Australia

Luhrmann es un director que siempre divide comentarios pero siempre tiene una visión. La envergadura de este proyecto es tan grande dentro de la economía australiana, que ha despertado pasiones encontradas. Muchos simplemente quisieran que Australia fracasara, y quieren tacharla de ser muy larga, o de ser excesiva, sentimental y a veces teatral, sin recordar que los grandes clásicos épicos son precisamente todo eso, bellos melodramas a grande escala, y por lo tanto, este filme encaja perfectamente en el género –a excepción de ciertos elementos notoriamente generados por computadora–. No viene a innovar sino a poner al país en el mapa, como un logro de la industria fílmica local y como una visión mitológica de su historia, mezclando cuidadosamente orgullo y crítica hacia esta nación.

En 1939, una aristócrata inglesa llega a Darwin en busca de su marido, propietario de un rancho ganadero en el desierto australiano. Completamente fuera de su elemento, las circunstancias la obligan a tomar el control y asociarse con el rebelde Drover, tanto para proteger a un niño mestizo como para salvar el rancho. Absolutamente todo es impecable: vestuarios y sets, la fotografía que captura la imponente belleza natural de la tierra, la música y, sobre todo, las actuaciones. Difícil decir quién lo hace mejor en este auténtico “quién es quién” de talento australiano, si la pareja principal, los villanos Bryan Brown y David Wenham, o el noble Jack Thompson y el místico David Gulpilil.

Aquí hay un nivel más profundo que el amor romántico; si bien la campaña publicitaria ha vendido el romance entre los personajes de Kidman y Hugh, el verdadero corazón de la cinta yace en la inolvidable actuación del niño aborigen Brandon Walters, y en el velado pero poderoso comentario social sobre las tensiones raciales en la Australia antigua –que aún repercuten en la actualidad– y las generaciones robadas. No es la única cinta que trata el tema, pero sí la primera que lo llevará masivamente más allá de las fronteras, para contar la injusticia que tantos vivieron en nombre de las buenas intenciones del gobierno, y que resuena fuertemente en el contexto de hoy en día, a casi un año de la disculpa oficial.

– Miguel González

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Sergio López Aguirre Stanley Kubrick alguna vez dijo "Para tener una visión más amplia, no sólo vean cine bueno, también el malo" obvio le hice caso en lo segundo y es muy divertido.