12 desafíos – Crítica de la película 12 Rounds
Una cinta de acción que tiene nula sustancia tras las explosiones.
Damas y caballeros: los héroes al estilo Steven Seagal no han muerto. Para todos aquellos que extrañan a su protagonista de acción echarse piruetas y desafiar a malosos que ponen intricados retos, ya existe una película de harta explosión, harta pelea cuerpo a cuerpo y harta persecución sin sentido. La película 12 Desafíos (12 Rounds) es protagonizada por John Cena, exluchador de la WWE.
Anunciada como “del director de Duro de matar 2 y del productor de Máxima velocidad”, 12 desafíos cumple lo que promete: es el hijo perdido de ambos filmes. La historia no tiene mucha ciencia: un policía frustra el escape de un terrorista de alto perfil, pero provoca la muerte de su amante (del maloso, no del policía). Corte a: un año después, el villano toma venganza secuestrando a la novia del otrora policía (porque lo ascendieron, claro está) e imponiéndole una docena de desafíos que: a) son prácticamente en tiempo real y b) provocan heridos y pérdidas materiales gigantescas… pero todo sea por salvar a la novia.
La estructura de la película 12 desafíos (12 Rounds) recuerda en gran medida a El juego, aquel subestimado filme con Michael Douglas, cuyo personaje luchaba contra un destino prefabricado por un poderoso –y siempre sigiloso- antagonista. La comparación arroja pros y contras: Por un lado, Michael Cena no es Douglas, sino una estrella de la lucha libre. Por el otro, los desafíos, aunque repletos de clichés y testosterona, sí elevan la adrenalina del espectador.
En realidad, no se puede esperar mucho de un cineasta que después de Duro de matar 2 se embaucó en La pirata y Exorcist: The Beginning.
Damas y caballeros: los héroes al estilo Steven Seagal no han muerto. Para todos aquellos que extrañan a su protagonista de acción echarse piruetas y desafiar a malosos que ponen intricados retos, ya existe una película de harta explosión, harta pelea cuerpo a cuerpo y harta persecución sin sentido.
Anunciada como “del director de Duro de matar 2 y del productor de Máxima velocidad”, 12 desafíos cumple lo que promete: es el hijo perdido de ambos filmes. La historia no tiene mucha ciencia: un policía frustra el escape de un terrorista de alto perfil, pero provoca la muerte de su amante (del maloso, no del policía). Corte a: un año después, el villano toma venganza secuestrando a la novia del otrora policía (porque lo ascendieron, claro está) e imponiéndole una docena de desafíos que: a) son prácticamente en tiempo real y b) provocan heridos y pérdidas materiales gigantescas… pero todo sea por salvar a la novia.
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