia con una meticulosa recreación cuadro por cuadro del prólogo de la mítica adaptación Drácula, dirigida por Tod Browning en 1931. Es sorprendente ver a Hoult y Cage en blanco y negro, sobrepuestos donde deberían estar Bela Lugosi y Dwight Frye. Así se nos anuncia que estamos ante una suerte de secuela un tanto revisionista. No obstante, el principal tropiezo del conjunto llega cuando entramos a la Nueva Orleans moderna, que es donde se desarrolla el conflicto principal.

Crítica de la película Renfield: asistente de vampiro

Ya en el prólogo mencionado antes se adelantaba, con pequeños chistes en la narración voice-over, que tal vez los códigos en extremo formales de la narrativa antigua tendrían un buen maridaje con la comedia negra. Todo estaba listo para explorar las consecuencias de esa explosiva mezcla. Incluso las secuencias en las que hay chorros y litros de sangre se integran bien con los tropos que ya conocemos.

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Pero hay momentos que no entran de manera orgánica al paquete, como aquellos en los que Renfield se enamora y abre su corazón con Rebecca Quincy (Awkwafina, algo contenida, pero muy divertida), una policía que está intentando atrapar al mafioso Teddy Lobo (Ben Schwartz, en un registro camp delirante) y acabar con su célula criminal; o las escenas de pelea en las que el estelar se convierte prácticamente en un artista marcial y se pone a pelear con oleadas de maleantes. Hay una explicación para esto, pero aun así es desconcertante.

Lo que sucede es que el guion (escrito por Ryan Ridley a partir de una idea del productor Robert Kirkman) pierde su enfoque entre varias subtramas, dejando poco tiempo para explorar lo que habría sucedido al juntar el horror de influencias victorianas con la farsa. Hace falta un poco más de irreverencia. Por otro lado, la edición de Ryan Folsey, Zene Baker y Giancarlo Ganziano es poco consistente y nunca encuentra su camino. Aunado a esto, la producción se aboca totalmente a una tendencia que ha tomado fuerza en los últimos años, la cual consiste en justificar la maldad y redimirla.

Mientras en filme de Browning, Renfield abraza su insanidad y su vileza, aquí es un ser introspectivo y confundido que trata de encontrar su lugar en el mundo y busca cómo terminar su tóxica relación laboral con el conde. De nuevo, la idea es buena, sobre todo porque ofrece lecturas medianamente interesantes sobre la autoestima, pero no se desarrolla plenamente y el desarrollo del personaje principal va a la segura y cae en lugares comunes. Nicholas Hoult se desenvuelve con soltura en su rol, pero no despega del todo. Cage, por el contrario, se presenta como alguien solitario y salvaje, aportando una intensidad intoxicante.

No cabe duda de que la película Renfield: asistente de vampiro se esfuerza por innovar, y eso se agradece, aunque su renuencia a dejarse llevar con lo macabro y absurdo es notoria. No es más que una curiosidad. Lo que no se puede negar es que nos hace soltar algunas carcajadas y nos causa escalofríos siempre que un deschavetado e inquietante Nicolas Cage aparece en sus pocas escenas con sus dientes puntiagudos y su cara pálida. Citando a uno de los personajes: Cage “¡es el maldito Drácula!” Ese es motivo suficiente para entrar a la sala.

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autor Me fascina escribir, escuchar, leer y comentar todo lo relacionado con el cine. Me encanta la música y soy fan de The Beatles, Fleetwood Mac y Paramore. Mis películas favoritas son Rocky y Back to the Future y obvio algún día subiré los "Philly Steps" y conduciré un DeLorean. Fiel creyente de que el cine es la mejor máquina teletransportadora, y también de que en la pantalla grande todos nos podemos ver representados.
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