Alien
Inferior a lo que nos tenían acostumbrados y con una Sigourney Weaver rapada.
En la saga Alien no hay finales felices, eso nos recuerda el principio de esta tercera cinta, entre los cortes, podemos ver cómo sobrevive un embrión de la criatura que va en la nave con los sobrevivientes de Aliens. El inicio de la tres sucede justo en donde nos quedamos en la historia de James Cameron.
La nave se estrella en el planeta Fury-16, que funciona como una prisión de alta seguridad. La única sobreviviente es, naturalmente, Ripley, que deberá enfrentarse no sólo a la perdida de sus compañeros, sino al disgusto de todos los reos, y por supuesto al monstruo que se ha transformado en su pesadilla viviente y es cada vez más cercano a la propia Ripley.
Ésta es la primera película de David Fincher y aunque tuvo algunos aciertos al continuar la trama de las cintas anteriores, su elección por un escenario claustrofóbico con un sólo Alien resulta desatinada. La primera cinta de la franquicia utiliza magistralmente el recurso del encierro, el terror psicológico y el suspenso, lo cual hace que un sólo Alien baste para mantener la cinta. Para la segunda entrega, James Cameron opta por una temática bélica, transformando a Ripley en una mezcla de heroína y madre, dejando a un lado el suspenso a cambio de mucha acción. En esta tercera entrega, la acción y el suspenso son sustituidos por violencia y gore, razón por la cual ésta es la más sangrienta, pero no la más sólida. Los elementos que le dieron mucha fuerza a la cinta original, aquí se quedan cortos y mal utilizados.
Analicemos la situación: tenemos una prisión llena de violadores, asesinos y lo peor de la escoria social contra un sólo Alien, que además parece más pequeño que en las cintas anteriores –y es aquí donde aprendemos que el extraterrestre toma algunas características de su huésped–. El antagonista logra desmoralizar y aterrar a esos hombres fuertes y despiadados, sin embargo la situación que se plantea no se siente creíble, no como en las entregas anteriores. Aquí no hay nada que en verdad sustente el terror suscitado.
Otra de las fallas está en los personajes secundarios, pues con excepción del pastor de la cárcel, el elenco parece ser sólo un accesorio a lado de Ripley; carecen de fuerza e historia propia. No son personajes que aporten algo valioso a la trama y por momentos pareciera que están ahí solo porque no se podía hacer una cinta titulada Alien vs Ripley (aunque sería muy interesante).
Lo que levanta la cinta es precisamente Sigourney Weaver, que nos muestra una evolución adecuada a todas las experiencias vividas. Ya no es sólo una Ripley angustiada, sino que toma el control de la situación. Vemos a una heroína vulnerable y paranoica, pero no es como el resto, ella sí sabe qué esperar y desde el inicio ella es la que descubre que la amenaza es latente.
En este filme estamos ante un ritmo más lento que en las películas anteriores, y aunque los espectadores puedan asumir lo que sucede en la pantalla, por momentos no está claro hacia dónde se dirige Fincher. Y es que no es sino hasta más de la mitad de la cinta, cuando la acción comienza realmente y las situaciones tienen razones de ser.
La parte visual es uno de los grandes aciertos de esta entrega, ya que mantuvo una coherencia con las dos anteriores. Vemos un mundo frío y obscuro, metálico, llenos de laberínticos corredores en donde el monstruo se esconde y los humanos se pierden. Como en todas las cintas de Alien, somos transportados a un mundo que nos da un fuerte deseo de abandonarlo, un lugar donde sólo cosas malas pueden pasar.
A pesar de todas las fallas del filme, su desenlace no decepciona, pues cumple con los finales trepidantes y emotivos que han caracterizado a toda la saga.
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