Dulces sueños

¿A quién no le gustaría poder controlar sus sueños? Tener la posibilidad de decidir sobre lo que uno quiere, o con quien quiere soñar, no parece en absoluto desdeñable. Lo mismo piensa Gary Shaller (Martin Freeman, Guía del viajero intergaláctico), un ex-rocanrolero convertido en músico de jingles en plena crisis existencial, que cada noche sueña con una seductora desconocida, interpretada por Penélope Cruz.

Ante los problemas profesionales -lidiando con el desmedido ego de su amigo, jefe y vocalista de su grupo (un estupendo Simon Pegg)-, aunado a los personales con su pareja (Gwyneth Paltrow, desquiciante) Gary busca el refugio permanente en el surrealismo inconsciente. La ayuda la encontrará en un Yoda de pacotilla (Danny De Vito), supuesto experto en la técnica de los sueños lúcidos.

Si bien el universo onírico no es del todo logrado, la fortaleza de la cinta la encuentra el novicio Director (hermano de Gwyneth) en su reparto y las curiosas puntadas del guión. Uno de esos momentos es cuando Gary conoce al equivalente en la vida real de la mujer de sus sueños. Como Dudley Moore con Bo Derek en 10, La Mujer Perfecta o  Gene Wilder con Kelly LeBrock en La Chica de Rojo, nuestro héroe descubrirá que la atracción física no va ligada de la compatibilidad de personalidades.

Interesante y divertida puesta en escena sobre la depresión y las medidas extremas a las que se pueden llegar para evadirse de la realidad.

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Sergio López Aguirre Stanley Kubrick alguna vez dijo "Para tener una visión más amplia, no sólo vean cine bueno, también el malo" obvio le hice caso en lo segundo y es muy divertido.